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Primera baja para Trump: renuncia líder del Consejo de Seguridad

La posición de Michael Flynn era insegura desde que se confirmó que intercambió información con un embajador ruso. La actuación de Flynn constituye un delito federal.

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La posición de Michael Flynn era insegura desde que se confirmó que intercambió información con un embajador ruso. La actuación de Flynn constituye un delito federal.

Por: La Jornada

Nueva York.- El caos polí­tico dentro y fuera del gobierno detonado por Donald Trump nutre la incertidumbre entre su propio equipo, la burocracia federal y para sectores sociales vulnerables por todo el paí­s, sobre todo los inmigrantes, y la noche de este lunes cobró su primera ví­ctima dentro de la Casa Blanca.

El Consejo de Seguridad Nacional, el centro nervioso de la Casa Blanca para abordar las crisis de seguridad, está en crisis, con su jefe, el general retirado Michael Flynn obligado a presentar su renuncia.

Trump prometió manejar al gobierno de una manera efectiva y eficiente argumentando que el presidente deberí­a de ser un ejecutivo en jefe de una gran empresa. Por ahora eso está fracasando y en su lugar todos los dí­as hay pruebas de falta de coordinación, intrigas y berrinches.

Desde fines de la semana pasada cuando los medios nacionales reportaron que las agencias de inteligencia estadunidenses contaban con evidencia de que Flynn sostuvo un intercambio con el embajador ruso en Washington sobre el tema de sanciones poco antes de la toma de posesión de este nuevo gobierno, el asesor de Seguridad Nacional ha tenido que ofrecer disculpas al vicepresidente Mike Pence y aparentemente a otros de la Casa Blanca supuestamente por haberlos engaí±ado en esencia. Flynn habí­a afirmando que nunca abordó el tema de sanciones o de polí­tica estadunidense, y Pence, con base en eso, declaró públicamente que estas conversaciones jamás habí­an ocurrido. Es un delito federal que un ciudadano negocie relaciones exteriores con un poder extranjero.

El presidente habí­a guardado silencio sobre el asunto Flynn durante el fin de semana, y este lunes no respondió a una pregunta sobre si aún apoyaba a Flynn, ex jefe de la Agencia de Inteligencia de Defensa y uno de los primeros altos oficiales en respaldar a Trump durante su campaí±a. Poco después, la consejera de la Casa Blanca Kellyanne Conway declaró que el presidente mantiene “plena confianza” en su asesor de Seguridad Nacional. Una hora después la Casa Blanca corrigió esa afirmación, al informar solo que Trump estaba “evaluando la situación”. A la vez, medios informaron que el Departamento de Justicia sigue investigando si Flynn violó la ley.

Pero el Consejo de Seguridad Nacional está sufriendo problemas no sólo por su jefe, sino por toda una dinámica deficiente, reportó el New York Times. “Tres semanas desde el inicio del gobierno Trump, integrantes del consejo se despiertan en la maí±ana, leen los mensajes de Twitter del presidente Trump, y luchan para armar polí­ticas en torno de ellos”, reporta el rotativo, agregando que la mayorí­a del equipo no es informado sobre los intercambios del presidente con sus contrapartes, y varios están contemplando medidas para proteger sus comunicaciones con sus colegas antes sospecha de que podrí­an ser interceptadas y monitoreadas no por un enemigo, sino por altos asesores del presidente buscando controlar filtraciones.

Mientras tanto, la estancia del jefe del gabinete Reince Priebus también está en duda, según algunos informes filtrados a medios y por comentarios cuestionando su labor por un amigo muy cercano del presidente. Nadie menos que la consejera del presidente, Kellyanne Conway, ha indicado que estarí­a interesada en ocupar ese puesto (según informes filtrados por funcionarios). Pero la misma Conway sigue en apuros por haber promovido -en violacion de reglamentos y normas de ética de funcionarios públicos- productos de la hija de Trump, Ivanka.

Y la labor del vocero de la Casa Blanca, Sean Spicer, también ha sido repetidamente cuestionada por su jefe, según fuentes dentro de la Casa Blanca.

Algunos seí±alan que la falta de coherencia en las decisiones de la Casa Blanca son resultado de pugnas internas, “la intensa competencia cotidiana entre dos perspectivas muy diferentes… aquellos que desean una confrontación radical tanto en casa como en el extranjero versus los que desean conformarse más a Washington y las normas internacionales”, afirmó Mike Allen, veterano observador y periodista poltiico en Axios.

En parte por todo esto, nadie está seguro de qué sigue en términos de polí­ticas, incluyendo la migratoria. Mientras continua la pugna judicial con la orden ejecutiva contra viajeros de paí­ses musulmanes, la implementación de otra orden ejecutiva dedicada a la “fortalecer” las medidas contra inmigrantes indocumentados está generando confusión y temor de costa a costa.

Después de que más de 600 inmigrantes fueron detenidos, y muchos deportados, en las redadas realizadas la semana pasada en por lo menos seis estados, las autoridades del servicio de migración insistieron en que estás no eran parte de alguna nueva polí­tica ni en cumplimiento de las nuevas órdenes ejecutivas. Pero desde ayer, y de nuevo hoy, Trump tomó crédito por las operaciones afirmando que éstas fueron contra “inmigrantes ilegales… gente que son criminales…. estamos haciendo lo que dijimos que harí­amos”.

En su reunión hoy con el primer ministro canadiense Justin Trudeau, ambos mandatarios decidieron evitar una confrontación sobre el tema de la inmigración de paí­ses musulmanes, y sobre todo el asunto de refugiados, en donde tienen polí­ticas casi opuestas. Trudeau explicó que no vení­a a darle lecciones a otro paí­s. Al parecer no hubo conflictos (aunque no se puede descartar la posibilidad de un tuit que destruya esa imagen), y ambos expresaron su voluntad de continuar trabajando sobre temas de cooperación y promoción económica, sobre todo en ofrecer mayores oportunidades a las mujeres. Notablemente, no abordaron, en público, la renegociación del Tratado de Libre Comercio.

Mientras tanto, en su primera acción contra un paí­s latinoamericano más allá de México, el gobierno de Trump anunció hoy nuevas sanciones contra el vicepresidente de Venezuela, Tareck El Asissami, acusando que está jugando un papel mayor en el narcotráfico internacional, reportó primero Ap y después fue confirmado por el Departamento del Tesoro. Como parte de las sanciones, sus bienes estadunidenses fueron congelados y tendrá prohí­bido el ingreso a este paí­s. Junto con él, también se aplicaron sanciones contra el empresario venezolano Samark López, sospechado de ser operativo del vicepresidente.

Y ese Departamento del Tesoro ahora tendrá un jefe al ser ratificado Steven Mnuchin como secretario del Tesoro esta noche por el Senado. Mnuchin encabezó OneWest, un banco que expuso a decenas de miles de sus casas por la crisis de la hipotecas que detonó la gran recesión de 2008. Ahora estará encargado de implementar la aun ambigua estrategia de Trump, incluyendo desmantelar regulaciones sobre Wall Street, algo que Mnuchin conoce de cerca como ex ejecutivo de Goldman Sachs -de hecho, es el cuarto egresado de esa empresa en los puesto más elevados del nuevo gobierno. No se sabe si logrará imponer un poco más de orden en el ejecutivo.

La gran pregunta es si el caos de esta Casa Blanca es a propósito o si es consecuencia de la ineptitud y/o pugnas del cí­rculo í­ntimo del presidente. Trump prometió que vení­a a “sacudir” a Washington. Al inicio de solo su cuarta semana en la Casa Blanca, 24 dí­as después de haber sido instalado, Trump ha logrado mucho.

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