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Desde el cerebro hasta los dedos de los pies: así puede extenderse y matar el COVID-19

Coinciden en que el nuevo coronavirus no solo puede dañar los pulmones, sino también extenderse a varios otros órganos

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Coinciden en que el nuevo coronavirus no solo puede daí±ar los pulmones, sino también extenderse a varios otros órganos

Por: Agencias

Ciudad de México.- Numerosos médicos y cientí­ficos coinciden en que el nuevo coronavirus no solo puede daí±ar los pulmones, sino también extenderse a varios otros órganos, incluso el corazón y los vasos sanguí­neos, los rií±ones, el intestino y el cerebro, según un nuevo artí­culo publicado el pasado viernes en la revista Science, el cual describe cómo el COVID-19 ataca las células del cuerpo humano, publica RT.

“[La enfermedad] puede atacar casi cualquier cosa en el cuerpo, con consecuencias devastadoras”, advirtió Harlan Krumholz, cardiólogo de la Universidad de Yale, EU, quien agrega que “su ferocidad es impresionante y humillante”.

¿Cómo comienza la infección?

La infección se inicia cuando el SARS-CoV-2 ingresa a la nariz y la garganta de una persona que ha inhalado gotas expulsadas en el aire por otra persona contagiada del virus.

Las células del revestimiento de la nariz son ricas en un receptor llamado enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2), al cual se une el COVID-19 para ingresar a la célula. Una vez dentro, el virus secuestra la maquinaria de la célula, haciendo innumerables copias de sí­ mismo e invadiendo nuevas células.

A medida que el virus se multiplica, una persona infectada puede no presentar sí­ntomas o por el contrario desarrollar fiebre, tos seca, dolor de garganta, pérdida de olfato y sabor, o dolores de cabeza y cuerpo. Si el sistema inmunitario no contrarresta el SARS-CoV-2 durante esta fase inicial, el virus baja por la tráquea para atacar los pulmones, donde puede volverse mortal.

La batalla del cuerpo contra el virus interrumpe la saludable transferencia de oxí­geno. Así­, las células blancas de la sangre de primera lí­nea liberan moléculas inflamatorias, llamadas quimiocinas, que a su vez convocan más células inmunes que atacan y matan a las células infectadas por virus, dejando por detrás lí­quido y células muertas.

Esta es la patologí­a subyacente de la neumoní­a, con sus sí­ntomas correspondientes: tos, fiebre y respiración rápida y superficial. Mientras que algunos pacientes consiguen recuperarse de ello con el apoyo del oxí­geno inhalado a través de los orificios nasales, otros desarrollan el sí­ndrome de dificultad respiratoria aguda y terminan requiriendo ventiladores pulmonares.

Algunos cientí­ficos sospechan que la gravedad de ciertos casos se debe a una reacción del sistema inmunitario, conocida como 'tormenta de citoquinas', que se produce cuando las células inmunes comienzan a atacar tejidos sanos. El caso es que el COVID-19 parece poder atacar también otros órganos del cuerpo humano.

Ataque al corazón

Docenas de estudios seí±alan que el virus también ataca el corazón y los vasos sanguí­neos, aunque todaví­a no está claro cómo lo hace. Una investigación mostró daí±os cardí­acos en casi el 20 % de 416 pacientes con COVID-19 en la ciudad china de Wuhan. Otra afirma que el 44 % de 36 pacientes ingresados en cuidados intensivos en Wuhan tení­a arritmias.

Además, el virus parece extenderse también a la sangre. Entre 184 pacientes ingresados con COVID-19 a cuidados intensivos en Paí­ses Bajos, el 38 % tení­a sangre que coagulaba anormalmente, mientras que casi un tercio ya tení­a coágulos, los cuales pueden separarse y llegar a los pulmones para bloquear arterias vitales, una condición conocida como embolia pulmonar. Los coágulos de las arterias también pueden alojarse en el cerebro y causar un derrame cerebral.

La infección también puede conducir a la constricción de los vasos sanguí­neos. Hay informes sobre isquemia en los dedos de manos y pies, una reducción en el flujo sanguí­neo que puede provocar hinchazón, dolor en los dedos y muerte de los tejidos.

Asimismo, es posible que en algunas etapas de la enfermedad el virus altere el equilibrio de las hormonas que ayudan a regular la presión arterial y constrií±a los vasos sanguí­neos que van a los pulmones.

Ataque a los rií±ones

Según otro estudio, 27 % de entre 85 pacientes hospitalizados en Wuhan exprimentaron insuficiencia renal. Otra investigación encontró que el 59 % de casi 200 pacientes hospitalizados por COVID-19 en las provincias chinas de Hubei y Sichuan tení­an proteí­nas en la orina, y el 44 %, sangre en la orina. Ello sugiere daí±o renal. Las personas con lesión renal aguda tení­an más de cinco veces más probabilidades de morir que aquellos diagnosticadon con el COVID-19 que no sufrí­an de los rií±ones, concluyó esa misma investigación.

No obstante, la lesión renal también puede ser resultado de un daí±o colateral. El caso es que los ventiladores aumentan el riesgo de daí±o renal, al igual que los compuestos antivirales, incluido el remdesivir, que se está utilizando para tratar el COVID-19. Las tormentas de citoquinas también pueden reducir drásticamente el flujo sanguí­neo al rií±ón, causando daí±os a menudo fatales.

Ataque al cerebro

Otros médicos sugieren que el nuevo coronavirus también puede atacar el cerebro y el sistema nervioso central. Estos especialistas han tratado a pacientes que estaban infectados con el COVID-19 y al mismo tiempo sufrí­an de encefalitis inflamatoria cerebral o convulsiones. Algunas de estas personas, al resultar contagiadas por el SARS-CoV-2, perdí­an brevemente el conocimiento, mientras que otras sufrí­an derrames cerebrales o perdí­an el sentido del olfato.

Un reciente estudio informó sobre rastros del nuevo coronavirus en el lí­quido cefalorraquí­deo de un paciente con el COVID-19 que desarrolló meningitis y encefalitis.

No obstante, hay que tener en cuenta que existen otros factores que pueden estar daí±ando el cerebro. Por ejemplo, una tormenta de citoquinas podrí­a causar inflamación cerebral, y una tendencia exagerada a la coagulación de la sangre podrí­a desencadenar accidentes cerebrovasculares.

Ataque al intestino

El nuevo coronavirus puede infectar, además, el revestimiento del tracto digestivo inferior, donde también están presentes los receptores ACE2. Así­, un equipo chino informó haber encontrado la cubierta proteica del virus en células gástricas, duodenales y rectales en biopsias de un paciente con el COVID-19.

Los intestinos no son el último destino de la marcha de la enfermedad a través del cuerpo. Por ejemplo, algunos pacientes hospitalizados desarrollaron conjuntivitis, aunque no está claro si el virus invade directamente el ojo. Entre tanto, otros informes sugieren daí±o hepático: más de la mitad de los pacientes con COVID-19 hospitalizados en dos centros chinos tení­an niveles elevados de enzimas que indicaban lesiones en el hí­gado o los conductos biliares.

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