Piedras Negras, Coahuila. - Manos que limpiaban lágrimas de tristeza y dolor, que apretaban con fuerza la de algún familiar para tomar valor y que se unían en oración para pedir una pronta recuperación, hoy se dedican a dar valor, esperanza y autoestima a pacientes de cáncer.
Es la historia de tres mujeres que tienen en común ser sobrevivientes de la enfermedad y que el destino puso en el mismo camino para formar el grupo encargado del taller de pelucas oncológicas del Grupo de Apoyo a Personas Cáncer.
María de la Luz Torres de 43 años, quien como parte de su tratamiento tuvo que ser sometida a un trasplante de médula, lo que la mantuvo por meses encerrada en casa, dijo que integrarse al taller fue la mejor manera para comenzar a retomar su vida normal.
Mencionó que dedicar varias horas de su día a ésta bonita labor, es la mejor manera de regresar un poco de lo mucho del apoyo que ha recibido a lo largo de los últimos años por este bonito grupo de gente.
Tras vencer al cáncer de mama y de ovarios, el cual le fue diagnosticado hace 21 años, la señora Armandina Carrizales de 62 años, platica que, tras asistir casi a diario a la Casa Rosa, vio la oportunidad de ser parte de lo que en un principio sería un taller de manualidades.
Dijo que la pandemia lo paró todo, pero tiempo más tarde surgió la idea de hacer pelucas y aunque confesó que no sabía lo que haría y mucho menos coser cabello, ella no lo dudó y se apuntó.
Aunque hace ocho años superó la terrible enfermedad, doña Idalia Ornelas López de 72 años, dijo que llegó un momento en el que se resignó a morir pensado que no se curaría, sin embargo, el apoyo familiar y de las chicas del GAC, le ayudaron mucho.
Comentó que, aunque tiene conocimientos de costura, no le entra a la máquina de coser y todo su proceso para la base lo hace manual, donde sin querer ser más que sus compañeras es clara al decir que “sin gorrito, no hay peluca”
Gabriela Hernández, madre soltera y quien actualmente enfrenta la etapa tres del cáncer de mama, es una de las personas a las cuales se le elaboró una peluca de acuerdo con su tipo de cabello, el cual se ha caído debido a la quimioterapia.
Reconoció que se trata de un proceso bastante duro y que golpea el alma en lo más profundo y que desmotiva, sin embargo el saber que puede usar una peluca le da ese impulso que se necesita en los momentos difíciles.
madpf
