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Hoy, a 50 años del ‘Trenazo del Puente Moreno’, recordamos la tragedia que enlutó a Saltillo

“… en todos los barrios había velaciones, porque en ese entonces la gente velaba a los muertos en sus casas; Fueron más de 200 fallecidos, pero él número exacto de víctimas, quizá nunca lo conoceremos”, narra don Arturo Berrueto González, entonces Alcalde de Saltillo.

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Saltillo, Coahuila; 4 de octubre del 2022.- Al cumplirse este día 50 años del fatal descarrilamiento del tren de pasajeros que regresaba de Real de Catorce a Saltillo, con más de Mil 900 peregrinos que habían ido a venerar a San Francisco de Asis, de los cuales más de 200 perdieron la vida,  ZOCALO SALTILLO y TELE SALTILLO conversaron con don Arturo Berrueto González, entonces Alcalde de Saltillo, para recordar aquel devastador acontecimiento, conocido como ‘El Trenazo del Puente Moreno’, mismo que enlutó a nuestra ciudad, y que la dejó marcada para siempre.

“Estamos hablando del accidente ferroviario más grave que se ha vivido, no solo en Coahuila sino en todo México, y aunque en los años 40’s hubo uno muy lamentable en Casadero, San Luis Potosí, ‘El Trenazo del Puente Moreno’ ha sido el más grave en su tipo en nuestro país”, dijo don Arturo, al referirse a la enorme tragedia que dejó en los saltillenses una gran estela de luto y dolor, porque hubo familias enteras que murieron en ese fatal descarrilamiento. 

Don Arturo Berrueto González, quien era Presidente Municipal de Saltillo en octubre de 1972,  comparte como fue aquella experiencia del fatídico ‘Trenazo del Puente Moreno’, y como la enfrentó nuestra ciudad. 

 

Recordando aquellos trágicos hechos el exalcalde nos narra  que a la media noche de aquel cuatro de octubre, le llamó a su casa Genaro Gutiérrez, entonces Director de Seguridad del Estado, “y me dice hay un problema ferroviario, hazme favor de comunicarle al Gobernador (Eulalio Gutiérrez Treviño), y yo le digo, primero verifica que tan grave o importante es, para no molestar a don Eulalio si es algo sencillo, y a los pocos minutos me devuelve la llamada y me confirma que se trata de una tragedia muy grande, entonces le llamo  al Gobernador, paso por él a su casa, y nos dirigimos al lugar y subimos por la calle de Obregón, hasta llegar al llamado ‘Puente Moreno’”.

“Cuando íbamos por la Iglesia San José,  (Obregón y Zapateros)  venía un río de gente bajando, eran peregrinos que venían en los últimos carros, que ya caminaban hacía Saltillo, venían bien porque a ellos no los alcanzó lo más aparatoso del accidente;  pero también ya iba para arriba otro río de gente, de los clásicos ‘mirones’, que ya se habían enterado del accidente, y que iban a ver lo que había pasado, y a ver que se podían traer”, relata don Arturo. 

Comenta que “al llegar al lugar, pasada la media noche y en los primeros minutos del cinco de octubre, aquello era una ‘boca de lobo’, porque en ese entonces para ese sector aún no había luz de la ciudad, pero tuvimos apoyo de algunos automóviles que afocaron sus faros hacia el punto del accidente, para brindarnos un poco de visibilidad, lo que nos permitió ver la dimensión del accidente y el tamaño de aquella tragedia”. 

“Los carros repletos de pasajeros se habían telescopiado unos arriba de otros, unos estaban empezándose a incendiar,  porque en ese tiempo nuestra gente acostumbraba cargar botellitas de alcohol, que en aquel entonces se utilizaba para muchas cosas, incluso algunos hasta para tomar, y seguramente cuando se rompieron esas botellas se prendieron, y se comenzaron a incendiar algunos carros, y eso le dio mayor fuerza a la tragedia”. 

 

LAMENTOS, LLANTO, DOLOR. 

Comenta lo impactante que resultaba “que en el lugar se escuchaban lamentos de personas heridas, que aún estaban atrapadas, y también de familiares que para ese momento ya habían identificado a sus fallecidos y se escuchaba su llanto y su dolor tan grande”. 

El exalcalde de Saltillo narra que hubo un momento en el cual algunos de los sobrevivientes, indignados y con el coraje de haber perdido a sus familiares, querían linchar a la tripulación, eran como 100 personas las que tenían rodeadas a los maquinistas y operadores con la amenaza de lincharlos, pero la presencia de don Eulalio los puso en su lugar, por lo que un grupo de guardias encabezado por Genaro Gutiérrez, los trasladó hasta el Ministerio Público para levantar las actas correspondientes”.

“NUNCA CONOCEREMOS EL NÚMERO EXACTO DE MUERTOS”. 

Según las investigaciones, peritajes y levantamiento de datos oficiales, don Arturo comenta: “el Ministerio Público local se informó de 147 personas fallecidas en el accidente, pero luego en lo Federal se dio un número de 204 víctimas fatales, pero el número exacto de muertos nunca lo vamos a saber con certeza, porque hubo muchos heridos que estuvieron muriendo en los hospitales los días posteriores al accidente, y todos aquellos heridos con lesiones cerebrales con golpes graves en la cabeza, fueron enviados a hospitales de Monterrey”. 

LA TRAGEDIA REBASÓ A LA CIUDAD”. 

Don Arturo acepta que la infraestructura de auxilio, hospitalaria y forense que tenía Saltillo fue rebasada por el tamaño y dimensión de la tragedia, “pero afortunadamente tuvimos mucho apoyo de Monterrey, de Torreón, y de todas las ciudades aledañas, de donde llegaron ambulancias y patrullas, y nuestros hospitales eran insuficiente para responder a un hecho de tal magnitud. Ni el Seguro Social, ni el Hospital Civil (hoy Hospital Universitario) tenían tantas camas, ni pensarlo, suficientes para atender a más de 500 heridos, porque había personas lesionadas tiradas en los pasillos.   Los hospitales no estaban preparados para enfrentar una emergencia de ese tamaño, fue una tragedia que rebasó la capacidad de nuestra ciudad, pero Gracias a Dios tuvimos mucha ayuda”. 

MUCHA GENTE QUEDO PRENSADA 

“El rescate de personas y levantamiento de los carros de ferrocarril fue una tarea de varios días, y es que mucha gente quedó prensada entre fierros, como las estructuras cayeron unos arriba de otros, debido a la velocidad que había alcanzado el tren,  algunos murieron ahí atrapados, otros si pudieron salir,  porque tuvimos que llevar soldadores para ‘desabrosar’  esos fierros y poder sacar a la gente”. 

Recuerda el entrevistado que se trajeron soldadores de Monterrey y de Torreón, para ayudar en esas penosas y a la vez laboriosas tareas, todo encaminado a rescatar a las víctimas entre las moles de acero siniestradas en ese punto del sur de Saltillo. 

“Eran 22 carros, estirados por dos máquinas locomotoras que fueron las que se descarrilaron, y que quedaron enterradas en el barro del ‘Puente Moreno’ sobre el arroyo quedando a 10 o 15 metros de haber caído al barranco,  lo cual de haber sucedido, estaríamos hablando de un accidente mucho más grave y de mucho más grandes dimensiones”. 

‘HABIA LUTO Y DOLOR EN TODO SALTILLO” 

“En todos los barrios de Saltillo había dos o tres sepelios, las funerarias no tenían velatorios, ni servicios de capilla, en ese entonces la gente velaba a los muertos en su casa, cada familia tenía muerto tendido, y en toda la ciudad había luto y dolor”, expresó el Profesor Berrueto. 

“Algo que nos ayudó mucho fue un apoyo muy generosos del Presidente Luis Echeverría, que envió a un subsecretario de Gobernación, con maletas de dinero, por lo que instalamos una oficina, y se estuvieron entregando 10 mil pesos a las familias de cada fallecido, monto con los cuales pagaron los sepelios y todos esos gastos que debieron enfrentar, lo que sin duda alguna colaboró para que no tuviéramos protestas”. 

FALTABAN CINCO CUERPOS 

“Ustedes saben que siempre hay gente que le gusta ‘prender lumbre’ y aunque no tuvimos mayores problemas si había familias que reclamaban cinco cuerpos que no ‘aparecían’, que no les eran entregados, y tuvimos que enfrentar el problema, por lo que en el Panteón del Santiago, me subí a una tumba, con el permiso del muerto, y me dirigí a sus familiares, para lo cual llegó una camioneta con un caja de dos por dos, o tres por tres, era muy grande, y les dije que era muy difícil explicarles que ahí dentro venían esos cuerpos destrozados, piernas, brazos, orejas, pedazos de personas, de los cinco cuerpos que faltaban,  pero no era ni moral, ni ético, ni humano, abrir esa caja para entregárselos, y afortunadamente lo entendieron, y no hubo necesidad de hacer algo tan doloroso”. 

VENIAN TOMADOS Y TRAÍAN DAMAS 

Don Arturo Berrueto comenta sobre las responsabilidades legales del accidente y las causas del mismo:

“Es un tema que cobró matices políticos, porque el Director del Hospital del Ferrocarril en Saltillo, el doctor Luis Morales Benavides, dijo que los exámenes de laboratorio realizados a los miembros de la tripulación revelaban un muy bajo nivel de alcohol en la sangre, pero se los realizaron 12 horas después de ser detenidos, pero la verdad siempre se impuso, venían tomados y acompañados por damas, a las cuales la gente también quiso linchar en el lugar de los hechos”. 

“Estamos hablando del accidente ferroviario más trágico y más doloroso en la historia de México, y que nos tocó vivir en Saltillo, y que queda en el recuerdo como lo más triste y lamentable que pudimos tener, y que esperamos no volver a vivir nunca algo parecido”, expresó finalmente don Arturo Berrueto González. 

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