
Por Ernesto Acosta
Saltillo.- La adicción al cristal atrapa a los jóvenes de las colonias populares, hombres y mujeres que sufren los estragos físicos y mentales de una droga de la que es difícil escapar.
En la Casa Blanca Fundación Joven Saltillo, atienden a 120 jóvenes de ambos sexos y el 80% refieren que han sido adictos a la también llamada “piedra”, incluso, caen en sus redes sin haber consumido previamente alcohol o mariguana, informó el director Hipólito Vázquez.
“Cuando andan activos empiezan a tener alucinaciones, inclusive escuchan voces y empiezan a ver a la familia como si fueran monstruos, como si fueran sus peores enemigos, inclusive han escuchado voces perturbadoras que los obligan a crear conflictos en su propia familia”.
Las personas adictas al cristal presentan síntomas visibles, aunque ellas niegan cualquier adicción.
“En la casa se empiezan a poner muy agresivos, a no tomar en cuenta lo que es un diario de vivir, le llamamos nosotros. Es muy notorio cuando se están drogando, empiezan a bajar de peso, la pupila se ve dilatada, no hay algo serio que estén diciendo porque empiezan a tener delirios de persecución delirios auditivos, delirios de miedo y la familia inmediatamente se da cuenta”.
“Las personas que se están drogando, ya no hay manera de que lo controlen: ya no se bañan, andan en la calle, inclusive han llegado a robarle a su propia familia lo que son la licuadora, la pantalla, incluso hasta las botas o los tenis del papá, van y los venden y es un despapaye”.
En la Casa Blanca, ubicada en la calle Correo Mayor, número 1744, de la colonia Postal Cerritos, los jóvenes encuentran la oportunidad de abandonar las adicciones, con un proceso de recuperación, rehabilitación y desintoxicación que lleva un promedio de 6 meses, tomando como base los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos.
“Muchas personas han llegado a este lugar pidiendo ayuda por cuestiones de quererse quitar la vida”, dijo, al señalar que en ocasiones no son adictos al alcohol o cualquier otra droga, pero enfrentan problemas emocionales y ahí reciben apoyo.
Son atendidos por un médico, una psicóloga y consejeros; además, tienen oportunidad de estudiar la primaria, la secundaria y la preparatoria, además de aprender un oficio como barbería y soldadura, y cuentan con un pequeño gimnasio.
El personal que apoya a los usuarios, de 18 a 55 años, cuentan con título profesional y cursos de capacitación, en tanto que Protección Civil y la Secretaría de Salud revisan las instalaciones para que cumplan con las normas vigentes.