
Por: Lizbeth Ogazón Nava
Saltillo, Coahuila.- La huelga de 1886 hizo que fuera el Día Internacional del Trabajo. En el siglo 19, las condiciones laborales eran infames, pues los trabajadores tenían jornadas de hasta 18 horas; si te enfermabas te ibas a la calle sin pensión, ni seguridad. En ese mundo idílico de los liberales no existían las condiciones generales de trabajo.
Seguramente a los neoliberales de hoy les encantaría un escenario parecido donde los sindicatos y la organización obrera no tuviera ninguna intervención y a partir de la contratación libre, pudieran fijarse los salarios, las jornadas y ¿por qué no? las prestaciones; las médicas y sobre todo las pensionarias, después de todo afirman son propiedad privada.
Basta recordar la reacción de la candidata del PRIAN en el segundo debate, cuando le hablaron de la reducción de la jornada laboral: “Yo estoy a favor siempre y cuando le demos a los empresarios la posibilidad de quitarle tanta carga fiscal y ponerle tanta inseguridad (sic) que no pueden que no pueden transitar, apoyemos a los empresarios”.
La jornada laboral de ocho horas que tenemos desde el siglo 19 no fue gracias al apoyo que se dio a los empresarios, fue por la lucha a través de la huelga, de la movilización y del enfrentamiento con el capital que costó muertos, miles de muertos al movimiento obrero. No nos digan ahora que hay que apoyar al empresario para tener mejoras laborales.
La defensa del derecho al ocio, como una conquista del pueblo trabajador debe ser la base para la reducción de la jornada laboral, el derecho al tiempo libre, al descanso, a la distracción o simplemente a la inactividad para quienes concebimos que las personas no trabajan porque quieren sino porque lo necesitan, para aquellas que creemos en la transformación radical de la sociedad y en la construcción de un mundo nuevo y libre más allá de la idea “libertaria” de los neoliberales donde el tiempo sea libre.
Desde siempre los beneficios se consiguen luchando, han sido obtenidos a través de huelgas, marchas, y también de encarceladas y muertos; de aquellas movilizaciones, de aquellas cárceles y de aquella sangre vienen nuestros derechos.
Qué el 1 de mayo no sea sólo una conmemoración que recuerde la lucha de nuestros mayores más dignos, sino una invitación para que continuemos luchando en la fábrica, en la calle y en la tribuna en defensa de los derechos de los trabajadores.
¿Se puede recorrer el descanso del Día del Trabajo?
Los alumnos y algunos trabajadores “afortunados” recién van llegando de un merecido descanso con motivo de las vacaciones de Semana Santa; sin embargo, pese a ello, hay quienes ya están más que preparados para saber si tendrán otro receso largo con motivo del 1 de mayo.
El 1 de mayo siempre se otorga como descanso indiferentemente del día en el que caiga. Con ello, la siguiente pausa cae a mitad de semana.
Tómalo en cuenta, ya que si bien no es obligatorio que los empleados asistan a trabajar, si por alguna razón deben presentarse a laborar de manera habitual, tendrán derecho a recibir, independientemente del salario que les corresponda por el descanso obligatorio, un salario doble por el servicio prestado, es decir, un salario triple.
DGLJ