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El arte de embellecer a la muerte; revelan el trabajo y oficio de un embalsamador

Don Erik y Martín realizan una delicada labor que no a cualquiera le gustaría ejercer y ambos le ponen mucho empeño.

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Por: Saúl Garza

Saltillo, Coahuila.- Con la muerte, don Erik y Martín mantienen un nexo misterioso, casi mágico, imposible de explicar. Ambos son técnicos embalsamadores de la funeraria Martínez en Saltillo y tienen más de cinco años embelleciendo a la muerte. 

Una delicada labor que no a cualquiera le gustaría ejercer, ambos le ponen mucho empeño y lo consideran un arte, un trabajo minucioso que implica paciencia y respeto.  

“Todos los cuerpos se manipulan con mucho respeto, porque puede llegar a ser un familiar de nosotros y no quisiéramos que otra persona lo trate mal, por eso se le trata con mucho respeto tanto a los niños, jóvenes, adultos, se les da su respeto como debe de ser”, detalló don Erik Contreras Reyes.


A las manos de Erik han llegado muertes naturales, personas accidentadas, e incluso violentamente asesinadas, por lo que en ocasiones la persona “no sabe que murió” y es necesario platicar con ella, para que le permita trabajar y pueda ser despedida por sus familiares. 

“En ocasiones estás inyectando y el cuerpo no drena y no te queda de otra más que platicar con él, yo les digo ‘apóyame para que tu familia te pueda despedir como debe de ser’, y sí te da resultado empieza a aflojar el cuerpo, pierde rigidez, cambia de color”, confirmó. 

 

 

Te acostumbras…

Martín Martínez tiene 37 años, de los cuales cinco los ha dedicado a este oficio que él describe como un procedimiento rutinario al que el embalsamador termina acostumbrándose, pero en ocasiones algunos cadáveres cuestan más trabajo que otros.  

“La preparación de los niños para nosotros como embalsamadores es lo más complicado, porque uno también tiene niños, entonces se pone uno en los zapatos de los padres y te imaginas el dolor que deben estar pasando en ese momento”.

“También es difícil trabajar a familiares, a mí me tocó preparar a una tía. El que te avisen que ya falleció cuando no te lo esperas es más complicado porque no estaba enferma. Tenerla en la plancha y estar pensando que es tu familiar se siente muy raro”, compartió. 

 

 

En cuanto a los rumores de que los cuerpos “se llenan de aserrín”, Manuel Saldaña, gerente de la funeraria, detalló que es falso, pues se extraen fluidos corporales. Agregó que son la única agencia de servicios fúnebres en la ciudad que cuenta con el apoyo externo de una empresa de recolección de residuos peligrosos que traslada los fluidos para su tratamiento.

De esta manera es como un embalsamador realiza su trabajo, efectuando algunos rezos y agradeciendo a la vida, pues atender a las personas que han trascendido les permite valorar y vivir cada momento de su vida, pues lo que para unos resulta aterrador, para ellos y sus familias es un arte, preparar a las personas fallecidas para su último adiós terrenal.

 

 

Un proceso difícil

Hasta el laboratorio de la funeraria, ubicada en los cruces de las calles Hidalgo y Aldama en la Zona Centro, llegó el cuerpo de una mujer mayor, aproximadamente 70 años. 

En su rostro rígido, como el resto de su anatomía, se ve un gesto de paz. 

Don Erik platica que el proceso comienza quitándoles la ropa, los baña con agua fría. Les echa champú en el cabello y jabón en el cuerpo. Con un bisturí les abre un orificio a la altura del cuello, por donde inserta una manguera que cumple la función de evacuar los fluidos y de llenar el cuerpo de unos químicos especiales.

“Primero colocamos el ‘Pre inyector’, es el que se usa para deshacer coágulos. A continuación seguimos con el ‘Arterial’, este se queda en lugar de la sangre. Terminamos con el líquido de ‘Cavidad’, lo que antes se usaba como formol, pero ahora ha mejorado. Éste último se pone en las vísceras para que seque todo y no empiece a inflamarse o aventar malos olores".

“Este cuerpo ya nada más está en reposo, estamos esperando ropa. Nosotros mismos los vestimos, los peinamos, si la gente quiere algo de maquillaje se le pone y si no nada más se peina y se pone en el ataúd”, puntualizó.

 

 

 

 

 

 

AAG

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