
La casa hogar es investigada por la PGR por abuso sexual y maltrato infantil.
Por: Agencias
Ciudad de México.-Â El sacerdote Pedro Gutiérrez Farías, fundador de la casa hogar Ciudad de los Nií±os de Salamanca, A. C., registró con sus apellidos a 171 menores de edad. Documentos del Registro Civil de Guanajuato exhiben que los menores son originarios de Baja California, Puebla, Estado de México, Sinaloa, Michoacán, Querétaro y varios municipios de Guanajuato. Con la anuencia de oficiales del Registro Civil, el padre Gutiérrez pudo inscribir como sus hijos a decenas de infantes, junto con el apellido de religiosas de la congregación "Cooperadoras de la Sagrada Familia". A Gutiérrez Farías le llaman "Papi". A la monja Hortencia Jiménez Cruz, su mano derecha en las actividades del albergue creado en 1978, "La jefita". Ambos dieron sus apellidos a 75 menores que nacieron en otros estados o fueron abandonados. Con el apoyo de la también religiosa Yolanda Anguiano Franco, el sacerdote registró a 53 nií±os; con el de Velia Morales Moreno inscribió a 25, y con María de la Luz Reyes Soto, a otros 18. En total, el sacerdote, acusado de trata de personas, abuso físico y sexual, registró como sus hijos a 171 menores, de acuerdo con documentos del Registro Civil del Estado de Guanajuato. Copias de actas de nacimiento que obtuvo AM de León son prueba de cómo la Oficialía número 1 del Registro Civil de Salamanca, actualmente ubicada en la Calle Revolución 103 de la zona centro de la ciudad, admitió el trámite. El sacerdote Mario Alejandrí Díaz de León de la parroquia de la comunidad La Loma, a la que pertenece el templo de la Ciudad de los Nií±os de Salamanca, dijo que la Iglesia católica no permite a religiosos registrar menores con sus apellidos. "Un sacerdote no puede hacer eso, aunque no esté comprometido con nadie maritalmente, pero darle el apellido supone un vinculo jurídico que debes darles casa, vestido y sustento", expresó. Cooperadoras La religiosa Hortencia Jiménez Cruz administraba junto con el sacerdote Pedro Gutiérrez el albergue que actualmente está a cargo del DIF de Guanajuato, luego de que una juez de distrito confirmara presuntos abusos contra los menores. Junto con Yolanda Anguiano pertenece a la congregación "Cooperadoras de la Sagrada Familia", sin embargo, el nombre no aparece en la lista de la Dirección de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de Gobernación. Con el consentimiento de las autoridades del Registro Civil de Salamanca, la religiosa y el presbítero registraron al menos a 75 nií±os con sus apellidos. Por ejemplo, el 6 de agosto de 2003 registraron a una bebé salmantina que tenía mes y medio de edad. El dato quedó asentado en el acta 02403 de la Oficialía Número 1. El 17 de agosto del 2005 registraron a otra nií±a de 2 aí±os y 4 meses, y poco después, el 12 de septiembre de ese aí±o, inscribieron a dos nií±as. La primera tenía 5 meses y medio, mientras que la otra había cumplido 4 aí±os, ambas nacidas en Salamanca, según las actas 02840 y 02842, respectivamente. Con Yolanda Anguiano, el cura adoptó a nií±os más grandes. Según los documentos del Registro Civil, el 16 de enero de 1985 inscribieron a un infante de 9 aí±os nacido en Navolato, Sinaloa. Otro pequeí±o originario de Toluca llegó en 1987 a la Ciudad de los Nií±os y fue registrado con los apellidos de los religiosos cuando tenía 12 aí±os y 5 meses, de acuerdo con el documento del libro 4 de nacimientos. Castigo por plastilina Una sentencia de amparo emitida por la juez del noveno distrito de Irapuato, Karla María Macías Lovera, reveló un serie de abusos y agresiones físicas contra los menores de la Ciudad de los Nií±os en Salamanca por parte del padre y sus colaboradores. En julio pasado, la juez negó el recurso que interpuso el sacerdote en 2016 para evitar la salida del albergue de una menor de 5 aí±os que fue quemada en las manos por una monja por presuntamente robar una plastilina, caso que fue denunciado anónimamente al DIF municipal. Según el expediente judicial, al que tuvo acceso AM, al menos 25 menores narraron los abusos de los que fueron víctimas o testigos. Los testimonios coinciden en que los castigos que recibían cuando cometían alguna falta eran golpizas con un palo, nalgadas y encierros en un cuarto oscuro al que los nií±os llaman la cárcelÂ, donde llegaban a pasar hasta una semana con alimentación mínima. Además de rechazar el amparo, la juez ordenó la reubicación de los 134 nií±os y 80 jóvenes que viven en la Ciudad de los Nií±os de Salamanca.
Con información de Reforma.Â