Por: Excélsior
¿Qué tiene que ver la vaquita marina con las tarántulas mexicanas criadas en cautiverio?, ¿cómo afecta la crisis que viven comunidades pesqueras del Alto Golfo de California a poblados de la Costa Grande de Guerrero?
“La vaquita marina es un tema muy triste para nosotros, porque es como si tu hermano mayor hubiera hecho una travesura y te castigaran a ti, sin deberla ni temerla”, explicó Juan Sánchez Hinojosa, director de la Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA), Aracneé, considerado el tarantulario más grande del mundo y el que más exporta ejemplares al mundo.
La captura y el tráfico ilegal de totoaba en San Felipe, Baja California y el Golfo de Santa Clara, Sonora, que ocasiona la extinción del mamífero marino en mayor peligro del mundo, al morir ahogado en las redes de pesca prohibidas, impacta hasta el otro lado de la República Mexicana, a más de dos mil 800 kilómetros de distancia.
El pasado 13 de abril, el gobierno mexicano consiguió en su tercer intento, el visto bueno de la CITES al nuevo plan de acción para la protección de la vaquita marina.
El aval llegó 18 días después de que la propia Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), impuso un embargo contra México, por considerar que hasta ese momento la estrategia no era la adecuada, por carecer de plazos y metas establecidas.
De un día para otro, la sanción comercial obligó al cierre de fronteras para las comunidades rurales, ejidos y pueblos indígenas, que viven principalmente de la venta de especies silvestres, productos o subproductos regulados por la CITES.
Entre las exportaciones de fauna y flora mexicana destacan los trofeos de caza deportiva de borrego cimarrón, aletas de tiburón, cera extraída de la planta de candelilla, piel de cocodrilo, orquídeas, árboles maderables de caoba o cedro, y justamente las tarántulas que son altamente cotizadas como mascotas y hobby de observación en Estados Unidos, Canadá, Bélgica, Reino Unido y Alemania.
“En Alemania existe un censo que señala que hay más personas que tienen tarántulas como mascotas en su casa que perros y gatos, entonces es un país completamente amante de las tarántulas mexicanas; aquí en México una tarántula vale un zapatazo y en Europa una tarántula vale 50 euros”, detalló Juan Sánchez Hinojosa, propietario de Aracneé, que también es conocido como el Santuario de la Tarántula Mexicana.
Si bien la sanción comercial impuesta el 27 de marzo se levantó de inmediato, México sólo ganó un poco de tiempo, porque en noviembre tendrá que rendir cuentas en Ginebra, en la reunión del Comité Permanente de la CITES, donde el fantasma de la reactivación del embargo ocupará un asiento en primera fila.