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Reportan 91 ballenas grises muertas en Pacífico mexicano: la cifra más alta desde 2020

Este año solo se registraron 69 nacimientos, la tasa más baja, señaló el doctor Jorge Urban Ramírez

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Ciudad de México.- La cifra de ballenas grises muertas en aguas del Pacífico mexicano ascendió a 91 ejemplares, con lo que se supera el registro más alto del “Evento de mortalidad inusual”, alcanzado en 2020, con 88 ballenas muertas.
Este año solo se registraron 69 nacimientos -la tasa más baja-, señaló el doctor Jorge Urban Ramírez, responsable del Programa de Investigación de Mamíferos Marinos (PRIMMA) de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS).

“A partir del 2018 empezamos a ver ballenas más flacas y un aumento en la mortalidad en toda su distribución desde Alaska hasta México. Después de algunos años de estudiar, se concluyó que se debía a cambios en sus zonas de alimentación, lo que provocaba que las ballenas se alimentaran menos, lo que afectó la capacidad energética de las ballenas”.
“Y lo que hubo extra este año, fue una temperatura más fría –causado por el fenómeno de La Niña–, lo que provocó una migración más larga, porque el problema de alimento también se había presentado los años anteriores y no fue tan grave como este año que tuvieron que migrar y gastar más energía”, señaló Urban Ramírez, en entrevista con MILENIO.
Durante el verano, las ballenas grises se alimentan en el Mar de Bering, pero en los últimos años, el cambio climático ha provocado el derretimiento del hielo marino en el océano Ártico, lo que ha generado menor disponibilidad de alimento.

“Para el desarrollo de las presas de la ballena gris es importante que haya una cobertura de hielo ártico, porque debajo crecen algas, que al morir se van al fondo y son alimento de las presas de las ballenas, al no haber cobertura de hielo, no hay algas, no hay alimento para las presas y no hay comida para las ballenas. Eso es lo que ha pasado”, explicó.
 
 

Esta baja disponibilidad de alimento, llevó a las ballenas a una situación de vulnerabilidad ante enfermedades y presas, debido al mayor desgaste energético, al emprender su migración de más de 10 mil kilómetros desde el Mar de Bering hasta sus lagunas de crianza y reproducción en la península de Baja California.

En 2019, investigadores de Estados Unidos, Canadá y México, declararon el inicio de un “evento de mortalidad inusual”.

De acuerdo con el PRIMMA, en 2019 se registraron 83 ballenas muertas, en 2020 se alcanzó el mayor número con 88 ejemplares muertos; en 2021 registraron 55; en 2022 continuó en descenso con 54 ballenas muertas; para 2023 la cira siguió bajando con 36; y en 2024 solo se registraron 29 ejemplares muertos, por lo que en ese entonces, consideraron que el “evento de mortalidad inusual” había concluido; sin embargo, con los nuevos registros de este 2025, replantearon que dicho fenómeno no terminó.

“Se calcula que la población de ballena gris en 2016 era de alrededor de 24 mil ballenas grises, el total de la población. Y en una estimación que se hizo en 2022, es decir, después de esta mortalidad se calculó en cerca de 14 mil, es decir que más del 30% de la población disminuyó de toda la población, por la mortalidad en estos años”, señaló Jorge Urban
El doctor Jorge Urban consideró que para este 2025, la alta mortalidad “se reactivó”, porque las zonas de alimentación siguen sin recuperarse, y las ballenas tuvieron que desplazarse más lejos debido a aguas más frías por el fenómeno de la Niña, lo que provoca que las ballenas grises estén muriendo por inanición, es decir, por debilidad extrema.

“Al no alimentarse bien y tener ese gasto energético, están flacas y son más propensas a enfermedades, a colisiones con embarcaciones o a ser presas de sus depredadores naturales, como son las orcas”.
 
 

Los cuerpos de las 91 ballenas muertas se han encontrado a lo largo del Pacífico mexicano, la mayoría son encontradas en la laguna de crianza Ojo de Liebre, debido a que es la principal zona de congregación de estos mamíferos; pero este año, sorprendió a los investigadores hallazgos más al sur.

Este año otra vez fue Ojo de Liebre, pero el siguiente lugar que no había sucedido antes fue Bahía Magdalena.

“Y esto fue porque las ballenas estaban más al sur. Como las ballenas se movieron más al sur, es la zona donde hubo mayor mortalidad. También hubo ballenas muertas en San Felipe, en Guaymas, en Mazatlán, en Loreto, La Paz”.
El investigador advirtió que la mortalidad de ballenas es más alta, ya que los cuerpos que han podido registrar son los que varan en la costa, y muchas otras mueren y se hunden.

“Respecto a la baja tasa de nacimientos, sostuvo que “fue el año con menos crías en la historia del estudio de las ballenas, porque seguramente las ballenas que lograron aparearse el año pasado, quizá no tuvieron la energía o alimento suficiente como para llevar a término su su preñez”, lo que sigue en análisis.

Pese al alto número de muertes, Jorge Urban Ramírez, sostuvo que la ballena gris no está en peligro de extinción, debido a su alta capacidad de resiliencia; ya que aproximadamente cada 15 años ocurre una mortalidad alta y se recuperan; no obstante, llamó al gobierno mexicano a elevar su estatus de protección especial a amenazada en la Norma 059 de la Semarnat.

 
 

 
 
 
 
 

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