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Celebran primera boda gay dentro de un penal en Nuevo León

Desde junio pasado en Nuevo León fueron aprobados los matrimonios igualitarios en el Congreso del Estado

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Por: Agencia Reforma

Monterrey, NL.- Los matrimonios igualitarios son cada vez más visibles, sin embargo, la unión entre Pedro y Jonathan realizada ayer es la primera en Nuevo León entre dos hombres privados de la libertad.

Ambos cumplen actualmente una sentencia en el Centro de Reinserción Social No. 1 Norte, en Apodaca.

Desde junio pasado en Nuevo León fueron aprobados los matrimonios igualitarios en el Congreso del Estado.

Antes de esa reforma en el Código Civil también el derecho existía, pero se lograban a través de amparos y luego por recomendación de la Suprema Corte de Justicia.

“Estoy feliz porque hemos pasado demasiadas cosas en las cuales hemos batallado para concretar nuestro matrimonio”, dijo Jonathan en entrevista telefónica desde el penal, en presencia del director.
“Pero después de la tormenta viene la calma”.
Se conocieron dentro del centro de reinserción, en el ensayo de una pastorela. Pedro hacía el papel de un “diablo” y Jonathan lo observaba como parte del equipo de producción. Le gustaba su personalidad extrovertida, recuerda este último.

Poco a poco se dio el enamoramiento. Hace tres años formalizaron su relación de pareja y, hace dos años Jonathan le propuso matrimonio.

“Eran muchísimos los obstáculos porque el centro nunca había tenido un matrimonio igualitario”, contó Pedro también telefónicamente.
“Fuimos agotando todas las instancias, fue un poquito largo el procedimiento y por el momento llegamos a pensar que no se iba a concretar”.
Pedro cumple una pena por robo calificado. Lleva tres años y le faltan cinco, mientras que Jonathan está ahí por homicidio calificado y lesiones, y lo sentenciaron a 28 años.

Ambos esperan que, con amparos, la sentencia se reduzca, y salgan antes.

De acuerdo con notas periodísticas, desde 2014 hay registros de matrimonios igualitarios en centros de reinserción de Coahuila, Campeche, Chihuahua, Tlaxcala y Jalisco, en donde ambos contrayentes o sólo uno están en reclusión.

“Estamos en un centro en el que hay momentos buenos y hay momentos malos”, comentó Pedro sobre la decisión de casarse. “Se necesita un poquito de alguien que te escuche, que sepa lo que estás pasando, que tenga similares cosas a las que tú pasas”.
Para ambos, la sobrevivencia de su amor al interior de un penal varonil, en donde la homofobia se exacerba, no será fácil, pero tampoco imposible.

“Son tres cosas, como para que cualquier relación funcione, sea hetero, bisexual, transexual”, apuntó Jonathan al confesar que él nunca había pensado en casarse, “una es el amor, la otra es la comunicación y la confianza”.
Para la gestión del matrimonio, la Comisión Estatal de Derechos Humanos, la Dirección del Registro Civil y las autoridades del penal, tuvieron un papel primordial, comentó Charlin Bastida, directora de HG Abogados, el bufete que lleva el caso de los jóvenes.

Fue a esta abogada a quien los ahora esposos manifestaron por primera vez su intención de casarse.

El proceso duró varios meses hasta que ayer se concretó dentro del penal.

Además del juez, cuatro abogados del bufete fungieron como testigos, incluida la abogada, a quien la pareja nombró como madrina. Se compartieron fotos de la pareja tras el enlace con los rostros semicubiertos.

La firma del acta de matrimonio se realizó con los contrayentes por separado, bajo el argumento de que se encuentran en diferentes áreas.

Aun así, ambos coincidieron en estar felices.

“No nos dejemos llevar por lo que la gente dice o la gente hace, simplemente que sea la felicidad que tú puedas amar o querer a la persona que tú quieras, que seas feliz, que vivas y dejes vivir”, expresó Pedro.
Ahora tienen los mismos derechos y obligaciones que cualquier otro matrimonio, dijo la abogada.

“Muy posiblemente eso va a traer como consecuencia que (en el penal) tienen que ser un poquito más accesibles, tanto para las visitas familiares como para las visitas conyugales a las que van a tener derecho”, apuntó Bastida.
Y en un ambiente tan duro como puede ser el penal varonil, proporcionarles seguridad para que tengan una estancia serena.

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