
Las âíguilasâ dominaron el partido ante Xolos, aunque cuando se vieron alcanzados en el marcador apareció la figura de Dos Santo.
Por: Excélsior
Ciudad de México.- El América fue imperioso, pero se llevó un susto en los minutos finales, mismo que supo apagar con dos tajantes jugadas que le dieron el triunfo por 3-1, en el estreno goleador de Giovani Dos Santos ante un Azteca semivacío pero ruidoso.
El guardameta de las âíguilasâ Oscar Jiménez, que seguramente una noche antes tuvo problemas para conciliar el sueí±o ante su oportunidad de llenar el ojo de Miguel Herrera tras la partida de Marchesín, apenas tocó la pelota durante la primera parte.
Los locales tuvieron a su antojo el manejo de partido, lo que alcanzó para generar algunas jugadas que acercaron al América. La más importante, apenas iniciado el duelo, cuando Nicolás Castillo le pegó al poste luego de una prodigiosa faena que construyeron el chileno y Andrés Ibargí¼en.
Castillo se notaba cómodo sobre el campo. Pero un choque aparatoso con el arquero Gibrán Lajud en la madurez del primer tiempo, lo mandó a las regaderas y con una preocupante molestia en la rodilla.
Muy temprano los fronterizos comenzaron a evidenciar signos de fatiga. Pero el América tampoco parecía encontrar el toque creativo, aunque sí se topó con la calidad en una de sus pocas figuras que aún no han obtenido un boleto a Europa. Guido Rodríguez prendió el esférico desde afuera del área y anotó el gol que parecía ser definitivo.
Sin embargo, los pupilos de íscar Pareja respondieron de inmediato gracias a la viveza de Camilo Sanvezzo, quien robó la pelota a Emanuel Aguilera y se enfiló para vencer a los guantes de Jiménez, en la única exigencia que tuvo.
El silencio inundó el Coloso de Santa írsula, pero Renato Ibarra devolvió la alegría, cerrando la pinza a un servicio de Giovani al 43â, y el propio Dos Santos se terminó por ganar a la afición sirviendo el postre con una definición exquisita de âvaselinaâ, abrochando un partido que creció en los minutos finales, y que otorga firmeza al Nido, en medio del sismo generado por la fuga de sus figuras.