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Médico mata a joven por robarle su auto

Un respetado médico de origen paraguayo se defendió contra un grupo de ladrones que le arrebataron a mano armada su vehículo. Uno de ellos murió y el resto huyó.

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Un respetado médico de origen paraguayo se defendió contra un grupo de ladrones que le arrebataron a mano armada su vehí­culo. Uno de ellos murió y el resto huyó.

Por: Agencias

Clarí­n| Argentina.- Lino Villar Cataldo (61) debe ser uno de los vecinos más reconocidos del barrio Libertador, en Loma Hermosa, partido de San Martí­n. Es “el doctor” de la zona, muy querido por ser capaz de atender igual a sus pacientes cuando no tienen dinero. Ricardo “Nunu” Krabler (24) era menos conocido. Aunque su familia sí­ lo es: todo el vecindario dice que son “delincuentes”. El viernes pasado, cerca de las 21, ambos se cruzaron en El Ombú 6865. Allí­, en la puerta del consultorio, Lino estaba por subir a su Toyota Corolla cuando “Nunu” y dos cómplices le exigieron el auto, luego de golpearlo con la culata de un pistolón calibre .16.

Lino estaba armado con una 9 milí­metros. Cansado de la inseguridad, y después de sufrir varios robos, habí­a gestionado la tenencia y portación de arma. “Entregó el auto y lo atropellaron a poca velocidad. Pero no bien se paró, disparó cuatro veces y mató a uno de los ladrones, al que conducí­a el auto”, contó un testigo del intento de robo. Los otros dos escaparon a pie.

El domingo a la tarde, Clarí­n constató que en la cuadra y en el consultorio hay cámaras de seguridad que deberí­an haber registrado todo.

Villar Cataldo, de nacionalidad paraguaya, se encontraba esta noche en un hospital y con custodia policial, ya que está detenido por “homicidio”. “Si queda preso, el barrio va a salir a defenderlo. ¿Cómo van a detener a un trabajador? Lo que pasó es que se cansó de los robos”, contó una seí±ora.

Por la inseguridad, Villar Cataldo habí­a dejado de vivir en esa propiedad de El Ombú 6865. Habí­a sufrido al menos dos asaltos, que lo habí­an motivado a mudarse y a comprarse un arma para defensa propia y gestionar los permisos para su tenencia. Solo regresaba los lunes, miércoles y viernes para atender a sus pacientes.

El miércoles pasado, mientras el barrio estaba sin luz, habí­an intentado asaltarlo y se defendió a los tiros. Los vecinos recuerdan que no fue el único episodio que sufrió: contabilizan al menos otros cinco intentos de robo. Con igual resultado: defenderse a los tiros y evitar el despojo.

“El problema es que todo el barrio sabe que cierra el consultorio y sale con efectivo. Muchos creen que también pueden robarle medicamentos para usar como drogas”, dijo otro vecino. Y agregó que se mueve en un auto muy lujoso para la realidad del barrio. “Todos los ladrones de la zona creen que es el vecino al que más dinero y efectos le podrí­an robar”.

Rubén Goncalvez vive a la vuelta del consultorio. Se enteró del caso por Clarí­n y pidió opinar con nombre y apellido. Dijo que el barrio es “tierra de nadie” y enumeró vecinos asesinados en robos y asaltos violentos que sufrió su familia. “Lino es muy querido en el barrio. Lleva décadas atendiendo acá. Tiene a familias enteras de pacientes: de abuelos a nietos. Era jefe de Guardia del hospital de Boulogne y para ganar tiempo y evitar papelerí­a, enviaba a las vecinas que estaban con PAMI al hospital sin turno”.

De “Nunu”, durante la recorrida por barrio Libertador, también se dicen cosas: que habí­a estado preso cuatro aí±os en el penal de Olmos, que habí­a salido hací­a doce meses y que es de una familia seí±alada como “Los Galardi”. “Los grandes son seí±ores delincuentes”, aseguraron los vecinos. “Pero los más jóvenes viven drogados y asaltan a los vecinos”.

Un comerciante comentó que son “el terror de los paraguayos”, ya que es muy común que aparezcan armados en un asentamiento donde predominan personas de esa nacionalidad y los asalten. “Nunu” no siempre robaba. Hay quienes aseguran que cada tanto salí­a en un carro a juntar cartones.

En la que serí­a su última tarde, lo vieron bajo los efectos del alcohol y las pastillas. Minutos antes de su muerte, estaba en una esquina del consultorio de Villar Cataldo. Se fue con dos personas, aclarando que irí­a a comprar drogas y volverí­a después. Pero a los cincuenta metros cambió de opinión: lo vieron al médico y le exigieron el auto. Terminarí­a muerto.

El caso es investigado por la UFI N° 7 de San Martí­n, que debe determinar ahora si Villar Cataldo actuó en legí­tima defensa, por lo que podrí­a ser excarcelado en las próximas horas.

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