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Niñas huían de la violencia y pobreza

Familiares exigen que se deduzcan responsabilidades por la muerte de las menores en el incendio.

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Familiares exigen que se deduzcan responsabilidades por la muerte de las menores en el incendio.

Por: Agencias

Guatemala.- Decenas de familias empezaron ayer a dar el último adiós a la treintena de nií±as que murieron quemadas en el albergue, mientras el presidente, Jimmy Morales, reconoció la responsabilidad del Estado en esta tragedia que golpea a su Gobierno. “Se tomó la decisión de separar a todos los nií±os y adolescentes para que no estuvieran hombres y mujeres juntos (...) y evitar agresiones entre sí­ (...). Estuvo bajo las medidas de seguridad necesarias incluida la llave”, admitió el mandatario en una entrevista con CNN en Espaí±ol. Querí­a ayudar a su abuela Madelyn Hernández Hernández, de 13 aí±os, era una nií±a a la que le gustaban las bromas, ser sociable. Pero su prioridad, ante todo, era estudiar y trabajar para ayudar a su abuela, quien era como una madre para ella, ya que la crio desde los 4 aí±os junto a su hermana. Marí­a Antonia Garcí­a, de 72 aí±os, abuela de Madelyn, dijo, mientras acariciaba una fotografí­a de su nieta, que ella fue quien se entregó al hogar. “No es un perro al que le han quitado la vida; fue a una nií±a. Pero igual si a un perro se le llora, ahora para una nií±a imaginen el sentimiento. Exijo justicia”, exclamó Marí­a Garcí­a, abuela de Madelyn, fallecida en el incendio. Rosa Julia fue internada por su madre para “protegerla” de violencia Rosa Julia Espino Tobar, de 16 aí±os, soí±ó siempre con ser una secretaria, para ayudar a su madre, Rosa Marí­a Tobar. “La última vez que platicamos me dijo: Mamita, quiero ser una gran secretaria y ayudarte para que salgamos adelante. Yo le respondí­: No tengas pena, que ya estoy vieja”, narró Tobar, mientras se aferraba al féretro de seda blanca. También explicó que hace cinco meses rogó a la Procuradurí­a General de la Nación (PGN) que la internaran para protegerla por la inseguridad que se vive en el paí­s. La decisión la tomó porque sufrió una fractura en el tobillo y la tuvieron que ingresar en el Hospital San Juan de Dios. Por ser diabética, su situación se complicó hasta el punto de entrar en coma. “Abusaban de mi bebé. La PGN se llevó a una nií±a llena de ilusiones, querí­a ser algo en la vida. Ahora me entregan un cadáver carbonizado. Me la arrebataron”, remarcó. Agregó que el próximo 20 de marzo tení­a una cita con el juez para confirmar la fecha en que Rosita, como la llamaba, regresarí­a a su casa. Una de sus compaí±eras de estudios contó que la menor era amigable y que siempre la ayudaba con su tarea. “Recientemente le habí­a preguntado a su mamá por ella, pero me dijo que estaba lejos”, narró. Rosita vivió por más de 15 aí±os en Lomas de Santa Faz, zona 18. Hermanas “rebeldes” fueron entregadas por su madre La incertidumbre y tristeza eran los sentimientos que viví­a ayer la familia de Grindy Yasmí­n y Gilma Sucely Carí­as López, de 14 y 15 aí±os. De las hermanas, stolo el cuerpo de Yasmí­n habí­a sido entregado, mientras el de la mayor no habí­a sido identificado hasta ayer.

Los restos de Yasmí­n fueron velados ayer en una humilde vivienda que se ubica en el Barrio Latino, en la cabecera departamental de Jutiapa. Agobiada por la culpa y el dolor, Marí­a Odilia López, 45, y madre de las menores, relató que esta era la tercera ocasión en que sus hijas estaban en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción. “Esta era la tercera vez que entraban en ese centro. Yo ya no podí­a con ellas, porque eran muy rebeldes, y por eso busqué ayuda. Esta culpa me mata y me entristece”, comentó López. La madre admitió que en las tres ocasiones en que sus hijas permanecieron internadas nunca fue a visitarlas. “Nunca fui a verlas porque solo pasaban un mes recluidas, pero esta vez me habí­an dicho que ya no me las iban a entregar”, expresó. Su papá la violó Yarisa Pelicó Orellana, de 17 aí±os, era originaria del barrio Los Cerines, Zacapa. La joven habí­a sido violada por su padre cuando tení­a 9 aí±os, motivo por el cual fue apresado y cumple condena en la cárcel en Los Jocotes, Zacapa. Luis Pelicó, tí­o de la joven, relató que Yarisa era adicta a las drogas y que por problemas familiares, por lo que habí­a escapado de casa. Sus parientes pusieron una denuncia en la Procuradurí­a General de la Nación. Dí­as después la joven apareció en Zacapa y fue llevada a la referida casa hogar por orden de juzgado, en febrero último. “Ella era una joven activa, que estudiaba en el colegio Cristo Rey, de Zacapa. Allí­ cursaba tercero básico. Era una persona alegre y participativa”, expresó una amiga. La madre de Yarisa emigró a Estados Unidos desde que ella era nií±a, y fue cuando su padre la ultrajó. Luego, Marí­a Rosario Orellana Alonzo, abuela paterna de la menor, se hizo cargo de su custodia, pero la familia indica que las malas amistades de Yarisa la llevaron a caer en la drogadicción. De San Pablo, Zacapa, también hay otra menor fallecida en el mismo incidente del Hogar Seguro. Ella fue identificada como Marí­a Torres. “Sabemos que tení­an problemas de conducta, pero aun así­ estas jóvenes no merecí­an tales maltratos. ¿Cómo alguien va a mejorar si recibe violencia en donde se supone deberí­a recibir amor? Pedimos justicia ante esto”, puntualizó la abuela.

“Este aí±o iba a estudiar” Yosselin Marisela Garcí­a Flores, de 16 aí±os, ya no podrá estudiar, ya que fue una de las menores que murió en el incendio. Marí­a Elena Garcí­a Flores indicó que su hija no habí­a ingresado en la escuela ya que no tení­a partida de nacimiento, pero este aí±o ya tení­a la documentación para estudiar por madurez.

Con información de Prensa Libre 

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