Por Carlos Rodríguez
Saltillo, Coah.- El Arturo Guerra, quien ha realizado más de 15 misiones a cárceles con reos de alta peligrosidad, entre ellas la de las Islas Marías y el penal de Mesillas, en Coahuila, exhortó a la sociedad a hacer algo para frenar esta inercia de violencia y crimen que está llenando los penales con personas que matan, extorsionan, secuestran y venden droga.
“Tenemos que sentirnos responsables como sociedad, es decir, qué estamos haciendo mal, qué todavía no terminamos de solucionar de toda esta realidad de los delitos, los crímenes, la violencia, y es algo que se debe de afrontar cada quien desde su trinchera”.
El sacerdote, miembro de la Legión de Cristo, recién concluyó la misión en el Centro Penitenciario Federal Número 18 en Coahuila, al que acudió acompañado de un grupo de siete jóvenes universitarios que sacrificaron sus vacaciones con tal de llevar un mensaje de esperanza y fraternidad a los presos.
Durante sus misiones se ha dado cuenta de que las prisiones son un reflejo de la sociedad y que se debe hacer un vínculo para salvar a los presos, ofreciéndoles un camino de conversión y de verdadera readaptación social, pues de otra forma saldrán a delinquir de nuevo.
“No verlos como gente que estorba y que escondemos en las cárceles, y que allá se las arreglen, sino que sigamos viendo en ellos seres humanos, que cuando ellos salgan pueden ser agentes primarios del cambio” anotó.
Y es que a lo largo de su experiencia, que incluye ocho visitas a las Islas Marías, tres al CEFERESO de Mesillas, una a la cárcel nacional de Belice, y otras más, ha visto verdaderos testimonios de conversión.
El presbítero Arturo Guerra Arias, quien ha encabezado más de 15 misiones a cárceles de alta seguridad, exhortó a la sociedad a evaluar en qué estamos fallando, pues los ceresos están llenos de asesinos, secuestradores, violadores y toda clase de delincuentes.
“Desde nuestras trincheras tenemos que hacer algo, los papás amar mucho a sus hijos, educarlos; los encargados de la educación tienen que hacer su trabajo con mucho corazón, para que los estudiantes se sientan amados”, comentó el padre Arturo.
Hay que acortar distancias
El cura, que recientemente visitó con siete de sus estudiantes de un colegio de Legionarios de Cristo el CEFERESO de Mesillas, recalcó que una nación se conoce en sus cárceles, viendo cómo tratan a sus presos, por ello considera necesario que se acorte la distancia entre personas libres y presas, en el sentido de que los que gozan de libertad se solidaricen con los otros.
En las misiones que duran una semana, la regla es hacer a un lado las etiquetas, para que los jóvenes puedan convivir con los internos sin prejuicios y en confianza establezcan vínculos que los hagan aprender a unos de otros.
“Como de seres humanos a seres humanos, más allá de las etiquetas, que se ponen a los de afuera y los de adentro, los que están en la cárcel y los que están fuera de la cárcel, allí nos olvidamos de eso, de lo que la sociedad dice que tú eres libre porque te portaste bien y tú no, por eso no eres libre”.
Les cambia la vida
El sacerdote destacó que durante las misiones que ha realizado ha visto cómo esta semana, que los universitarios “sacrifican” de sus vacaciones, les sirve para madurar, para empatizar y valorar más lo que tienen.
“Cuando ya se cerraron las Islas Marías, comenzamos a ir a algunas cárceles federales, por ejemplo en Guasave, Morelos, que es la cárcel femenil más grande de Latinoamérica, y Almoloya de Juárez; en Coahuila es la tercera vez que venimos al CEFERESO 18”.
AFPR
