Por: Grupo Zócalo
Cuatro Ciénegas, Coahila; 19 de agosto.- Entre llanto y música fue despedido Irving Jimenéz Villarreal, el joven de 23 años originario de Cuatro Ciénegas que perdió la vida en medio del desierto, tras ir en busca del “sueño americano”; Familiares y amigos lo acompañaron en el Panteón Municipal "El Refugio", en aquel municipio.
La esperanza de encontrarlo con vida se esfumó; luego de una intensa búsqueda su cuerpo fue encontrado en el cerro de Boquillas del Carmen y trasladado a Cuatro Ciénegas la mañana de ayer para ser sepultado; antes fue llevado a la Parroquia San José, a la misa de cuerpo presente, y de ahí el cortejo fúnebre llegó hasta su hogar, en donde estuvo unos minutos.
Los rostros de tristeza y dolor se reflejaban en cada uno de sus familiares y amigos, sus padres y hermanas que lloraban abrazados al féretro.
“Negrito, te nos fuiste”, le gritaban con angustia sus familiares más allegados, mientras sonaba la música amenizada por un grupo de jóvenes; uno de los pequeños hijos de Irving se aferraba al ataúd con el cuerpo de su padre.
Una fotografía sobre el féretro mostraba el rostro sonriente de Irving, así lo recordarán sus amigos, que por años convivieron con él y hoy siguen incrédulos a su muerte, ya que él solo iba por el sueño de dar una mejor vida a sus cuatro hijos.
"Irving era muy buen padre, él quería lo mejor para sus hijos, se había ido porque aquí no hay trabajo, qué crueldad por parte de las personas que los abandonaron, los dejaron morir, ojalá y se haga justicia, es muy triste porque sus hijos tan pequeños, se quedan sin su padre”, dijo una persona allegada a la familia.
El anhelo de 14 jóvenes por cruzar la frontera para buscar mejores oportunidades, terminó en tragedia con la muerte de tres de ellos, que al ser abandonados por los “polleros”, se quedaron en el camino dejando luto y dolor a sus familias.
Partieron juntos
En Ocampo, los hermanos Franzua y Alejandro fueron velados en su domicilio, a donde acudieron amigos y familiares para dar el pésame a la familia de los jóvenes que se fueron con la ilusión de encontrar un trabajo, sin imaginar que esa decisión los llevaría a tener un desenlace fatal.
La familia pidió respeto por el luto que viven en su hogar ante la irreparable pérdida de los hermanos, que juntos partieron al descanso eterno.
De acuerdo a la versión de jóvenes sobrevivientes de la tragedia, Franzua y Alejandro siempre estuvieron juntos, uno de ellos empezó a morir en el camino y su hermano no lo abandonó, al contrario, se quedó hasta el final con él.
Se dijo que fue el hermano mayor de ambos quien habría pagado a los “coyotes” para que ayudaran a cruzar a sus hermanos hacia Estados Unidos, pero las cosas no salieron como esperaban y hoy la familia llora la muerte de ambos.
VCF
