
Entre empujones afuera y descalificaciones adentro transcurrió la âpuesta en escenaâ.
Por: Rosalío González
Torreón, Coahuila.- Adentro del teatro Nazas el clima estaba acondicionado para que los 700 invitados especiales y los candidatos no sintieran los 30 grados centígrados que tenían a Torreón sudando.
Pero el sistema de aire no fue suficiente para que los ánimos, acusaciones y calificativos que se dispararon los abanderados, hicieran arder el escenario del teatro y el calor se contagiara, a veces provocando enojo y en el mejor de los casos unas sinceras carcajadas que nadie pudo reprimir.
La primera en subirle la temperatura al evento fue la senadora panista, Silvia Garza, quien bastón en mano y acompaí±ada por diputados federales de su partido protagonizaron un zafarrancho contra elementos de Fuerza Coahuila, quienes intentaron impedirles la entrada 15 minutos antes de que comenzara el debate.
Al final, los policías tuvieron que cederle el paso a los panistas que no se cansaban de argumentar âsomos diputados federalesâ, mientras doí±a Silvia empujaba la puerta que atrancaban por lo menos media decena de uniformados.
Nadie se quería perder el encuentro donde salieron a relucir demandas en México y los Estados Unidos contra varios candidatos, y se exhibieron por enésima vez las megaresidencias de las que son dueí±os. Si para ver el debate había que empujar y gritar, pues se empujó y se gritó.
Ases bajo la manga
Los panistas entraron justo a tiempo para ver cómo el periodista Carlos Puig presentaba a los siete candidatos, que iban preparados para librar una guerra que se desató en esos 190 minutos decisivos para las elecciones del próximo 4 de junio.
Bajo la manga los candidatos traían las más elaboradas acusaciones que responderían con desmentidos todavía más elaborados.
Miguel Riquelme sacó el supuesto robo de 6 millones de pesos en efectivo que en el 2008 le hicieron al ahora candidato independiente y entonces priista, Javier Guerrero: â¿de dónde sacaste Guerrero esos 6 millones que tenías clavados en el clósetâ, disparó Riquelme causando las risa masiva.
âMentiroso, no fueron 6 millones, aquí traigo la denuncia que hice cuando eso sucedióâ, respondió Guerrero mostrando los documentos oficiales que se expidieron hace nueve aí±os, exhibiendo así que todos habían ârascadoâ en las vidas del prójimo y traían aí±ejos misiles a una fresca contienda.
El candidato más atacado fue por segunda vez el priis Miguel Riquelme, a quien atacaron 23 veces por los relojes, su presunta complicidad con actos de opacidad y corrupción y su mala Administración en la Alcaldía de Torreón.
â¿Quién pompó Riquelme esta casota, quién pompó?â, le preguntó Guillermo Anaya en forma de burla, sacando de los labios del priísta una risa socarrona y evasiva, â¿quién pompó?â.
La comadre
La que mejor se sentó a ventilarse con un abanico espaí±ol fue la perredista Mary Telma Guajardo, mientras el resto de sus compaí±eros, a quienes calificó como âlos machistasâ, se tiraban golpes de una esquina a la otra, en el escenario donde cada vez más se intensificaba el calor y una de las balas la reputación de Mary Telma tocó.
âMary Telma es la comadre de los Moreiraâ, dijo José íngel, logrando que la perredista aceptara en público una afirmación que hasta ayer había sido sólo un rumor, âsí, fui comadre de priistas desde hace 28 aí±os, pero lo dices como si fuera pecado ir a la iglesiaâ, contestó.
Los empresarios de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación, Canacintra, que fueron organizadores e invitados al debate, sólo se pasaban las manos por el cabello una y otra vez tratando de entender lo que pasaba en el recinto cultural, ahora convertido en un ring político.
¿Cómo fue que se pasó de hablar sobre propuestas de macro y microeconomía a discutir sobre si la candidata perredista era o no comadre de priistas, si va o no a la iglesia y si lo que hace es bueno o malo?. âLa verdad no entiendo el debateâ, dijo de plano uno de los industriales ahí sentados.
Literal⦠puro teatro
En la parte trasera del teatro quedaron estacionadas por lo menos una docena de camionetas en las que se transportaron los candidatos, que antes del debate se reunieron en los camerinos del Nazas, en el corazón de Torreón, la tierra de tres de ellos: Anaya, Riquelme y José íngel.
Por la importancia del evento quedaron temporalmente cerradas las calles aledaí±as al teatro, que estuvieron resguardadas por un fuerte operativo de seguridad encabezado por Fuerza Coahuila con el refuerzo de la Policía Municipal.
En la parte trasera del recinto y contenidos por los policías había por lo menos 400 priistas gritándoles âvivasâ a su candidato, â¡Gobernador!, ¡gobernadorâ, gritaban. Eran los únicos; ninguno de los otros candidatos llevó simpatizantes al lugar, âfue para evitar un encontrónâ, dijo un panista en los pasillos al salir del teatro.
Los candidatos iban decididos a dar la mejor función de su carrera política, âvamos a echar toda la carne al asadorâ, y así lo hicieron aunque en algunos momentos la ciudadanía se perdía porque había ataques sobre hechos tan antiguos y minúsculos que sólo ellos sabían de lo que se acusaban.
Como entraron se fueron, en silenciosas âvictoriasâ, en las que declararon a ganadores a los ciudadanos.
Mary Telma fue la única que por falta de tiempo salió apresurada del teatro sin dar entrevistas ni posar para fotos, el resto salieron tan lento como el telón del teatro cayó.
Condena Anaya agresión a legisladores
El candidato a la Gubernatura, Guillermo Anaya, denunció agresiones contra él y legisladores de su partido por parte de Fuerza Coahuila y un manifestante del que dijo era infiltrado del PRI en el debate.
La senadora Silvia Garza y los diputados Karla Osuna y Marko Cortés, este último coordinador de los diputados panistas en el Congreso de la República, fueron empujados por elementos de Fuerza Coahuila, quienes les impidieron el paso al segundo debate de candidatos a la Gubernatura, argumentando que faltaban 15 minutos para que comenzara el evento y ya no era posible ingresar por órdenes de los organizadores.
La senadora y Cortés intentaron abrir la puerta de cristal en el acceso principal del Teatro Nazas, advirtiendo a los elementos policiacos que ostentan un cargo en la Legislatura federal y por eso se les permitió el acceso 5 minutos después de iniciado el zafarrancho.
Los legisladores no llevaban seguridad personal, porque el acceso al recinto donde se llevó a cabo el debate era restringido a las personas que contaran con invitación y ellos sí la tenían.
Durante la entrevista después del encuentro, Guillermo Anaya condenó los hechos y acusó a un manifestante de ser un infiltrado del PRI, quien al concluir el debate le gritó âhomosexual y homofóbicoâ, seí±alando que a dicha persona no la identifica ni conoce.