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“Lo podemos disolver en ácido…”

"Ahora mismo hay diez o veinte personas sentadas en una oficina pensando cómo van a por nosotros".

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"Ahora mismo hay diez o veinte personas sentadas en una oficina pensando cómo van a por nosotros".

Por: Agencias
Espaí±a.- Una charla entre í“scar del Pino y Mario Belvis, entre la cabecilla de la banda y uno de sus compinches, que el 7 de mayo de 2014 secuestró y asesinó al empresario de metales José Luis Vázquez Escarpa en Illescas (Toledo). Su padre acababa de entregar 80mil euros por su rescate. Cobraron y lo mataron. "Decidieron poner fin a su vida sin que conste el mecanismo concreto para conseguirlo, haciendo desaparecer su cadáver en un lugar aún desconocido", recoge el reciente auto de procesamiento contra Del Pino y siete personas más, al que ha tenido acceso ABC. La Guardia Civil lleva casi tres aí±os buscando el cuerpo. Del Pino y Belvis acertaron: iban a por ellos. Desde el 16 de octubre de 2015 están en prisión, junto a Alberto del Val y í“scar López Quintas, el núcleo duro de la organización. Los investigadores no confí­an en hallar el cadáver de José Luis. Unos dí­as antes de detenerlos grabaron varias conversaciones entre Del Pino y Belvis que revelan su sadismo. Habí­a pasado un aí±o y medio desde que secuestraron a Escarpa (le llaman "el figura" con absoluto desprecio) y planeaban matar a otras ví­ctimas y hacerlas desaparecer con el mismo método. La jueza de instrucción describe esas intenciones. Ya habí­an elegido a una ví­ctima, otro empresario madrileí±o a quien se identifica y al que habí­an vigilado y seguido. "LO HUBIESEN HECHO" í“scar del Pino le cuenta a Belvis que le darán un golpe, lo meterán en una furgoneta, lo llevarán a una casa aislada de Toledo, desde allí­ pedirán un rescate y mientras unos se quedan con la ví­ctima otros recogerán el dinero. Después "lo asesinaremos, descuartizaremos y haremos desaparecer los restos disolviéndolos con ácido sulfúrico en una baí±era o enterrándolos con sosa caústica". Era 2 de octubre de 2015 cuando se grabó esa charla y la UCO decidió actuar para abortar el inminente secuestro (al empresario tuvieron que protegerlo mientras). "Lo más probable es que a José Luis le hicieran eso mismo que cuentan", seí±alan los agentes de la Sección de Homicidios, Secuestros y Extorsiones. No contentos con esas salvajadas, en otras grabaciones hablan sobre cómo perfeccionar el método con nuevos rehenes. El auto de procesamiento describe un secuestro planificado al milí­metro y a unos tipos –amigos desde aí±os antes, delicuentes curtidos en el tráfico de drogas, las extorsiones y las palizas– que habí­an decidido acabar con su ví­ctima desde el principio. José Luis Vázquez, trabajador incansable, conocedor de los metales, las chatarrerí­as y los polí­gonos fue citado a la muerte con un supuesto encuentro de trabajo en el polí­gono San Gil de Illescas el 7 de mayo de 2014. La cita se concertó desde dos teléfonos cuyas tarjetas habí­an comprado cinco dí­as antes con identidades falsas Del Pino y su machaca Del Val, en Parla. Allí­ lo esperaban el primero y López Quintas, vestidos con monos de trabajo y gorras. Nada más llegar lo golpearon y lo metieron en una furgoneta Ducato, propiedad de Quintas. Lo trasladaron al norte de Illescas. Del Val y Belvis aguardaban cerca del polí­gono en un Audi A-3, alquilado dos meses antes en Burgos, también con documentación falsa, que no fue entregado y al que cambiaron las matrí­culas. La vida le duró a la ví­ctima unas horas, el tiempo justo para hacer varias llamadas en las que consiguió el dinero que le pedí­an sus captores: al BBVA, para que preparasen 80.000 euros;a su madre dando instrucciones a su padre para que recogiera el dinero y lo llevara a la empresa RGH, de la que era cliente habitual, y cuya contable, amiga de la mano derecha de Del Pino, les dio los datos necesarios para el secuestro (fue detenida dos aí±os después igual que el administrador de la compaí±í­a, también conocido de la ví­ctima). La secuencia que habí­a empezado a las 10.08 minutos de la maí±ana en un polí­gono de Illescas acabó a las 13.42 en el polí­gono Los íngeles de Getafe, en la empresa RGH donde Mario Belvis recogió el dinero del rescate. La UCO no cree que tardaran mucho más en asesinar a José Luis. Cinco meses después, la Policí­a acusó a Del Pino, que se ha movido en los ambientes de Ultrasur y dedicado al tráfico de drogas, según varias investigaciones abiertas, de entrar en casa de la abogada Sonia C.R. y su pareja identificándose como policí­a. Le acompaí±aba, según esas pesquisas, Francisco Javier Antuí±ano, exmilitar condenado en 2009 por pertenecer al grupo de extrema derecha Hammerskin. A la pareja la ataron con cinta aislante y les robaron 12.000 euros. Los ladrones sabí­an a lo que iban. En septiembre fueron absueltos.
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