
Por: Agencias
Ciudad de México – En una histórica votación, el Congreso de la Ciudad de México aprobó la reforma al Código Fiscal local que permitirá la emisión de la licencia de conducir permanente. Con 44 votos a favor y 13 en contra, este nuevo formato promete simplificar la vida de los conductores capitalinos.
La licencia permanente podrá ser tramitada a partir de noviembre de 2024 y se ofrecerá en los módulos de la Secretaría de Movilidad (Semovi) hasta diciembre de 2025. Se estima que este programa genere entre mil 200 y mil 500 millones de pesos en ingresos, los cuales se destinarán a un fideicomiso para proyectos públicos en la capital.
El costo de la licencia será de mil 500 pesos y se introducirá un inciso B) en la fracción II del artículo 229 del Código Fiscal, definiendo esta licencia como de tipo “A” para vehículos particulares. Para obtenerla, los interesados deberán presentar documentos de identificación, comprobantes de domicilio y una línea de captura pagada, así como cumplir con requisitos específicos, como no tener sentencias por delitos graves relacionados con el tránsito.
Beneficios a Largo Plazo
Una de las principales ventajas de la licencia permanente es el ahorro económico que representa a largo plazo, ya que elimina la necesidad de renovaciones frecuentes. Esto no solo alivia la carga financiera de las familias, sino que también reduce el tiempo de espera en oficinas, mejorando la eficiencia administrativa.
Además, este nuevo formato ofrece una mayor seguridad jurídica, ya que los conductores tendrán un documento vigente sin preocuparse por su caducidad. Esta estabilidad también puede contribuir a una menor incidencia de sanciones por licencias expuestas.
Desafíos y Limitaciones
Sin embargo, la implementación de la licencia permanente no está exenta de desafíos. Los requisitos iniciales son más estrictos, lo que podría resultar en una barrera para algunos conductores. Además, el costo inicial es mayor que el de las licencias temporales, lo que puede afectar a sectores con menor capacidad económica.
Otro aspecto a considerar es la posibilidad de que algunos conductores, al no estar sujetos a renovaciones periódicas, disminuyan su compromiso con la educación vial y la responsabilidad al volante, lo que plantea un reto adicional para las autoridades en términos de seguridad en las calles.
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