Nueva Rosita, Coahuila; 28 de octubre.- Más allá del rosa y el azul, para Isa, una chica trans y Roberto, un joven gay, los colores de la bandera arcoíris LGBT+ representan a las personas que como ellos, inician su transición entre una sociedad que poco conoce, pero mucho crítica y discrimina.
A pesar de los señalamientos, las burlas entre pasillos, ambos jóvenes tienen muy en claro lo que quieren para su futuro y con el apoyo de contadas personas, entre ellos sus docentes, están cursando una carrera profesional.
Yo me siento una mujer…
Issac Jonathan Olguín Torres, es su nombre de pila y tiene 18 años, “pero mi nombre de mujer, el que yo quiero para toda la vida es Isa Yohana Olguín Torres, soy una chica trans y aunque aún no me he hormonizado ya me visto como chica, me maquillo, yo ya me siento una mujer, soy una mujer, obviamente me falta mucho pero en eso estoy”, relató.
Recuerda que desde su infancia ella supo que su cuerpo estaba equivocado, ya que sentía que en su interior vivía una pequeña niña, que ya con más conciencia pudo sacar a relucir hace apenas tres años, Isa se sabe una mujer y lucha por ser reconocida y aceptada como tal, en una sociedad que poco a poco elimina los tabús.
“En la adolescencia mi expresión física estaba por definirse y darse a conocer por completo, pero mi voz no tuvo un cambio radical como suele ocurrir con los adolescentes varones, al contrario, se tornó más femenina y bastaba con que dijera una palabra para que los demás asumieran que yo era homosexual".
“Mis papás no lo saben, creen que soy gay, son muy transfóbicos, me apoyan como gay pero no como mujer, aveces dicen comentarios que me hacen sentir mal, por ejemplo que las mujeres trans son hombres, que así nacieron y así se van a quedar, pero yo quiero ser una mujer, así quiero vivir mi vida; mis papás piensan o creyeron que yo iba a ser un hombre gay, pero no me considero eso, desde hace mucho tiempo yo soy una mujer".
“Creo que mis papás sienten más que nada miedo, mi madre no sentiría vergüenza por mi, le da pendiente que algo me pase pero “no se da cuenta que crió a una hija que no le tiene miedo a nada”.
La escuela es mi lugar seguro…
Sobre su transición a chica transexual, la inició en la universidad, comenta que inició con su vestimenta y está analizando un tratamiento hormonal, así como depilaciones y cambiando su forma de vestir, tal vez recurra a algunas cirugías y sus documentos personales con el cambio de sexo, más no, en la amputación de sus partes masculinas.
Isa se despierta entre 3 y 4 de la mañana de lunes a viernes para maquillarse y arreglarse su cabello, sale de su hogar en el mineral de Palaú vestido de hombre, pero en su mochila porta un cambio femenino.
“En la escuela me cambio de ropa, jamás he especificado lo que soy, me pongo medias, falda o short y blusa, nadie me ha dicho nada, la escuela es muy segura para mi, puedo andar como mujer, no le hago daño a nadie ni falto el respeto porque tampoco me visto de forma extravagante, solo como cualquier chica de mi edad".
“Hay alguno que otro maestro que me habla por mi nombre original, ya les había comentado que quería que me llamaran Isa y pues no todos lo aceptan, hay quienes incluso se ve el repudio pero yo los respeto y solo eso pido".
“Al igual una que otra compañera que para molestar o se siente intimidada porque los hombres me hablan como mujer, pero yo me quedo pensando que es una persona menos que quiero en mi vida, me quedo con aquellos que me aceptan tal y como soy".
No voy a dejar de vivir mi vida para darle gusto a los demás...
A su corta edad es fuerte y resiliente, en una sociedad que, como comenta ella, poco a poco ha aprendido a respetar a quienes biológicamente nacieron siendo varones, pero siempre se supieron mujeres.
“El día de mañana que yo quiera hacer show, caminar por la calle como toda una mujer, ya que ahorita todavía no lo hago, no me va importar lo que piensen de mí, he incluso mis papás, si ellos no me quieran hablar por eso yo no puedo hacer nada".
“A lo mejor les da miedo el rechazo de la sociedad, en que ser una mujer trans esté relacionado con el trabajo sexual, las enfermedades, la muerte y demás, me da mucha tristeza que me quieran pero no que me acepten tal cual soy".
El amor para una chica trans es muy difícil...
Si para alguien heterosexual el amor es complicado, para una chica trans es 100 veces más.
“Hay hombres que nos ven como que tenemos que pagarles por estar con nosotros, que tenemos que tener un súper físico, yo inicié mi vida sexual hace poco y ahorita estoy soltera, la verdad es que el amor para nosotras es muy difícil, estoy más concentrada en el estudio y que la gente me vea de manera normal".
Soy gay y lo supe desde que estaba en el kinder: Roberto.
Roberto Carlos Sandoval Ramírez de 22 años, recuerda que desde que estaba pequeño la gente le empezó a hacer bullying, sobre todo en la escuela porque se juntaba con las niñas.
Acostumbrado a toda clase de acoso y comentarios mal intencionados, a los 16 años decidió contarle a su madre con la que actualmente vive, sobre sus preferencias sexuales.
“Oculté mi homosexualidad porque la vergüenza que nos ha inculcado la educación homófoba es tremenda".
“Mis padres son divorciados, a los 16 decidí salir del clóset, pero me faltó un poco de valor y se lo medio conté a mi mamá por teléfono, no pude ni terminar de decirle cuando colgué…ella ya lo presentía y en lo primero que le pedí de que fuera discreta no lo cumplió, se lo contó a mi hermana, a mi prima, a mi tía y si se fue haciendo como un chisme familiar donde no fui visto con buenos ojos, hasta le fecha me aceptan un 50 por ciento".
“La verdad no considero que visto tan afeminado, no me maquillo, solo me cubro imperfecciones aveces con un poco de polvo traslúcido, trato de vivir lo más apegado a mi felicidad, sin que me importe el qué dirán, estudio, trabajo y no le hago mal a nadie".
El abuso no detona la sexualidad…
Por primera vez a un medio de comunicación, Roberto relata con tristeza que fue abusado de pequeño en dos ocasiones por personas adultas, la primera por una ex pareja de su madre y la segunda por el padre de uno de sus amigos.
“En la sociedad creen que se nace o se hace, pero nos ven como afeminados y a ellos les nace por abusar de nosotros, son fetiches o personas mal intencionadas, te ven que eres y te quieren hacer algo, porque nosotros o en mi caso yo era un niño que no podía defenderme".
“Una vez le comenté a mi mamá lo de su ex pareja y no lo acepto, para mí resultó más difícil tenerle confianza y me sorprendo porque familiares de mis amigos me tienen mucho aprecio, me aceptan en sus hogares, mientras que dentro de mi familia las cosas son muy diferentes".
La importancia del apoyo familiar
Puede que las actitudes en muchas sociedades estén cambiando, pero aún abundan muchos prejuicios contra la comunidad LGBT+ en todo el mundo.
Las familias no pueden proteger a sus parientes LGBT+ de todos los desafíos a los que se enfrentarán, pero la calidad del apoyo familiar que les dan puede marcar una gran diferencia.
“Todos somos iguales, independientemente del género o preferencias sexual no se debe juzgar a una persona".
vcf