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El creador de los cañones

Esta es la historia de cómo el coronel Patricio de León, bajo las órdenes de Venustiano Carranza, logró diseñar y construir en Piedras Negras con una técnica improvisada, usando materiales que tenía a mano, el primer cañón fabricado en México.

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Por: Otto Schober
 
A 112 años de que Piedras Negras se convirtió en Cuartel del Ejército Constitucionalista, reproducimos algunos de los importantes eventos que aquí tuvieron lugar. En la revista castrense El Legionario, órgano de la legión de honor mexicana, de la Secretaría de la Defensa Nacional, en la publicación del 6 de noviembre de 1967, apareció una carta del coronel Patricio de León, dirigida a su director, general de brigada Arturo Jiménez de Lara, para aclarar que no fue el ingeniero Carlos Prieto el constructor de los primeros cañones del Ejército Constitucionalista en la maestranza o casa redonda de Piedras Negras en 1913, sino él.
 
En el interesante documento, narra que: “a principios de 1913 trabajaba como mecánico en los talleres de los ferrocarriles en Piedras Negras y que antes de la llegada de Carranza a la ciudad, las autoridades habían ordenado el cierre de todos los talleres. Carranza comisionó en Piedras Negras a Lucio y Juan Dávila para reclutar a los mecánicos que pudieran reparar armas y fabricar municiones y Patricio de León fue el primero en ponerse a sus órdenes y se reabrieron los talleres. Los primeros días laboró sólo, reconstruyendo armas sin ninguna remuneración económica, reparando carabinas, fabricando baleros para reconstruir cartuchos 30-30, fabricando bombas de mano y hechuras de otros artefactos de guerra, con tanta eficiencia, que Carranza le pide intentar la construcción de un cañón.
 
Así que utilizando acero suave que existía en el almacén, aplicando una técnica improvisada y después de muchos días y noches de trabajo, quedó terminado el primer cañón rayado y con cerrojo hecho en México para la Revolución Constitucionalista. Como estaba familiarizado con las medidas inglesas, al dar la medida de 2 pulgadas y media, el calibre del cañón resultó en milímetros, más o menos en 63, con una longitud de un metro. El cañón fue llevado en una plataforma de ferrocarril a los llanos de Río Escondido para probarlo, a unos cuantos kilómetros de Piedras Negras, realizándose 8 disparos que resultaron en un éxito completo.
 
Patricio de León tuvo que diseñar y fabricar los cartuchos, el casquillo se fundía con una aleación semejante al latón y terminados en un torno. Como fulminante se le ponía un cartucho de pistola calibre 44, las balas se fundían con su respectiva cinta de cobre, que con el rayado del cañón se conseguía la rotación y la buena dirección de la bala. A la espoleta de las balas se les ponía un cartucho de pistola calibre 32. Posteriormente se incorporaron varios mecánicos para fabricar cartuchos en serie utilizando el diseño de Patricio de León, quien fabricó personalmente todas las piezas fundamentales de ese primer cañón, solo con la ayuda de sus hermanos Laureano y Pedro para elaborar algunas piezas menores, las cureñas se las encomendó al pailero José Galindo”. Mañana la conclusión de esta historia. (Tomado de la revista “El Legionario”, de la Secretaría de la Defensa Nacional, del 6 de noviembre de 1967).
Continuando con el contenido de la carta que escribió el coronel Patricio de León, publicada el 6 de noviembre de 1967 en la revista castrense El Legionario, órgano de la legión de honor mexicana, de la Secretaría de la Defensa Nacional, para aclarar que fue él y no Carlos Prieto el que fabricó los primeros cañones constitucionalistas, Patricio de León narra que: “Cuando llegó a Piedras Negras el Ing. Carlos Prieto junto con Manuel Pérez Treviño, el primer cañón ya estaba terminado y aprobado. Carlos Prieto con una cuadrilla de mecánicos construyó dos cañones de 76 milímetros, utilizando los ejes motrices de las locomotoras, porque los ejes de furgón no daban la medida de 75 milímetros. Desafortunadamente por la escasez del material adecuado, principalmente para sus cerrojos, no permitieron que sus cañones fueran efectivos, quedando sus cerrojos dañados e inservibles en los primeros disparos. 
 
Estos dos sólo se utilizaron para engañar al enemigo. Don Venustiano Carranza le ordenó urgentemente a Patricio de León la construcción de otro cañón idéntico al primero, pero ahora lo quería de 75 milímetros de calibre para uniformar las municiones. Al primer cañón de Patricio fue bautizado en campaña como “el rorro” y se estrenó en la primera batalla de Candela el 8 de julio de 1913. Su actuación fue decisiva para dominar y tomar esa plaza, sus artilleros fueron Jacinto B. Treviño y Alberto Salinas Carranza, que luego fueron generales. “El rorro” participó en varios combates hasta la terminación de aventura constitucionalista en la Ciudad de México sin sufrir ningún desperfecto. El segundo cañón que fabricó Patricio de León, el de 75 milímetros, se quedó en Monclova, después de los combates en la loma de la Bartola, porque al estarse retirando las fuerzas constitucionalistas que llevaban al cañón a cabeza de silla, al atravesar la vía del ferrocarril, cuyos rieles estaban muy altos, se le desgranó una rueda y tuvieron que abandonarlo. 
 
Este cañón cayó en manos federales al mando del general Joaquín Mass, quien, al verlo, según el testimonio de algunos testigos, dijo que los norteamericanos estaban ayudando a Carranza, porque no creía que sus ignorantes soldados no podrían construir cañones como ése y lo envío al presidente Huerta como prueba de lo que afirmaba a la Ciudad de México. Existe una fotografía del archivo Casasola, en la que aparecen Lucio Dávila, Jacinto B. Treviño, el Ing. Carlos Prieto, José Galindo, Pedro de León, Patricio de León (con el cerrojo del cañón en su mano derecha), Laureano de León, Venustiano Carranza, Francisco L. Urquizo y Juan Dávila. El coronel Patricio de León, diseñador y constructor de los cañones de Piedras Negras, vivió en la colonia Hipódromo de la Ciudad de México hasta su muerte”. (Tomado de la revista “El Legionario”, de la Secretaría de la Defensa Nacional, del 6 de noviembre de 1967).

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