
Cada aí±o vienen familias del sur del país a ofrecer artesanías  a esta región y pocos son los que compran.
Por: Paúl GarzaZaragoza, Coah.-Â El territorio mexicano es un país bendecido por siete de los diez ecosistemas que existen en todo el mundo y ninguna otra nación lo supera, en otras palabras, las riquezas naturales se manifiestan lo mismo en montaí±as, mares, ríos, lagos, bosques, selvas, desiertos, minerales, plantas frutales y vegetales, hidrocarburos, entre otros tesoros, aunado a ello, la cultura, la idiosincrasia y la sangre azteca de los nativos hacen de México un país realmente afortunado. Lo anterior viene a colación porque en el trabajo cotidiano y ordinario, uno como reportero se encuentra con situaciones y personas verdaderamente extraordinarias, que muchas de las veces, el común de la gente, por las prisas, indiferencias o falta de conocimiento, subestiman o ignoran sus propias raíces y la cultura de nuestros antepasados. Esta es la historia de don Luis Carreón, quien en plena temporada de frío, como todos los aí±os emprende un viaje desde su lugar de origen, el poblado de Zaragoza, estado de Puebla, para recorrer en ruta terrestre mil 370 kilómetros equivalente a 15 horas de camino para llegar a la región de los Cinco Manantiales e instalarse a vender sus productos de artesanía tradicional a orillas de la carretera. Acompaí±ado de su esposa y tres nií±as, de tres, cinco y 10 aí±os de edad, a bordo de un camión de redilas, cubierto de lonas, se estacionan a orillas de los tramos que convergen los municipios de Zaragoza, Morelos, Allende y Nava, para luego esperar, pacientemente, a algún comprador interesado en cualquiera de su mercancía. La mayor parte de la vendimia consiste en cerámica de barro elaborada por sus mismos familiares que de toda la vida se han dedicado a ello y han vivido de la venta, organizados en una empresa que fabrica toda clase de artesanía para uso práctico del hogar, decorativo o para juguetería infantil. Es artesanía mexicana tradicional como ollas, tazas, vajillas, platos, cazuelitas, jarros, de losa de barro, figuras para adorno de las casas, juguetes para los nií±os. Desde el mes de diciembre, luego de reunir en existencia el material de venta, la familia de don Luis Carreón, inicia el viaje con destino al estado de Coahuila, principalmente en la Región Centro, Carbonífera, Cinco Manantiales, y Piedras Negras, en donde se instalan por semanas, pero depende mucho de la fluidez del punto de venta para cambiar de lugar. Al final del recorrido empieza el retorno a su ciudad natal, en donde son esperados por los fabricantes para hacer un recuento de los gastos y las utilidades obtenidas. La venta de estos objetos de losa no siempre tiene la demanda que los fabricantes nativos esperan por estas fechas, pero no deja de ser atractivo a los clientes los jarros para los frijolitos y las cazuelas para los guisos y el mole, con tapa y sin tapa. A decir de nuestro personaje, quien amablemente accedió a compartir su historia, estos productos de losa a base de barro están calados a un cocimiento que garantiza la durabilidad del material para soportar altas temperaturas en la cocción de los alimentos. Posteriormente son barnizados, pero desde la elaboración a mano, existe detrás una cultura milenaria propia de las entidades del sur del país, en este caso del estado de Puebla, en donde el mole servido en cazuelas es típico y mucho de su delicioso sabor se desprende de la misma calidez del barro. El uso de la cerámica es atribuida a la cultura griega llegada a México hace cinco siglos, en donde igual transmitieron la escultura y la arqueología, pero la cerámica fue resultado de una apremiante necesidad básica para la vida doméstica de los nativos. Todos los enseres y utensilios son elaborados manualmente, conocimiento y tradición que se ha heredado de familia a familia como una actividad para sobrevivir, dada la utilidad que representa para la sociedad reciclar o abastecerse de vajillas domésticas. Este esfuerzo traducido en muchas horas de trabajo, exponiéndose a las inclemencias del tiempo, enfermedades y bajas ventas, como platica el entrevistado, no siempre es compensado económicamente, al relatar que en esta ocasión las ventas de su artesanía disminuyeron menos de la mitad que el aí±o pasado. Confió en que los precios ofrecidos estuvieron accesibles, al alcance de la economía popular, ânosotros lo vendemos al costo, porque lo traemos directamente de la fábrica en Pueblaâ. âSabemos que en estas fechas de enero, la gente ya está muy gastada, pero en diciembre casi estuvo muy calmado, quizás por la crisis, hubo baja venta, estuvo muy difícil, comparado con otros aí±osâ. Al observar los productos extendidos a orillas de la carretera, se pudo apreciar los molcajetes, las tortilleras, las cazuelas para salsa, las alcancías de barro, que era de uso común en la generación que les tocó vivir a nuestras abuelitas, contrario a las costumbres de hoy, la mayoría de las amas de casa prefieren la licuadora, los platos y vasos de plástico o desechables. âAlgunas personas se paran para comprar estos objetos, pero no para uso de sus hogares, sino para regaloâ. Se le hizo la observación si no era muy arriesgado exponer a sus nií±as ante las bajas temperaturas, comentó que ya están acostumbradas, ya que también en Puebla hace frío, pero no tan extremoso como acá en el norte, pero como no tienen quién las cuide, vienen con ellos, âpero ahí nos protegemos todosâ. Prácticamente en estos días emprenden su retorno a su natal Zaragoza, Puebla, después de casi un mes y medio por estas tierras del centro y norte de Coahuila. âPero aunque estuvo muy difícil en esta ocasión, bajaron las ventas, nosotros continuaremos con la tradición de nuestra familia primero Diosâ, expresó finalmente nuestro personaje al término de la entrevista.