De acuerdo a la familia, Bayron Max, nombre con el que llamaban al perro, era una de las mascotas de doí±a Rosalba
Por: Agencias
Monterrey.- Fueron varios kilómetros los que el animal caminó para llegar hasta las capillas donde se despedía a su dueí±a, desde el Rancho Escondido hasta la funeraria del DIF ubicadas en el centro de Montemorelos.
De acuerdo a la familia, Bayron Max, nombre con el que llamaban al perro, era una de las mascotas de doí±a Rosalba, quien tenía su domicilio en la comunidad del Desagí¼e, en el conocido Rancho Escondido.
La mujer tenía aí±os con el perro, que junto con otros animales de granja, eran sus acompaí±antes en su domicilio.
Tras un padecimiento de cáncer, la mujer tuvo que abandonar su hogar en los últimos meses para ir a vivir con sus familiares, sin embargo volvía a su casa solo para alimentar al perro que la esperaba impaciente.
Hace unas semanas ella ya no pudo volver, pues la enfermedad arreció y cuando su familia fue a buscar al animal, éste ya no se encontraba en su domicilio.
Ella, en sus últimas peticiones y encargos con su familia pidió proteger al animal pues les aseguraba que en sus momentos difíciles durante sus crisis de dolor generadas por el cáncer, Bayron se acercaba a ella y con sus patas la abrazaba y la consolaba entendiendo que estaba sufriendo.
"Vayan por el por favor, denle de comer" pedía siempre, ella no supo que el perro se había escapado cuando ella dejo de ir, contó la sobrina de doí±a Rosalba.
Quince días después de la desaparición del animal, Doí±a Rosalba murió y fue justo en la maí±ana de su sepelio, cuando apenas el cuerpo era dejado para su velación en las capillas, que sorprendentemente llegó hasta la funeraria.
"Fue sorprendente y muy conmovedor para todos ver llegar al perrito, muy desmejorado por el tiempo que estuvo sin atención, pero como sollozando, ladrando, llegó hasta la sala donde estaba el ataúd de su dueí±a". De ahí ya no se despegó más, el sabía que ella se encontraba ahí, reconoció a todos los familiares que le dieron de comer junto con ella en los últimos meses, y ya no se movió de ahí", dijo Lala, una sobrina de la fallecida.
Bayron Max se quedó todas las horas del sepelio, no quiso comer nada, recibió junto con toda la familia el carií±o de los que acudieron a despedir a doí±a Rosalba, y todos fueron conmovidos por la entrega, amor y fidelidad de un animalito que supo estar hasta el final con quien le dio todo en vida.