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‘El Papa sabe sobre el caso Meño’

Ex seminarista tiene indicios de que los abusos aún persisten en la Iglesia.

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Ex seminarista tiene indicios de que los abusos aún persisten en la Iglesia.

Por: Jesús Castro Saltillo, Coahuila.- Un dí­a por la maí±ana, la madre de Ignacio Martí­nez Pacheco vio una noticia en la televisión que le impactó. Un ex seminarista de Piedras Negras llamado Javier acusaba al padre Juan Manuel Riojas, padre meí±o, de haber abusado sexualmente de él. La seí±ora fue y levantó a su hijo para contarle. Fue la de su madre la primera voz que lo puso a temblar y decidir que era hora de contar su historia, pero además de denunciar públicamente. Le escribió una carta al papa Francisco que asegura el Santo Padre recibió de manos muy cercanas al Vaticano. Ignacio, “Nacho”, aún tiene porte de seminarista. De camisa en manga larga y pantalón de vestir oscuro, voz tranquila y pausada, y ademanes casi clericales, se sienta con toda la corrección de que es capaz para asumirse por primera vez como activista. Ya no sólo como ví­ctima de un sacerdote, sino como cazador de curas pederastas. “Cuando escuché esa palabra que la sacan en el periódico, se me enchinó la piel, y me empiezan a hablar activistas que tienen aí±os, que son muy reconocidos en México y me dicen, ‘es que eso eres ya, un activista que va a exponer su vida por los demás’”, confiesa Y entones recuerda que no ha sido nada fácil. Sobre todo cuando la gente lo cuestiona por qué callar tanto tiempo. Responde que era un adolescente cuando el padre Meí±o abusó de él y no tuvo el valor de enfrentarlo siendo formador del Seminario de Piedras Negras, y un sacerdote tan reconocido por la comunidad nigropetense. “Animarme fue un dí­a de temblor, un dí­a de nervios. Amanezco un dí­a por la maí±ana y mi mamá me dice, es el padre Meí±o, dicen que violó a un menor en el Seminario, y yo sé que tú cuando estuviste te pasó algo y es momento de hablarlo”, confiesa el ex seminarista. Ese dí­a se fue a su trabajo con las palabras de su madre en la cabeza. Pensando si debí­a o no hablar a la prensa, si le iban a creer o no, hasta que se armó de valor y decidió a exponerse ante los medios de comunicación para que su voz fuera escuchada. SE COMPARTEN A VíCTIMAS Y aquí­ está, en Saltillo, animando a otros exseminaristas a que denuncien, con el único temor de que no haya quien se atreva y esos sacerdotes que abusaron de ellos sigan daí±ando a otros menores en los templos donde dan misa. Porque dice tener indicios de que los abusos aún podrí­an estar sucediendo. “Conozco a uno que otro compaí±ero de mi generación, que sabemos que pasaron por ese tipo de cosas. No los puedo obligar a que digan, ni tampoco puedo dar el nombre de ellos, porque tengo que respetar a su familia, a su profesión, pero de lo que hemos platicado, todo cae en un cí­rculo de las mismas personas. Entonces qué quiere decir, que es una banda de estos mismos seí±ores que hacen o que se comparten hasta a los muchachos”, manifiesta Ignacio. A pregunta expresa sobre si hay indicios de que esas personas sigan en servicio religioso, Nacho respondió, “si, dicen que sí­, hay sacerdotes que todaví­a se encuentran haciendo su ministerio”. IMPOTENCIA Manifiesta su impotencia de saber que estos sacerdotes sigan en activo en parroquias de la localidad, abusando de otros chicos sin que nadie los detenga, por ello invita a aquellos que fueron ví­ctimas a acercarse con él y se asesorados para que denuncien y detengan más abusos. “Esa es la idea por la que estoy en Saltillo, dar mi testimonio, que se acerque gente que ha pasado algún abuso sexual por algún ministro de la Iglesia, para poder darle el apoyo y que sepa que no está solo, que sí­ hay manera de poder salir adelante”, seí±ala Martí­nez Pacheco. Sabe que el caso de la capital de Coahuila es distinto al de Piedras Negras. Sabe que allá se pudo dar nombres de ví­ctimas y victimarios porque hubo denuncias de por medio, pero acá, aunque han indicios de que exformadores del Seminario de Saltillo estuvieron abusando sexualmente de seminaristas en la década de los 90, las ví­ctimas aún no se animan a denunciar. “Sabemos que hay más gente, yo les decí­a que se habló de 60 ví­ctimas, yo nunca dije que eran 60 ví­ctimas que yo conozca, hablo del tiempo que tiene nuestra Diócesis cuando todaví­a era Diócesis grande junto con Piedras Negras, y cuántos abusos podrí­a haber”, aclara Nacho. Dice que si logran hacer que las ví­ctimas hablen y denuncien, podrí­an descubrir que hay más de 60 casos, o quizá menos, pero eso no se va a saber si no trabajan sensibilizando y animando a las ví­ctimas a acercarse y recibir asesorí­a. EL CAMINO Aunque a futuro pretende recibir apoyo de otros activistas para instalar una asociación que proporcione apoyo gratuito con psicólogos, terapeutas y ayuda legal para ví­ctimas de abuso sexual infantil, no sólo por sacerdotes pederastas, por lo pronto estará trasmitiendo su testimonio para que otros se animen a denunciar. “Esta gente que me está apoyando es de México, la mayorí­a son sobrevivientes de este tipo de cosas. Abogados que no te cobran ni generan nada para poder ayudar”, revela el entrevistado. Sabe de los miedos que existen de ser expuestos ante la sociedad, enfrentarse a la iglesia o hasta contratar a un abogado. Asegura que la Iglesia ya no es invencible, que no hace falta contratar abogados, y que de necesitarlos hay fundaciones que apoyarán con eso. Pero sobre todo, asegura, se puede guardar la secrecí­a total si la ví­ctima así­ lo decide. “Porque el que yo lo haya hecho mediáticamente, no quiere decir que ‘Pedrito’ también vaya a empezar a hacerlo mediáticamente. No quisiera que esta próxima ví­ctima que vaya a dar su denuncia pase por lo que yo pasé. A esas ví­ctimas que quieran hablar, pues que tengan toda la confianza en que vamos a apoyarlos y protegerlos”, declaró el exseminarista. Asegura que todos los casos que lleguen a él serán tratados con toda confidencialidad, con toda la secrecí­a del mundo, buscando que lleven primero un seguimiento psicológico y acompaí±amiento legal, para que al momento de que se animen a poner la denuncia, se proteja su nombre, profesión y la identidad de su familia. MEí‘O ES CULPABLE Cuando inició el proceso para denunciar públicamente al padre Meí±o siempre pensó en que se hiciera justicia. Aún ahora que está en espera de la audiencia inicial por la denuncia penal que él interpuso, no piensa en si ganará o no el juicio, porque para él, Meí±o es culpable. “Nosotros pedimos justicia. Yo no estoy pensando ni en los aí±os que le puedan dar. A mí­ me han preguntado, ‘¿y si saliera libre el 18 de enero?’. Para mí­ sigue siendo culpable, para mí­ sé lo que hizo en ese momento, pues quien estuvo en ese momento fui yo, y él sigue siendo culpable”, expresó. Sabe que no han ganado, pero por lo menos ya abrieron la brecha para que otros se animen a denunciar. Esta misma semana se estuvo entrevistando en Saltillo con personas que quieren contarle sus testimonios, y espera que sean las primeras ví­ctimas en denunciar. APOYO Y ASESORíA Actualmente recibe apoyo y asesorí­a de distintos activistas y asociaciones civiles, pero también de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual de Sacerdotes México (SNAP por sus siglas en inglés), cuyo presidente es Joaquí­n Aguilar Méndez, uno de los primeros mexicanos en ganar un juicio contra un sacerdote pederasta, aunque su proceso se tuvo que litigar en Estados Unidos, porque hasta allá escondieron a su agresor, donde seguí­a violando adolescentes. Y es que dice Ignacio, que quienes son depredadores sexuales, saben a dónde dirigirse para tener ví­ctimas, y es en colegios particulares católicos o en parroquias con grupos infantiles o juveniles, lo cual lo pone más en alerta al saber que algunos de esos depredadores sexuales que ya atacaron a seminaristas en la década de los 90, lo sigan haciendo en parroquias de Saltillo. ESPERA RESPUESTA DEL PAPA Asegura que de su caso ya tiene conocimiento el Papa Francisco, pues religiosos con contactos directos en el Vaticano le entregaron una carta escrita por él en sus propias manos, por lo que aun está en espera de respuesta. Expresa que puesto que sigue siendo católico y siguiendo la religión con fe, quiso que el Santo Padre conociera su testimonio de sus palabras y no por intermediarios. En la carta le pide que tome conciencia y actúe, no sólo ofrezca perdón a nombre de la Iglesia. Pero también le piden que ore por el padre Meí±o. “En esa carta pedimos que se comprenda nuestra situación, y es pedirle mucho oración por la familia del sacerdote que estamos nosotros culpando, de mi parte es lo que pido, oración, mucha ayuda espiritual para la familia de él (Meí±o) y para su familia, que es lo que se le pide, no se le pide nada más, que haga oración por la familia de él”, comparte Ignacio. No tiene miedo a la muerte. Sabe que si le quien hacer daí±o lo harán así­ se esconda en una cueva o se vaya al monte. Confí­a en que habrá justicia. Y espera con confianza el juicio. Y aprovecha la entrevista para dar un mensaje a exseminaristas que fueron ví­ctimas de sacerdotes. “Hay que proteger a nuestra Iglesia, cuidarla, como cuidar también que estas ví­ctimas salgan de ese trauma que pudieran tener. Cuidar a nuestra Iglesia es denunciar lo malo para que no daí±e ni empiece a pudrir a toda la Diócesis”, finalizó. No es un santo pero tampoco un criminal: el padre Meí±o El padre meí±o, Juan Manuel Riojas, aseguró que nunca se estuvo escondiendo, sino más bien se estuvo “preparando” para el proceso, relativo a las acusaciones de violación calificada por abuso de autoridad y donde reafirma su inocencia. Al ser cuestionado si como sacerdote cumplió con los votos de humildad, castidad y obediencia a los que se compromete al ser ordenado, el padre Meí±o respondió: “Mayormente sí­. No puedo hablar de la plena santidad ni ponerme en un altar, pero soy consciente de que no soy un criminal que ha faltado a estas reglas deliberadamente o con dolo”. -¿Sobre todo la castidad? “Los tres votos, tanto en las cosas materiales, en la castidad, en procurar ofrecerme a Dios, he hecho mi esfuerzo”, respondió a la entrevista con José Torres y Roberto Frí­as. Y agregó que ahora que se pone en entredicho les pide “a todos los que confiaron a sus nií±os, y que estoy seguro volverán a confiar en un servidor, que mis respetos están siempre con ellos y que siempre busqué un cuidado de cumplir con la iglesia”, expuso. “Para los jóvenes que me acusan, Dios les permita encontrar lo que anhela su corazón y su mente, porque cuando pasaron por el Seminario no fue mi intención más que servir, cumplir con el  ministerio y apoyarles para su proceso de vida”, finalizó Riojas Martí­nez.
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