Piedras Negras, Coah.- Un grupo de alrededor 2 mil personas, donde hay infantes y mujeres embarazadas, caminan por la carretera 57 rumbo a Piedras Negras con el fin de cruzar la frontera, van deshidratados, algunos niños incluso se han desmayado.
Aunque la Cruz Roja ofrece apoyo de hidratación con tres unidades, no se dan abasto para poder atender al grupo de personas que llegan con evidentes daños causados por las altas temperaturas, algunos con signos de probable golpe de calor.
La mayoría son de Venezuela, pero se suman otras nacionalidades, como Colombia, Ecuador, Cuba y Honduras, la mayoría precisa lo difícil que ha sido cruzar México, tanto por los largos trayectos, las condiciones climáticas, los robos de celulares y dinero, donde señalan a autoridades en los puestos de revisión.
Liliana camina tomada de la mano de su hija de 11 años de edad, la madre venezolana, hace en esos momentos un pedido de ayuda al señalar las condiciones en las que transitan, sin agua, sin comida.
“Vienen muchos niños atrás desmayados, no traemos agua, venimos en una lucha todos”, enfatiza.
En el grupo que la acompaña formado por su familia, viene otra de sus hijas, una adolescente con condición de autismo que se ha desmayado ya en dos ocasiones en el trayecto.
Liliana decidió salir de su país por la situación política y económica en la que se encuentra, relata que todos los que la acompañan son profesionistas, pero ya no podían estar más en Venezuela.
Intentaron poner una cita en CBP One, pero nunca pudieron, fue así que decidieron unirse a la caravana, con la intención de cruzar a Estados Unidos.
Es mediodía y el sol cala en la piel, el grupo no para de caminar, quieren llegar al río, luego de más de un mes de haber salido de su patria. Cruzar México ha sido lo más difícil en su tránsito.
“El clima, el calor, las distancias, nos bajan de los autobuses, nos bajan del tren”, indica al momento de despedirse.
La pequeña Victoria ofrece una bella sonrisa y saluda a los automovilistas que pasan, tiene un año y medio de edad y va sobre los hombros de su papá Juan, quien precisa han llegado desde Colombia.
“La vida es muy dura en Colombia, hay mucha violencia, los servicios muy caros”, precisa, mientras toma de la mano a su esposa Angélica y continúan su camino.
Otro pequeño grupo familiar conformado por Diego, Estefani y el pequeño Tiago, relatan que han salido de Venezuela desde hace un mes, pero para ellos la situación ha sido sumamente complicada.
Señalan que en los retenes ubicados a lo largo de la carretera, autoridades de una corporación policiaca y elementos que creen son de Migración, les han quitado 500 pesos para poder pasar.
“En los autobuses pasa lo mismo, te bajan si no les quieres dar plata”, señala el hombre que se dedicaba al comercio en su país natal.
“Lo más difícil es pasar México, tanto por la Policía y la Migración, pero con el favor de Dios esperamos poder cruzar”, expresa.
Con cinco meses de embarazo Carolina, de 34 años de edad, camina junto a su esposo y su hija de seis años Britany y comparte que ha sido difícil caminar bajo el sol en su condición.
No obstante, destaca que entre todos se cuidan y afortunadamente no ha sufrido alguna situación de salud que complique su embarazo.
“Esperamos pasar con el favor de Dios, que todo salga bien y echar para adelante”, expresa.
Relata que trabajaban en el comercio su esposo y ella, pero la situación económica es muy complicada, pues señala que hay trabajos que sólo tienen una paga de 10 dólares al mes.
“Con eso no te alcanza nada”, señala.
Dejó dos hijos más grandes en Venezuela y espera poder cruzar, para posteriormente llevárselos a vivir con ella.
Hace cinco meses salió de Venezuela, cruzó la selva del Darién embarazada sin saber, cuando llegó a México se hizo una prueba, por ello decidieron esperar un poco al tiempo que intentaban hacer cita en CBP One, por lo que se establecieron en Monterrey donde su esposo trabajó.
Pero, al no poder obtener una cita en la aplicación, decidieron integrarse a una de las caravanas que han llegado a Piedras Negras y que forman parte de las más de 12 mil personas que ya han cruzado por esta frontera hacia Eagle Pass, Texas.
“A nosotros nos han tratado bien”, indica.
Finalmente, otro grupo integrado por dos hombres y una mujer, relatan que fueron víctimas del abuso de autoridades, quienes les robaron celulares.
“En un retén nos metieron a un cuarto negro oscuro, nos quitaron todo, celulares, dinero, no hubo forma de no dárselos”, señala uno de los jóvenes.
“A mí me hicieron que me bajara incluso el pantalón, para mostrarles que no traía dinero escondido”, denunció una joven que prefirió no dar su nombre y que lamenta cómo hay algunas autoridades que abusan de su vulnerabilidad tanto por ser migrantes, como por ser mujeres.
