Por FRANCISCO VARGAS M.
El joven matador de toros aguascalentense Leo Valadez, quien participó este viernes 7 de julio de 2023, en lo que fue el tercer festejo de la ‘Feria del Toro’ de Pamplona, tuvo una actuación de enorme entrega, solvencia y valor ; estando por encima de sus dos toros, en los cuales escuchó palmas y ovación, estando cerca de cortar una oreja en su segundo, de hacer efecto la espada que dejó en el primer viaje; estando en ese mismo tenor de disposición sus alternantes Rafael Rubio “Rafaelillo” y Manuel Escribano.
Con clima nublado y soleado en la segunda parte del festejo, y ante un lleno en la Plaza ‘La Misericordia’, saltaron a la arena, seis toros de la ganadería de La Palmosilla, disparejos de presentación y de juego muy desigual. Primero, sin clase y corto; segundo, soso y deslucido; tercero, complicado y con peligro; cuarto, corto y defendiéndose; quinto; noble con fuerza muy medida; y sexto, noble pero desordenado en sus embestidas.
RAFAEL RUBIO “RAFAELILLO” (Sangre de Toro y Oro)
Con largas cambiadas cerrado en tablas, se abrió de capa con “Escandalito”, bregando enseguida, tomando su turno en quites Escribano, trazando ajustadas chicuelinas. Con muleta, ante el castaño astado corto de embestidas que le faltó clase, humillar y terminó defendiéndose, logró un trasteo entendido y aseado, sacando pases con enorme voluntad. Estocada desprendida efectiva recibiendo palmas.
“Mirlón”, fue el cuarto de la tarde, al que lanceó con voluntad lo mismo que hizo en su quite por chicuelinas. En el último tercio, con un toro manejable y que tuvo franqueza en sus primeras embestidas, logró pases vistosos donde intercaló adornos como molinetes rodillas en tierra. El toro se vino a menos, cambiando en su comportamiento, terminando, defendiéndose y cortó; logrando pases de mérito; sin faltar desplante rodilla en tierra. Pinchazo, estocada entera y silencio.
MANUEL ESCRIBANO (Gris Pizarra y Oro)
Se enfrentó en primer término a “Histórico”, al que recibió enfrente de la puerta de toriles en los medios rodillas en tierra con una larga cambiada, bregando posteriormente para fijar al negro burel. Enseguida Leo quitó por vistosas navarras. Cubrió el segundo tercio con facilidad por lo que escuchó palmas. Con pases a media altura, inició su faena de empeño y disposición con un toro soso y deslucido que llevaba la cara suelta, trazando pases de mérito, siendo la mayoría de ellos por el derecho, cerrando con manoletinas mirando el
tendido. Estuvo errático con el acero retirándose entre silencio.
El quinto fue “Aspirante”, por segunda vez se fue a los medios para de hinojos recibirlo con una larga cambiada, verónicas y revolera viendo los tendidos. Nuevamente pidió banderillas haciéndolo con más voluntad que lucimiento. Se puso rodillas en tierra para comenzar su faena con derechazos siguiendo con firmeza en sus series por ambos lados con pases templados a un toro de fuerza medida que llegó muy apurado en el último tercio, abrochando con ajustadas bernardinas. Otra vez falló con el acero por lo que escuchó un aviso y silencio.
LEO VALADEZ (Azul Celeste y Oro)
Su primero fue el cinqueño “Opíparo”, herrado con el número 71, de 555 kilos, con el que se abrió de capa con lances a la verónica a pies juntos, quitando por vistosas zapopinas, la última de ellas rodillas en tierra. Muleta en mano comenzó con pases por bajo para llevar a los medios al negro astado que embistió de manera descompuesta y las manos por delante, tirando el derrote en el último tiempo del pase; sin embargo, el joven aquicalidense a base de entrega y valor, le robó lucidos pases que el cotarro le valoró y reconoció, cerrando con manoletinas rodillas en tierra. Dejó una estocada caída para recibir calurosas palmas.
Con el cierra plaza “Carafeo”, número 74, el más pesado del encierro con 610 kilos, se abrió otra vez con verónicas a pies juntos. Una vez que fue poco castigado en varas, quitó por vistosas escobinas. Rodillas en tierra con pases por alto fue la manera de iniciar su faena, continuando con series por el derecho a la altura que le pedía el castaño, sacando pases templados. Por el izquierdo estuvo en ese mismo tenor de limpieza y solidez taurina ante las desordenadas embestidas del toro, estando siempre muy por encima del astado, logrando naturales largos y templados. En la parte final se puso rodillas en tierra para trazar derechazos de gran valor y exposición. Se fue con determinación colocado una estocada entera tendida, que no surtió efectos por lo que se vio en la necesidad de tomar la espada corta siendo premiado con ovación tras aviso.
