
La cinta mexicana basada en la experiencia personal del director se estrena hoy en cines
Por: AgenciasCiudad de México.- El director Samuel Kishi Leopo decidió contar lo que vivió en su infancia, cuando su madre los llevó a vivir a Santa Ana, California, buscando una vida mejor; tomó sus recuerdos y los transformó en arte, en una película que aborda la maternidad, la migración y el difícil camino de encontrar nuevas oportunidades laborales.
En entrevista con M2, Samuel nos explicó cómo decidió contar esta historia:
âNo sabía si era algo que se podía contar, son recuerdos y vivencias de nií±o, en un barrio pesado, vivíamos encerrados mientras ella se iba a buscar trabajo, nos dejaba una grabadora y nos decía que si la extraí±ábamos sólo le pusiéramos play, había cuentos, lecciones de inglés. La cinta la aterricé con guionistas, productores, investigamos mucho sobre la migración. Esta película es una carta de amor a mi mamáâ.
La película se fue construyendo desde el guión con la idea de que no fuera sólo un drama migratorio, sino de ponerle un rostro a las estadísticas y abarcar a profundidad lo que realmente se vive ahí.
La cinta es protagonizada por Marta Reyes, Maximiliano y Leonardo Nájar, y Cici y Johnson Lau; Marta personifica a Lucía una madre con sus dos hijos, con quienes cruza la frontera de México a Estados Unidos, donde no es fácil establecerse; mientras esperan a que su mamá regrese del trabajo, los nií±os juegan y van construyendo su propio universo imaginario.
Debemos de salir del estereotipo de una mamá; después de la investigación que hice y que conviví con mujeres migrantes cuyos hijos se quedaban encerrados en su casas, me di cuenta de estas sensaciones de no pertenecer a un nuevo lugar, tomé todo para el personaje. No tengo hijos, así que me pregunté qué tipo de mamá sería; los papás de los nií±os me los confiaron para hacer esta dinámica e irnos a vivir juntos por un tiempoâ.
Así fue como Marta, sin ser madre, vivió con los nií±os actores para generar un mayor vínculo, eso como ejercicio actoral que puso el director.
âMe acompaí±aban a pagar la renta, a hacer el súper, a cocinar, también me peleaba con ellos para que comieran las verduras, les ayudaba a cambiarse y me di cuenta que empezaba equivocarme en cosas muy básicasâ, dijo con una sonrisa.
Este es el segundo filme de Kishi después de Somos Mari Pepa (2013); ambos fueron parte del Festival Internacional de Cine de Berlín.