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A fuego y viento se consume Sierra de Arteaga

Voracidad de las llamas impide a brigadistas un combate frontal; noche expectante, iluminada por pinos ardiendo

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Voracidad de las llamas impide a brigadistas un combate frontal; noche expectante, iluminada por pinos ardiendo

Por: Ernesto Acosta Arteaga, Coahuila.- A 5 kilómetros del poblado El Tunal el cuadro se torna dramático e impresionante. Pero para los habitantes de este ejido, que se ubica en las inmediaciones de la sierra de Arteaga luce triste, desolado y a veces atemorizante. El fuego no da tregua y conforme transcurren los minutos y las horas consume con avidez gran parte de la serraní­a conocida como La Moneda y otra más como el Agua de la Mula, en una extensión aproximada de 10 kilómetros de largo. Es casi ya la medianoche y han transcurrido 8 horas desde que se produjo el incendio forestal que inició en el caí±ón de La Carbonera. Los habitantes de El Tunal siguen despiertos, algunos transitan por la calle nerviosos y otros más, desde sus humildes casas, observan como las llamas iluminan el cielo estrellado del campo coahuilense: la sierra arde en llamas y aquí­ lo que invade es mucha preocupación y miedo de que el fuego avance y descienda con voracidad hacia sus huertos de manzanos y llegue hasta las casas. Avanza sin freno A estas alturas de la noche el siniestro ha consumido un aproximado de 600 hectáreas de matorral, pastizal y árbol adulto, según el reporte de las autoridades de la Secretarí­a de Medio Ambiente y Protección Civil del Estado. El incendio permanece fuera de control y a pesar de que se cuenta con el apoyo de tres helicópteros UH1H, con capacidad de 800 y mil 200 litros por descarga de agua con retardante, la caí­da de la noche obligó a los más de 140 brigadistas enlistados en el combate a emprender el retiro temporal para protección de su integridad. Minutos antes de las 20:00 horas, elementos de Fuerza Coahuila, Policí­a Municipal y soldados del Ejército peinaron las calles del poblado El Tunal, alistaban instrumentar un operativo para desalojar a los pobladores en caso de persistir el riesgo de que las llamas descendieran a los jacales. En la cabecera municipal de Arteaga y en Saltillo quedaron alistados albergues para llevar a las familias en caso de ser necesario. Bajo la zozobra Pasadas las 23:00 horas, los cuerpos de auxilio recibieron la instrucción de retirarse, pero aquí­ la zozobra y el desaliento durmieron entre la población. “Y si arrecia el viento”, “y si el fuego llega a las casas”, “y si se queman nuestros animales”, se cuestionaban entre vecinos que mantení­an la esperanza de que el sereno serrano de la noche abatiera el fuego y eliminara cualquier riesgo. A escasos 3 kilómetros del incendio se podí­a escuchar cómo los sotoles tronaban, activados por el calor que producí­an las llamas. Parecí­a pirotecnia, tronaban como cohetones que rompí­an el silencio de la noche y se mezclaban entre el ruido devastador de la lumbre que abrasaba el manto de enormes pinos que cubre este oasis de vegetación, en medio del desierto del norte del paí­s. Si no fuera por la tragedia ecológica que significa, esta escena podrí­a describirse como un espectáculo de luces y sonido. Noche en vela Luis Gerardo Garcí­a, habita en una de las casas próximas a la sierra. Se mantiene atento y está preocupado porque dice que es todo su patrimonio. Aunque no tiene la intención de abandonar su casa junto con su esposa y tres hijos, dice que si las autoridades se lo piden tendrá que huir con su camioneta para escapar de la devastación. “Creo que pasaré la noche en vela”, dice agobiado. Su temor es que por la noche el fuego avance avivado por el viento que durante las últimas noches ha sacudido con fuerza los árboles de la zona. Con profunda tristeza don Bernardo Tovar Flores también observa cómo las llamas consumen este paraí­so boscoso. A ratos con lentitud, a ratos con voracidad. “Esto está del carajo mi amigo, ya nos cargó la fregada, es mucha lumbre que se ve y ni para cuándo”, dice escéptico. “Si viera la humareda que se veí­a por la tarde. Nunca habí­a visto una cosa así­, tan espantosa”, aí±ade, y confiesa que le será difí­cil dejar sola la casa que comparte con su hijo, su nuera y dos nietos. “Pero confí­o en Dios primeramente, por lo pronto aquí­ me quedo a vigilar porque no creo que vaya a cerrar los ojos toda la noche. Pos qué mas hace uno”, expresa con cierto desánimo. La seí±ora Julia Puente aprovecha la presencia del reportero y pide apoyo a las autoridades. “Hubieran mandado más gente oiga, para que apagaran la lumbre”. “Dí­gale al gobernador que mande a los soldados, ellos sí­ son entrones”, sugerí­a al tiempo que cuestionaba la presencia de la policí­a. “La lumbre esta bien fuerte, mire. Si ventea más fuerte se nos viene para acá, se viene para abajo y llega hasta las casas”. Infierno encima Los habitantes de El Tunal que conocen las condiciones del clima como la palma de su mano, lamentan que no haya llovido en las últimas semanas. Dicen que todo está muy seco. Doí±a Julia habita una modesta casa en el ejido junto con su hijo, su nuera, dos nietos y su madre, que está postrada en una silla de ruedas. La realidad es que aquí­ nadie está preparado para salir, ni siquiera saben dónde tienen los papeles más importantes. Todos piensan primero en cómo sacar a sus “criaturas” de este infierno que se avecina. Aquí­ ya pasa la medianoche y muchas familias se mantienen en vela. Se miran unos a otros, se platican, especulan sobre la tragedia; miran con tristeza cómo un hilo rojo avanza por la cordillera como si fuera un gusano y consume su terruí±o… mientras sólo les queda una cosa: encomendarse a Dios. En alerta » Ambulancias, vehí­culos de Fuerza Coahuila y brigadistas se encontraban anoche en la comunidad de El Tunal en modo de alerta para iniciar las labores de evacuación en cuanto el fuego que se observaba en la cresta de la sierra, avanzara hacia el poblado. Apoyo » Debido a la experiencia con lo ocurrido en la sierra de Zapalinamé, la Escuela de Ciencias Sociales de la UAdeC inició ayer mismo el acopio de agua embotellada y alimentos enlatados para los voluntarios y bomberos que se hacen cargo del control del incendio. » El director de la institución, Alfonso González, solicitó a través de redes sociales, que recibirán agua y alimentos enlatados en la calle Juárez, número 139, en el Centro Histórico. » De la misma manera lo hizo Amigos de la Sierra, que incluso difundió la cuenta 0821444559 de Banorte para quien desee apoyarlos para llevar recursos a los brigadistas. En la lí­nea de fuego » Las comunidades de El Tunal, Piedra Blanca, San Juan de los Dolores y Carbonera están amenazadas por el fuego que inició en el paraje Las Copetonas. Quedó habilitado un albergue en la estación de bomberos de la cabecera municipal de Arteaga, así­ como la clí­nica y el consultorio médico regional.
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