Por: Agencias
El Zócalo de la Ciudad de México se transformó este fin de semana en un escenario vibrante de historia y tradición, al albergar una megadanza prehispánica en conmemoración de los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlan. Frente a la imponente Catedral Metropolitana, cientos de personas —entre danzantes y asistentes— alzaron ambas manos al cielo, saludando al universo en un acto simbólico de conexión con sus raíces ancestrales.
La lluvia y el sol se turnaron en el cielo, añadiendo dramatismo al ritual. Entre los participantes destacó una mujer de aproximadamente 75 años, con la cara pintada en azul y blanco y un paliacate atado a la frente, quien danzaba con cascabeles en los tobillos. “Danzar en la lluvia es una ofrenda para mí”, comentó mientras las gotas caían sobre su rostro con serenidad.
Provenientes de ocho regiones distintas de la capital, decenas de mujeres se unieron a la danza, desplazándose en diagonal hacia el centro de la Plaza de la Constitución. En ese punto se encontraban otros danzantes, portando collares de conchas, cinturones rojos y majestuosos penachos, marcando el ritmo con huéhuetl y maracas que resonaban al unísono.
Desde la avenida 20 de Noviembre, más bailarines con tocados de águila y pieles sobre la cabeza se abrían paso entre la multitud, donde visitantes y curiosos se apresuraban a tomar fotografías, muchos incluso con paraguas en mano. La escena era tan envolvente que una espectadora se unió brevemente al grupo antes de ser amablemente retirada por una de las danzantes.
Algunos turistas extranjeros, pintados y ataviados con penachos, observaban con asombro. “Pidamos por la lluvia, por el bien temporal”, expresó uno de los danzantes, mientras el grupo giraba sobre sí mismo y realizaba movimientos de ofrenda.
Con información de el Universal
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