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Cae la producción de manzana por heladas y sequías; ¿Tiene el tiempo contado

Factores como incendios, heladas, sequías y precios altos, orilla a propietarios a vender sus tierras.

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Por Maru Valencia

Saltillo, Coah.- De los más de 200 productores que había en el 2005, hoy quedan menos de 50, y de las 10 mil hectáreas que ocupaban las huertas de Arteaga y sus alrededores, hoy, miles de ellas, han sido fraccionadas y vendidas al mejor postor, dejando como postal hileras de árboles muertos.

Incendios forestales, heladas tempranas, sequías, osos que buscan alimento, talamontes, precios irrisorios por kilo: la producción de manzana se complica año con año, provocando que muchos dueños –en su mayoría herederos sin cariño por la tierra- prefieran vender sus hectáreas antes que dedicarle parte de su vida al cuidado de los frutos.

Porque de eso están hechas las manzanas de Arteaga: de tenacidad y resistencia; de constancia y compromiso; de ciencia y amor, conociéndolas desde el primer brote y nutriéndolas con composta casera sin el uso de pesticidas. 

Sabor a Arteaga

La característica de la manzana de Arteaga es su sabor, explica Filiberto Urbina García, productor del ejido Rancho Nuevo, lo que le da ese grado de dulzura es su ubicación, su clima, su suelo. 

“Sabes que si te estás comiendo una manzana de Arteaga tiene sabor y no tiene un grado de toxicidad tan alto como otros productores, por ejemplo las manzanas”, asegura.

Una de las metas principales es dejar de vender la fruta a intermediarios, mejor conocidos como “coyotes”, quienes marcan un precio muy bajo. 

Por eso, asesorados por la fundación Tecnoser, están en trámites para vender manzana escolar en bolsa a Wal-Mart, y otra parte a Nestlé.

En peligro de extinción

Migración de agricultores, falta de apoyos del Gobierno, fenómenos meteorológicos, poca agua: el panorama de la manzana de Arteaga no es muy alentador. 

“Los productores están envejeciendo y lamentablemente los hijos de los productores ven mayores satisfactores en la industria en Saltillo, y dejan abandonado, entonces se está poblando más de cabañas, de pequeñas propiedades y lamentablemente se está abandonando el campo”, expresa Carlos Ruiz Acosta, agricultor. 

“Esto ocasiona que cada vez se produzca menos, porque se va poblando de pequeñas propiedades y casas de reposo para personas que vienen de otros estados”. 

Ahora hay más cabañas en la zona, y si antes se conocían entre ellos, se apoyaban mutuamente y existía la armonía vecinal –de ahí que le nombraran El Puerto de la Concordia-, ahora los nuevos residentes colocan cercas y púas, visitan el lugar sólo en vacaciones o fines de semana, nadie se conoce y hasta se roban el agua.

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