Por: Agencias
Ecuador; 07 de febrero.- Este miércoles, la Corte Constitucional de Ecuador aprobó la despenalización de la eutanasia, luego de una demanda que duró cinco meses, la cual fue realizada por Paola Roldán, una mujer de 42 años, quien padece de Esclerosis Lateral Amiotrófica. (ELA)
Fue el pasado agosto del 2023 cuando Roldán presentó una demanda de inconstitucionalidad del artículo 144 del Código Integral Penal, el cual amenazaba con procesar por “homicidio simple” a quien ayude a una persona que expresa su deseo por obtener la eutanasia. La demanda fue procesada en septiembre.
La sentencia constitucional
En la sentencia de la Corte Constitucional declaró que la eutanasia será permitida siempre y cuando pase lo siguiente:
Una persona, expresando su consentimiento inequívoco, libre e informado (o a través de un representante cuando la persona no pueda expresarlo), solicite acceder a un procedimiento de eutanasia activa por el padecimiento de sufrimiento intenso, el cual puede provenir de una lesión necesariamente de carácter corporal, grave e irreversible o bien, una enfermedad que no tenga cura.
Asimismo, en su dictamen se aclara que el derecho a la “vida digna” tiene dos dimensiones; la subsistencia y la concurrencia de factores mínimos que permitan una existencia decente.
De las disposiciones a la Asamblea, Ministerio de Salud y Defensoría del Pueblo
La Corte ordenó las siguientes disposiciones:
-La Defensoría del Pueblo preparará en un plazo máximo de 6 meses, un proyecto de una ley que regule los procedimientos para la aplicación de la eutanasia.
-El Ministerio de Salud, tendrá un plazo máximo de 2 meses para elaborar un reglamento que regule el procedimiento de la aplicación de la eutanasia.
-La Asamblea Nacional en menos de 12 meses tendrá que aprobar la ley que regule los procedimientos para la eutanasia con los más altos estándares.
Paola Roldán luchó por la muerte digna
Roldán fue diagnosticada con ELA en el 2020, una enfermedad en la neurona motora y se caracteriza por la degeneración progresiva de las células nerviosas de la médula ósea y del cerebro.
Actualmente tiene una discapacidad del 95%, por lo que depende de una máquina de respiración, asistencia de enfermería en casa, cuidados paliativos y una cama hospitalaria, entre otros recursos de ayuda.
En un país que es sumamente religioso, la paciente logró abrir un amplio debate entre quienes defienden la vida a toda costa y quienes creen que los pacientes con un diagnóstico mortal pueden tomar una decisión sobre la continuidad o no de su vida.
“Mi caso particular es apremiante, dado el avance de la ELA y la posibilidad de que mi capacidad de comunicarme se vea limitada en el corto plazo. El día que no pueda expresar mi voluntad o no me permitan decidir cuándo poner fin a mi vida, dejaría de ejercer mi libertad, perdería la dignidad. No se puede tener una vida digna sin una muerte digna”, enfatizó Roldán en una entrevista para CNN.
Con información de: CNN
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