
Los âpicaderosâ son sitios en donde adictos, incluyendo nií±os y jóvenes, se reúnen para consumir mariguana, cristal, coca y alucinógenos. Acostumbran inyectarse heroína compartiendo la misma aguja.
Por: Ana Luisa Casas
Saltillo, Coah.-Â Los nií±os y jóvenes se drogan con cristal e inyectan con la misma aguja heroína en los âpicaderosâ de Saltillo, sitios donde se reúnen para consumir cócteles de mariguana, cristal, coca y alucinógenos.
Grafiti y heces, una alfombra de bolsas con resistol amarillo y botellas de cristal rotas es el camino a uno de ellos, aunque cualquier casa en abandono, terreno baldío, plaza o callejón sirve como lugar de consumo.
La asociación Jóvenes Prevenidos identificó seis âpicaderosâ en la Región Sureste de Coahuila, cuatro en Saltillo y dos más en Arteaga y Ramos Arizpe.
Colonias como Puerto de la Virgen, las tapias ubicadas atrás del Cristo de las Galeras, âlas curvasâ de Landín y el arroyo donde abandonan el tren los migrantes son algunos de estos âpicaderosâ.
La asociación lo supo cuando una fracción importante de los jóvenes que identificaron con VIH-sida admitió haber adquirido el virus al inyectarse drogas usando las mismas agujas con los jóvenes con los que se reunían, muchos de ellos, madres de familia.
âPicaderosâ, refugios de los adictos
Los âpicaderosâ son aquellos sitios, casi siempre en abandono, en donde los adictos se refugian para consumir drogas, sobre todo inyectables, de ahí su nombre. Se sabe que estas sustancias tienen un alto potencial adictivo, por eso quienes las usan llegan a prácticas riesgosas con tal de sentir una dosis.
En los âpicaderosâ se reúnen hasta 15 personas para saciar con una sola dosis su sed de consumir. La misma aguja recorre las venas de sus brazos, llevando heroína ây restos de otras sangresâ al torrente sanguino hasta producir el efecto esperado.
En Saltillo se han detectado hasta cuatro âpicaderosâ, otro en Ramos Arizpe y uno más en Arteaga, revela Carlos Llamas, activista y representante de la asociación Jóvenes Unidos A.C., dedicada a prevenir la transmisión del VIH, un virus al que están altamente expuestos quienes comparten jeringas.
En las colonias Puerto de la Virgen âatrás del cerro del Cristo de las Galerasâ y Landín se ubican algunos de estos sitios, seí±ala.
âSon chavos de entre 16 y hasta 27 aí±os (quienes las usan), pero también seí±ores de muy bajos recursos que se drogan entre varios porque no tienen ni para el consumo o las jeringas, por eso la compartenâ, explica el activista.
En estas colonias de la periferia los jóvenes caminan por las calles bebiendo del pico una caguama, mientras otros vigilan las esquinas para que sus âcompasâ adquieran drogas en una casa-habitación.
Las autoridades ignoran que el consumo es masivo, casi como el pan de cada día. La droga se vende y distribuye pese a que de vez en cuando patrullas arriban hasta las últimas calles en la falda del cerro, justo a espaldas de la gran estatua de Jesucristo, al poniente de la ciudad.
âNo tienen dinero, pero empeí±an lo que tengan para comprar cualquier droga. Me han traído licuadoras y otros electrónicos para vender; se enojan cuando les decimos que no. Se ven muy de-sesperadosâ, dice el dueí±o de una tienda, a quien le han ofrecido que su establecimiento sea punto de distribución, pero âle sacaâ.
âVienen a comprar los encendedores, focos, popotes y jeringas, pero entre 3 o 4, aunque sabemos para qué lo usan no podemos negar venderles esta drogaâ, agrega.
Intercambio de jeringasÂ
Anteriormente Jóvenes Prevenidos A.C., que cuenta con más de 15 aí±os de experiencia en la prevención de VIH/sida en Saltillo, acudía a los âpicaderosâ para advertir sobre el riesgo de inyectarse con una misma jeringa.
A través del Fondo Mundial para la Lucha Contra el VIH/sida, la Tuberculosis y la Malaria promovieron un kit de prevención que incluía un par de agujas âcuando el presupuesto lo permitióâ, así como torundas y alcohol para limpiar las que usaban entre varios y así disminuir el riesgo de transmisión, pero este programa de intercambio de agujas fue rechazado por el Gobierno estatal en 2014, pese a que se registró una importante disminución en los contagios de hepatitis y VIH, según estadísticas de la asociación. El Gobierno lo seí±aló por promover la drogadicción.
âEl programa del Fondo Mundial concluyó que es responsabilidad de los estados continuar con esta campaí±a o con acciones que erradiquen los índices de contagio por esta vía, sin embargo, aquí en Coahuila, ni una cosa ni otraâ, afirma Llamas.
âLos âpicaderosâ han existido siempre. Incluso ahora, sin estigmatizar a los migrantes, es una práctica común entre ellosâ, seí±ala y agrega que una buena parte de ellos ya era adicta al salir de sus países.
âCada semana llegan nuevos chavos a los âpicaderosâ; vienen y van, se meten las agujas una vez, pero eso basta para contraer VIHâ, lamenta el activista.
Los âpicaderosâ son un criadero de adictos expuestos al contagio de cualquier otro padecimiento que pueda matarlos. Jóvenes que si algún día lograran dejar las drogas, quizá de todos modos estarán marcados por el VIH o sida.