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Días de angustia culminan en muerte

Confesión señala que altercado se salió de control en la casa parroquial.

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Confesión seí±ala que altercado se salió de control en la casa parroquial.

Por: Redacción 

Saltillo, Coahuila.- En conferencia de prensa en donde la Diócesis de Saltillo presentó sus condolencias por la muerte del padre Joaquí­n Hernández Sifuentes, el obispo Raúl Vera López informó que el sacerdote, cuyo cuerpo fue encontrado ayer, “convivió fraternalmente” con sus agresores dentro de la casa parroquial y que ambos se encuentran detenidos.

“Lo que nos han dicho es que las personas que declararon y por las que llegaron a localizar el cuerpo del padre, es que empezaron en un ambiente de camaraderí­a en la misma casa parroquial; se suscitó algo que nosotros denominamos conflicto y que desgraciadamente tuvo ese final”.

El cuerpo del padre Joaquí­n, explicó el obispo Raúl Vera fue localizado semienterrado en las inmediaciones de Parras; “nos dicen que si no hubiera sido por una de las dos personas que intervinieron en el hecho, hubiera sido muy difí­cil (encontrarlo) estaba muy escondido entre veredas y brechas.

“No nos hablan de alguna enemistad que haya causado esto, y entendemos a la Procuradurí­a que todaví­a tiene que hacer muchos peritajes, no nos pueden decir cómo estuvo”, apuntó el obispo Vera.

La confesión de uno de los dos presuntos responsables del crimen del padre Joaquí­n, que comentó el Obispo, reveló la ubicación exacta a los agentes estatales, quienes a las 15:00 horas de ayer se desplazaron al lugar.

Autoridades de los tres órdenes, encabezados por el secretario de Gobierno Ví­ctor Zamora Rodrí­guez, se dieron cita en el sitio seí±alado como ampliación Barrio del Refugio, donde en el fondo de una loma se encontraba una zanja, ahí­ el cuerpo permanecí­a cubierto con tierra, en avanzado estado de putrefacción.

Elementos de la Subprocuradurí­a de Personas Desaparecidas acudieron al lugar, donde Servicios Periciales de la PGJE ya realizaba las investigaciones de campo.

Se ordenó que el cuerpo del sacerdote fuera trasladado al Semefo, en Saltillo, donde se practicó la necropsia y sus familiares acudieron a reconocer el cadáver.

Genera confusión

Ante los seí±alamientos de los familiares del párroco Joaquí­n Hernández Sifuentes, de que el obispo Raúl Vera les prohibió dar declaraciones, el prelado aseguró que eso no era cierto, que sólo los aisló en la Casa de Retiro para que no los molestaran.

“Yo no les dije, no, para nada. Lo que sí­, pero no se lo dije a ellos, la seí±ora (madre) es mayor y la llevé a mi casa para que no la vayan a molestar, nada más, pero no les dije a los familiares, eso es mentira (sic)”, comentó.

El religioso se negó a ahondar en el tema asegurando que nunca prohibió nada, y que se estaba confundiendo la situación.

Identifica a asesinos

Uno de los sobrinos del sacerdote fallecido Joaquí­n Hernández Sifuentes aseguró que el crimen que le costó la vida a su tí­o fue por motivos pasionales; mediante un contacto que el familiar estableció con Zócalo, afirmó que “los asesinos fueron tres, el que lo mató fue un mentado Chuy, amigo sentimental de él”.

Al mismo tiempo que el Obispo confirmaba en rueda de prensa que Hernández Sifuentes tuvo una pelea dentro de la casa parroquial con otras dos personas con las que estaba conviviendo, un sobrino del fallecido confirmó que por ser un crimen pasional “no quieren que salga a la luz pública”.

Las autoridades de Nuevo León, donde se encuentran las dos únicas personas detenidas hasta el momento por el caso, no han informado sobre los nombres de los presuntos delincuentes, sólo se sabe que los dos son hombres. Tanto la declaración del Obispo como la del sobrino del presbí­tero fallecido, coinciden con la del vecino que vio cuando dos jóvenes se llevaban el automóvil modelo Derby de la casa parroquial ubicada en la colonia La Aurora, en la calle Encino. Según lo que narra la fuente “Chuy se salió de control y le pidió dinero para más alcohol y mi tí­o no accedió y lo golpeó en la cabeza, de ahí­ lo subieron al carro”. Quien aseguró ser familiar de Hernández Sifuentes y mantuvo comunicación con Zócalo mediante una conocida red social, aseguró que el sacerdote tení­a una pareja sentimental que incluso conviví­a con la familia y que fue testigo del hecho. “Fue quien le dijo al Obispo donde estaba, por remordimiento”, esa versión también coincide con lo dicho por Vera López, quien comentó que de no haber sido porque alguien alertó del lugar donde dejaron el cuerpo hubiera sido imposible ubicarlo. La última reunión Un par de dí­as antes que terminara el aí±o 2016, un grupo de mujeres se reunieron en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús; el sacerdote Joaquí­n Hernández Sifuentes las congregó para llevar comida a los indigentes, fue la última vez que se reunieron con él. Tení­a 42 aí±os, y hace 12 comenzó su carrera como presbí­tero. Se ordenó un 8 de octubre y en la primera iglesia que ofreció su servicio sacerdotal fue en la de Nuestra Seí±ora del Buen Suceso, en el municipio de Castaí±os. Hace casi cuatro aí±os llegó a Saltillo, por órdenes de Raúl Vera López se le encomendó acompaí±ar al párroco Rodolfo Pachicano como vicario de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en la colonia La Aurora, lugar donde fue visto con vida por última vez. “Le gustaban las patitas de puerco y las tostadas con pollo”, comentaron los feligreses que lo conocieron y compartieron la mesa con él. “Se chupa los dedos porque le gusta mucho comer en casa. Era una persona muy noble y tuvimos la oportunidad de tenerlo en nuestra casa varias veces, lo invitábamos a comer”, aseguró su amiga Yolanda. Legado de unión Joaquí­n Hernández Sifuentes apareció sin vida ayer, después de 10 dí­as de búsqueda que le consumieron energí­a y mermaron el ánimo del Obispo, quien dijo sentir “un peso enorme en la espalda” por el hecho. Además de sacerdote, Joaquí­n le heredó a la Diócesis un legado a favor de la unión de la familia. Fray Raúl Vera puso bajo la responsabilidad de Joaquí­n la Pastoral Familiar de la Vicarí­a Juan Pablo II, una de las más importantes del Obispado. En cada comunicado la Diócesis refrendó su apoyo al sacerdote fallecido, confiaban en él porque además de su labor por la familia como institución, hizo carrera en el apoyo a los necesitados colaborando para el Asilo del Buen Samaritano. (Con información de Rosalí­o González/Arturo Estrada) Sin temor, clérigos continúan su labor Ante el fallecimiento del padre Joaquí­n Hernández Sifuentes, la Iglesia católica pide que se esclarezca el caso, y se estarí­a pidiendo por el eterno descanso del sacerdote, quien en vida hizo grandes obras. El padre Roberto Luna, comentó que es obligación de la Policí­a Investigadora se esclarezca el caso, por lo que esperan que esto se pueda realizar lo antes posible, para evitar que este tipo de situaciones se vuelvan a presentar. Aseguró que ellos no tienen temor de ser secuestrados y asesinados, pues están haciendo su trabajo, que es dar a conocer a los feligreses la palabra de Dios y llevar un mensaje de paz y amor. “Nosotros estamos seguros de que nada malo pasará, estamos haciendo nuestro trabajo, nada más”, seí±aló. Por su parte, Eduardo Neri, párroco de Santiago Apóstol, quien viajó a Saltillo, destacó que este tipo de casos son muy lamentables y que le corresponde a las autoridades esclarecer esta situación y darla a conocer, “y esperamos que lo hagan”. Finalmente, pidió a los fieles católicos que oren por el eterno descanso del padre Joaquí­n Hernández Sifuentes, quien fue un gran hombre y que realizó grandes obras. Evangelizar y viajar, sus pasiones El 22 de marzo del 2009, el padre Joaquí­n abrió una cuenta de Facebook donde periódicamente compartí­a fotografí­as y momentos de su vida: su última clase de maestrí­a, la convivencia con sus amigos y hasta sus vacaciones. En las redes se declaraba “comprometido” y como perfil tiene una imagen religiosa; ninguno de sus amigos dentro de la casa parroquial ha podido hablar, lo tienen prohibido por la Diócesis, que todo ha informado mediante textos. El padre Joaquí­n viajaba con cierta frecuencia, tiene fotografí­as vacacionando en Xilitla, un pueblo mágico en la Huasteca de San Luis Potosí­, así­ lo manifiestan sus fotografí­as en el Castillo Surrealista de Edward James. También visitó destinos de turismo religioso como la Basí­lica de la Virgen de Guadalupe, donde se fotografió desde el popular ángulo a los pies del altar del templo. La mayor cantidad de fotografí­as que subió a la red son trabajando, evangelizando, en medio de los movimientos con los jóvenes, en un retiro, en unas Vacaciones con Jesús, comiendo con feligreses, compartiendo con gente que asistió a su iglesia para recibir alguno de los sacramentos. (Rosalí­o González) ‘Persona trabajadora y sencilla’ La confirmación de la muerte del sacerdote Joaquí­n Hernández Sifuentes conternó a la base católica de la Región Centro, sobre todo de la gente de Frontera y Castaí±os, luego de que estuvo presente en dos templos de estos municipios cuando era diácono, bajo el amparo del padre Marco Antonio Medina. Ante esto, destacó que fue un colaborador cuando estuvo en la parroquia del Verbo Encarnado, en la colonia Occidental Norte, en Frontera. “A mí­ el Obispo me lo asignó cuando Joaquí­n era apenas un ministro... cuando me cambian para Castaí±os, el Obispo me dice que me lo traiga conmigo, para que me ayudara”, expuso. “Luego, ordenado diácono sigue conmigo, posteriormente recibe su ordenación como presbí­tero, siguió aquí­. “En el tiempo que estuvo conmigo era una persona sencilla, humilde, trabajadora, disponible, obediente, acomedida, una persona bastante buena”, comentó el padre Marco. (Feliciano Contreras)
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