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Agonía a paso lento en urgencias del IMSS

Muchos no aguantan el lapso a ser llamados.

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Muchos no aguantan el lapso a ser llamados.

Por Redacción

Saltillo, Coahuila.- En el transcurso de una hora permanecieron aproximadamente 20 personas en la sala de espera de urgencias en la Clí­nica 2 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y en ese lapso sólo dos fueron atendidos.

Mientras tanto la gente se iba acumulando pero al mismo tiempo en la desesperación de sus malestares muchos optaban por retirarse por la demora del servicio.

En la espera, una mujer de baja estatura de aproximadamente 35 aí±os entró acompaí±ada de un hombre, su esposo. La mujer apenas y podí­a dar paso mientras presionaba su abdomen, hacia muecas de dolor.

Para ser atendida, pasó primero al área de registro y control, para comprobar que era derechohabiente y registrar sus datos. Después intentó tomar asiento para esperar a ser atendida en Triage, departamento en el cual se les clasifica según la gravedad de su malestar, pero el dolor no la dejó sentarse.

Fueron hasta 20 minutos después de su registró cuando la llamaron a Triage, en donde estuvo cerca de 5 minutos, en lo que diagnosticaban la gravedad de sus molestias y salió de nuevo a la sala de espera, aún sin poder sentarse.

INSPORTABLE

En eso, un seí±or de avanzada edad entró en la sala, sin aparente malestar. Se acercó a la recepción y dijo: “yo ya habí­a hablado con la doctora”, pasó a Triage de inmediato, y en menos de 15 minutos fue atendido en un consultorio.

20 minutos después, salió la asistente y llamó al siguiente paciente. Para su sorpresa, este ya se habí­a retirado.

Mientras la mujer aquejada por sus dolores seguí­a a la espera de que la atendieran. Ella continuó tomada del brazo de su esposo, lo abrazaba, lloraba, se inclinaba por el dolor insoportable que sentí­a. Pasó casi una hora hasta que su nombre fue mencionado por la asistente y por fin pudo entrar a su consulta.

Con pasos más lentos que al principio, la mujer y su esposo desaparecieron al cerrar la puerta del consultorio, tras haber esperado más de una hora mientras el dolor fí­sico invadí­a su vientre, ella es uno de los derechohabientes que a diario tienden a esperar en medio del dolor en el IMSS.

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