Piedras Negras, Coahuila; 27 de noviembre del 2023.- El 25 de octubre de este año, a las 00:15 horas, el poderoso huracán categoría 5 Otis tocó tierra en Acapulco con vientos sostenidos de 270 km/h y rachas de 330 km/h. Los daños fueron incalculables, y las asociaciones civiles siguen disputando la cantidad de víctimas humanas con el gobierno federal.
En medio de la tragedia, una familia nigropetense que se encontraba en dicha ciudad en un viaje de negocios vivió en carne propia la furia de la naturaleza, sobreviviendo gracias a su amor, apoyo incondicional entre ellos y, en sus propias palabras, gracias a su fe en Dios.
En entrevista este lunes con la licenciada Claudia Sánchez en Abrazando la Vida, el matrimonio conformado por Isidro de los Santos y Ana Paty Chavarría relataron la amarga experiencia vivida, tomándola como una oportunidad de dar un mensaje de fe y fortaleza.
“¡O NOS VAMOS, O LOS DEJO!”
Isidro y Paty relatan que el 24 de octubre se encontraban en Acapulco por motivo de una conferencia de negocios. La inauguración sería en la tarde de ese día contando con la visita de la gobernadora. Con extrañeza vieron que la funcionaria no llegaba, mientras que por internet les llegaban notificaciones de que la tormenta tropical iba gradualmente aumentando de fuerza.
Al ver que la inauguración no tomaba lugar y ya eran las 9 de la noche, acudieron a una cena de negocios que ya tenían agendada. Apenas poco más de una hora después, reciben un mensaje del operador del vehículo que habían rentado, alertándolos de que el clima estaba empeorando y que era urgente que se retiraran.
La seriedad de la situación quedó clara con el ultimátum que les dio: ¡O nos vamos, o los dejo!
TRES HORAS BAJO LA FURIA DE OTIS
Una vez que llegaron a la casa en donde se quedaban, se prepararon junto a la veintena de personas que ahí había, entre acompañantes y empleados, para pasar la noche.
Paty e Isidro recuerdan cómo todo se fue saliendo de control:
Empezaron a tronar todas las ventanas. La casa entera comenzó a temblar y, de pronto, el techo del recibidor fue arrancado por el viento y la fuerza del mismo comenzó a derribar secciones de los interiores sobre los habitantes, quienes para entonces ya se habían reunido en una sola habitación y con cojines se protegían de los pedazos de construcción y cristales que les caían sobre la cabeza.
LA FE Y SU AMOR FUE LO QUE LES DIO FUERZA
“Te das cuenta de lo vulnerable que eres y de que el único que te puede ayudar es Dios”, señaló Isidro al recordar cómo se sintió durante la tragedia. Por su lado, Paty reconoció que entró en pánico pues temía que pasaría con sus cinco hijos si se quedaban sin padre y madre de un momento para otro.
Fue la religión les dio fuerzas, recordaron que había un rosario en otro cuarto y uno de sus compañeros enfrentó la fuerza del viento para ir por él.
Con el rosario en mano, Paty recuerda como los ahí reunidos pasaron las tres horas rezando, y ella misma pidiendo a su padre ya fallecido que intercediera por sus vidas. Con certeza, señaló que “su padre estaba ahí”.
“Al rezar”, afirmó Isidro, “sentíamos que bajaba la intensidad del viento. Estuvimos rezando todo el tiempo que estuvo el huracán”.
Isidro y Ana Paty se consideran un matrimonio bendecido, y tras sobrevivir ahora buscan encontrarle un sentido a esta segunda oportunidad que sienten que Dios les dio y reflexionan sobre los cambios provocados en su perspectiva.
Y ese es el principal mensaje que Isidro de los Santos quiere dejar a quienes escuchen esta historia:
"Valoren la vida, valoren a sus seres queridos, valoren a su pareja y díganle que la quieren, respétenla y vivan cada día como si fuera el último porque en un abrir y cerrar de ojos te cambia la vida. Nunca sabes lo que Dios tiene preparado para ti. Vivan la vida de la mejor manera."
ACS
