Por: Maru Valencia
Saltillo, Coah.- Los datos del Inegi son fríos: la tasa de inflación se ubica en 8.53% y se prevé que llegue a más de 10% para inicios de año; ya son 11 incrementos consecutivos, las frutas y verduras aumentaron casi 15%, la carne de puerco hasta 40%, el kilo de tortillas ya está en 25 pesos y el huevo no deja de subir.
Pero cuando estas cifras las trasladamos al carrito del supermercado, los bolsillos de los saltillenses se quedan casi vacíos a la hora de pagar, dejándoles poco dinero para gasolina –que también subió 8.39%–, los recibos de agua, luz y gas, y olvidándose por completo de diversiones, como salidas al cine o restaurantes.
El sociólogo Juan Carlos Centeno explica que el alza en los alimentos impacta a toda la sociedad de manera directa o indirecta: a los bebés que no alcanzan su óptimo desarrollo, a los infantes que van a la escuela sin desayunar, a las mujeres embarazadas y a los adultos mayores.
“La primera parte tiene que ser el índice delictivo, tiene que subir, porque la gente sale a robar porque necesita tener dinero; luego tenemos los indicadores de suicidios, que en Saltillo son bravos, entonces las enfermedades mentales y ansiedad, depresión. Luego vienen los oportunistas, te presto 20 mil pesos y me pagas 2 mil mensuales de interés”, explica.
Precariedad laboral
El tema inflacionario se agrava con la pobreza laboral, que es cuando el ingreso de un hogar no es suficiente para alimentar a todos sus miembros, y cuando esto pasa, la gente tiene que buscar otras formas para obtener dinero.
“El rollo es un problema de liquidez. ¿Y qué hace la gente con falta de liquidez?, pues pides prestado, te vas a las casas de empeño, sacas tarjetas de crédito que se te hacen impagables”, explica, y todo eso merma la calidad de vida de la sociedad.
Índice alarmante
Jonathan Flores Pérez, profesor de Economía, señala que el índice inflacionario que vivimos sí es alarmante, y explica que el primer efecto de la inflación es la pérdida del poder adquisitivo: compramos menos con el mismo dinero, o gastamos más para comprar lo mismo; además, la inflación distorsiona nuestras decisiones de consumo y ahorro.
Perjudica a los de menos ingresos
Explica que la inflación impacta más a las personas que tienen menos ingresos, ya que le dedican más porcentaje de su ingreso a los alimentos, dejando menos para la salud, los útiles escolares, transporte, ropa y entretenimiento, que aunque no son de primera necesidad, son básicos para una vida digna.
“Estos problemas se han trasladado, además de ser problemas económicos, se trasladan a problemas sociales, sicológicos, porque hay personas que no tienen el ingreso suficiente para abordar todos los rubros como seres humanos”, apunta.
Ambos especialistas coinciden con los datos del Inegi en cuanto a la pobreza laboral.
“Cuál es el salario óptimo, el que te debe permitir que vayas al supermercado a surtir despensa y tengas una condición de vida decente, y yo creo que eso no está pasando”, expresa el sociólogo.
Aunque para Flores Pérez las medidas para enfriar la economía han sido las esperadas, como subir la tasa de interés, no han sido suficientes porque se debe a un alza de precios basada en oferta y demanda, no solo de una, sino de ambas: no hay suficientes productos debido a condiciones externas como la guerra entre Rusia y Ucrania, y tampoco hay suficiente liquidez para adquirir dichos productos.
¿En qué afecta que la clase media, que sostiene gran parte de la economía nacional, empiece a priorizar sus gastos? En todo: disminuye sus salidas recreativas, se cierran lugares, se pierden empleos, deja de compartir con los que más necesitan.
Por ejemplo, el Banco de Alimentos de Saltillo reveló que los donativos en especie disminuyeron hasta en 50%, y que de recibir 400 toneladas ahora solo alcanzan cerca de 200 mensuales.
$1,000 más al gasto
Virginia López es ingeniera, madre de un niño de 2 años. Ella y su esposo trabajan la mayor parte del día y dice que han gastado un promedio de mil pesos más que hace seis meses, por lo que su gasto se incrementó a 3 mil pesos por quincena solo en alimentos.
“Salmón era algo que normalmente consumíamos y ahora no lo compro cada quincena, lo compro una vez al mes, cosas que aumentaron demasiado sí trato de ya no comprarlas en cada súper que hago; o por ejemplo, antes compraba pan de masa madre y ahora compro otro tipo de pan”.
También en los productos de higiene y limpieza, pues en pañales, lavatrastes, detergentes, toallas húmedas, gasta alrededor de 4 mil pesos al mes.
Panorama complicado
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en México hay 127 millones de habitantes, de los cuales, más de 55 millones viven en situación de pobreza, que seguramente aumentarán cuando la inflación supere 10%, como está proyectado para 2023.
“Cuando nos quejamos en el norte yo no tengo ni idea de cómo está la gente del centro y del sur del país, es increíble el diferencial, parecen dos países diferentes, y no el norte completo, el noreste, esta esquina mexicana es privilegiada”, asegura Centeno.
El economista Jonathan Flores Pérez explica que a nivel macroeconómico, Coahuila, y en particular Saltillo, gozan de buena salud económica, gracias a que la capital no supera el millón de habitantes, es una ciudad competitiva y hay mucho trabajo en las plantas.
