Por: Agencia Reforma
Ciudad de México.- A Atracción Fatal, thriller erótico-sicológico de 1987, le faltó empatía hacia el personaje de Alex Forrest, esa mujer que emprende una violenta venganza contra el hombre casado que no correspondió sus sentimientos después de una aventura.
Que se le consideró una villana lo resume el término “bunny boiler”, incorporado a la cultura popular para definir a una mujer inestable y peligrosa, gracias a una escena clave de la película que involucra al personaje.
Glenn Close, nominada al Oscar a Mejor Actriz por ese papel, ha repetido una y otra vez que Alex no debería ser vista con una perspectiva reduccionista.
Tal idea la compartió a productora y guionista Alexandra Cunningham, showrunner de la serie homónima que recién ayer estrenó Paramount+.
El proyecto, dijo en entrevista Amanda Peet, una de sus estrellas, pretende pasar por el filtro de los valores actuales aquella historia, más complicada que lo evidente y malentendida por muchos.
“Glenn Close ha hablado públicamente sobre enfermedades mentales, sobre desestigmatizarlas en nuestra sociedad, cultura. Fue muy interesante que Alexandra Cunningham quisiera revisitar a Alex Forrest y darle más realismo, para entender la situación mental que atravesaba.
“Alexandra es muy buena en las historias de crimen y su aspecto psicológico. Quiso explorar a Alex desde una visión empática: ¿qué desequilibra a la gente? ¿Por qué personas que se ven normales, sea lo que sea que significa eso, se ponen violentas y pierden el sentido de la realidad si las cosas escalan”, explicó Peet.
En la serie Atracción Fatal, Jo Joshua Jackson interpretará al marido infiel, como hizo Michael Douglas en el filme de Adrian Lyne, y sobre los zapatos de Lizzy Kaplan recaerá la alargada sombra de Close.
“Amo a Lizzy. Mi esposo (el productor David Benioff) y yo estamos obsesionados con ella por una serie que se llama Party Down. En el set sentí que ya la conocía, porque soy su fan. Poder verla y tener escenas con ella fue hermoso, surreal. La amo. Y Joshua, es sorprendente”, señaló Peet, quien da vida a Beth, la esposa engañada.
Los ocho episodios que componen la narración serial no eluden la sexualidad, elemento clave del largometraje.
Sin embargo, se esmeran en hacer a Alex y Dan responsables de sus actos, en dotarla a ella de tridimensionalidad y trasfondo, y en contar la infidelidad en el momento así como sus consecuencias con el tiempo.
“Sobre Beth, Alexandra quería hacer de su participación algo más grande, quería explorar qué ocurrió después. La película original acaba con la familia unida tras todo lo vivido. Parecía un óleo utópico. Alexandra quería deshacer eso, explorar un final alternativo”.
El boleto pagado por Peet en el cine en el 87 fue uno de los muchos que hicieron de Atracción Fatal un fenómeno taquillero y acumular 320 millones de dólares a nivel global.
Entonces adolescente, acudió a la sala con una amiga y el novio de esta, quien tras la pesadillesca secuencia de acontecimientos en pantalla se desmayó.
“Yo pensé que la película era maravillosa. Recuerdo haberme quedado con la idea de que Glenn Close era demasiado sexy, hermosa… iba a decir que quería ser como ella, pero no, por su personaje. Sí que quería vestirme como ella. Su ropa era fabulosa, su sentido de la moda”, evocó.
Vista a distancia la película, a Peet no le cuesta entender cómo se ha hecho de un hueco en la memoria de los cinéfilos, pues historias las historias de infidelidad gustan, pero trascienden si están bien hechas.
“Creo que (si interesan esas tramas) es porque la infidelidad es universal. La mayoría de nosotros tratamos de vivir la monogamia y la mayoría de nosotros, probablemente, en algún punto de nuestra vida batallamos con ella. Es universal. Es divertido ver a gente hacer algo que a ti te da miedo”.
