Por: Armando López Capetillo y Salvador González
Piedras Negras, Coahuila; 16 de junio del 2022.- La mañana de éste jueves empezaron a llegar a Piedras Negras, dispersos en varios grupos, algunos de los migrantes a los que en días pasados se les impidió continuar su viaje a la frontera y se les bajó de los camiones, en el municipio de Castaños.
Extenuados, tras caminar casi cuatro días por la carretera 57, expuestos al extremo calor que se está registrando en Coahuila, agobiados por las autoridades de los tres niveles de gobierno, pero con la fe puesta en su objetivo: Estados Unidos.
Lo mismo viajan mujeres, hombres, jovencitos, niños y bebés, dejando atrás lo poco o mucho que tenían en sus países, producto de regímenes gubernamentales que no sólo han limitado sus posibilidades de desarrollo, sino incluso los criminalizan.
Anely Zamora tiene apenas 13 años, es de Nicaragua, donde se quedó su padre y una hermanita pequeña, mientras que ella y su madre, estilista de profesión, siguen un trayecto que se ha convertido en un suplicio, pero dice, no van a desistir.
Dormir en la calle, en el monte, esperar una visa que nunca salió, ha sido parte del sufrimiento que ha enfrentado Derby Arteaga, un joven venezolano que viaja con dos primos y otro amigo, debido a la crisis económica que vive su país.
José Luis Martínez Vargas, también de Venezuela, reconoció que el mexicano ha sido solidario con ellos, ya que les han brindado alimentos, bebidas y hasta ropa, no así las autoridades, que los han obligado a hacer su larga travesía caminando.
Y es así, dice José Luis, que personas sin ningún afán de figurar, sólo siendo empáticos y solidarios con seres humanos que buscan un futuro mejor, se tocan el corazón y ayudan un poco, pero que es mucho para los migrantes.
Sandra Ramos, residente de Nava, tenía que viajar a Piedras Negras a una consulta médica, junto con su cuñada Consuelo, pero viendo la necesidad de los migrantes, decidieron preparar unos tacos y entregárselos a los viajantes.
También Luis Armando Garza se orilló a ofrecer agua fresca a los extranjeros, sin importar lo que se dice de las caravanas ni de donde vengan, pero sabe que no pueden hacer más, ya que corren el riesgo de ser detenidos.
