Por: Agencias
La atmósfera en el Vaticano se intensifica a medida que se acerca el inicio del cónclave que elegirá al nuevo Papa tras la muerte de Francisco. Este viernes, los bomberos del Vaticano instalaron la emblemática chimenea sobre la Capilla Sixtina, un paso crucial en los preparativos que marcará si la elección del pontífice será con humo blanco o negro.
La instalación de la chimenea, visible desde el tejado de la famosa capilla, simboliza la espera y la incertidumbre que rodea a los 135 cardenales electores. Cada dos rondas de votación, las papeletas se queman en un horno especial, produciendo humo que indica si se ha llegado a un acuerdo. El humo blanco anuncia la elección del nuevo Papa, mientras que el humo negro indica que aún no hay consenso.
Este método tradicional, que ha sido parte del proceso desde hace décadas, fue testigo en 2013 de la elección del Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano en la historia. Sin embargo, la historia también recuerda que en esa ocasión, el humo blanco salió en la quinta votación, y poco después, Bergoglio fue presentado como el nuevo líder de la Iglesia.
Mientras tanto, los cardenales continúan sus reuniones previas al cónclave, discutiendo sobre los desafíos que enfrenta la Iglesia en la actualidad. Entre los temas abordados, destacan la situación financiera del Vaticano y las prioridades para el futuro, en un contexto donde Francisco dejó un legado de reformas y cambios en la estructura eclesiástica.
El pontífice fallecido el 21 de abril a los 88 años, fue una figura que generó opiniones divididas: admirado por su enfoque en los pobres y marginados, pero también criticado por algunos sectores conservadores que buscaban una mayor reafirmación de las enseñanzas tradicionales de la Iglesia. La expectativa ahora está puesta en qué perfil tendrá el próximo Papa y qué rumbo tomará la institución en los próximos años.
Entre los participantes en las discusiones previas, algunos críticos, como el cardenal Beniamino Stella, expresaron su desacuerdo con ciertas reformas impulsadas por Francisco, especialmente en la incorporación de laicos y mujeres en cargos de liderazgo en la Santa Sede. Sin embargo, otros, como el Papa, confiaron en que estos cambios modernizarían y fortalecerían la Iglesia.
El proceso continúa en marcha, y la comunidad católica mundial espera con atención el momento en que la chimenea anuncie oficialmente la llegada de un nuevo líder espiritual para millones de fieles en todo el mundo.
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