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Dormía y comía junto a cadáver

Tres semanas vivió con el cuerpo de su esposa.

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Tres semanas vivió con el cuerpo de su esposa.

Por Redacción

Monclova, Coah.- Todos los dí­as, después de haber matado a Rosario, su asesino tuvo que lidiar para que nadie supiera nada de su crimen. Cloro, pinol y vinagre “limpiaron” por más de tres semanas la escena de un atroz feminicidio perpetrado en la calle 16 de Septiembre de la colonia Las Flores.

Los dí­as pasaban, el cuerpo empezaba a descomponerse, pero el olor de la putrefacción nunca sobrepasó las paredes de la planta alta de la casa marcada con el número 1108 de la mencionada dirección. Ramón, pareja sentimental de la ví­ctima, tuvo que recurrir a estas sustancias quí­micas para evitar alertar a los vecinos, mientras ahí­, junto al cadáver; dormí­a, comí­a y viví­a.

Rosario fue asesinada por lo menos de cuatro golpes en la cabeza con un bate, envuelta en bolsas de plástico para basura, rociada a diario con los quí­micos y colocada en una cama ubicada en el último cuarto usado como vestidor, sin embargo se cree que también fue violentada sexualmente, incluso después de muerta.

La noche del martes, el asesino no fue detenido por matar a su pareja, sino por la supuesta venta de drogas que fue denunciado por una llamada anónima, Sin embargo, luego de salir libre por el delito de posesión de narcóticos, agentes de la Fiscalí­a General del Estado aprehendieron a Ramón Flores Garza por el delito de feminicidio en contra de Rosario Colunga Palafox, trasladándolo al penal provisional del Centro de Comunicaciones, Cómputo, Control y Comando, C4.

El Cuerpo de ‘Chayito’ hasta ayer no habí­a sido reclamado por sus dos hijas que viven en Estados Unidos y que al parecer las autoridades no han podido contactar.

Entre la noche del pasado lunes y la madrugada del martes todo quedó al descubierto después de 24 dí­as. Según testimonios de los vecinos, Rosario, de 56 aí±os, fue vista por última vez el 23 de enero en la azotea de su vivienda cuando se encontraba tendiendo algunas sábanas y ropa que habí­a lavado.

Reina el silencio y pesar

El pasado 23 de enero, los vecinos del matrimonio que habitaba la parte alta de la vivienda ubicada en la calle 16 de Septiembre número 1108 de la colonia Las Flores escucharon los gritos de costumbre, mismos que evidenciaban una agresión más contra Rosario Colunga Palafox de parte de su esposo Ramón Flores Garza.

Sin embargo, nunca imaginaron que en el interior esta vez se gestaba un crimen que se sumarí­a a la lista de feminicidios que estremecen a Coahuila.

Rosario estaba en la terraza tendiendo la ropa que habí­a lavado, cuando de pronto apareció Ramón enojado, descolgó y aventó contra la ví­ctima las prendas, la agarró del cabello y la metió a la fuerza a la casa.

Los vecinos ya no supieron más.

“El 24 (enero) en la maí±ana ya no se le vio, ella era de las personas que era muy limpia, toda las maí±anas andaba barriendo y echando agua afuera, pensamos que se habí­a animado a dejarlo pero ahora me da mucha tristeza voltear para allá, se me hace que desde ese entonces ya la tení­a muerta”, comentó una de las vecinas, lamentando que Rosario, “Chayo”, como era conocida la ví­ctima, no se decidió a dejar a Ramón quien la agredí­a continuamente.

Tras casi un mes de cometido el asesinato, el hombre de 60 aí±os fue detenido por elementos de Policí­a Civil Coahuila que lo sorprendieron con droga.

Y mientras algunas versiones seí±alan que todo obedeció a una llamada anónima en la que se reportaba la venta de estupefacientes, otras apuntan que el presunto asesino, presa del remordimiento llamó para confesar su crimen exclamando “les llamé, porque no tuve *** para matarme”.

Aprehendido

Después de muchos aí±os de mantener a su esposa bajo el yugo de la violencia fí­sica, verbal, sicológica y económica, a Ramón se le acabó su suerte.

La noche de ayer, luego de salir libre por el delito de posesión de narcóticos, agentes de la Fiscalí­a General del Estado lo aprehendieron por el delito de feminicidio, trasladándolo al penal provisional del Centro de Comunicaciones, Cómputo, Control y Comando (C4).

Le gustaba cantar

“Chayito”, como también se le conocí­a, amaba la música, en especial la música en inglés. “A veces se le oí­a cuando cocinaba, cuando lavaba, le gustaba poner música en inglés y cantaba, música muy bonita”, relató Rosario una de las vecinas.

Sin embargo ahora el silencio y pesar embarga la calle 16 de Septiembre de este sector, en donde quienes estaban más cerca de ella aún no conciben el trágico hecho y con impotencia atestiguaron la mala vida que tení­a con su pareja.

“A veces llegaba a reí­r con su pareja, se les veí­a sonrientes platicando, sentados en el porche de su casa”, apunta Gabriela, otra de las vecinas, quien afirma que estas escenas duraban poco, después de la “luna de miel”, Rosario de nuevo era presa de la violencia.

Trascendió que hasta el momento existen varias lí­neas de investigación, una de ellas apuntan a la violencia que ejercí­a constantemente sobre la ví­ctima, otra por una simple diferencia surgida a raí­z de un programa de televisión.

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