Por Grupo Zócalo
Ciudad de México.- Illiana Treviño, de 11 años, es una de las sobrevivientes del fatal tiroteo en la Robb Elementary School de Uvalde, Texas, el pasado 24 de mayo. Por segunda ocasión, la pequeña estuvo a punto de perder la vida, solo que en esta ocasión fue debido al impacto que le causó visitar la tumba de su mejor amiga.
A la niña la llevaron a donde reposan los restos de Amerie Jo Garza, la valiente estudiante que fue asesinada cuando intentaba llamar al 911 al tiempo en que Salvador Ramos abría fuego en el salón de clases. Illiana, quería dejarle un osito de peluche y flores a su compañerita, pero su corazón no resistió la impresión.
Illiana quería mucho a Amerie Jo, pues era quien la protegía de los estudiantes abusivos en la escuela. Su muerte, al igual que la de sus otros 18 compañeros y dos profesoras, sin duda fue un golpe del que la pequeña de 11 años no se repondrá. La niña sufrió un infarto la semana pasada y desde entonces está internada en el Children’s Methodista Hospital de la ciudad de San Antonio, en Texas.
“La medicación no está funcionando (…) Apenas estamos viendo los efectos secundarios de lo que este trágico incidente ha traído a nuetra comunidad”, dice una página de recaudación de fondos abierta por la familia de Illiana.
La mamá de la niña, Jessica Treviño, dijo en entrevista a la revista People que su hija salió ilesa del tiroteo pero que desconocía que su mejor amiga no había corrido con la misma suerte. Illiana se enteró de la muerte de Amerie Jo en las noticias: “empezó a gritar y llorar y le dije ‘lo siento, cariño. Hay algunas personas feas en el mundo'”, agregó.
Asimismo, relató que aunque su hija no tuvo alguna lesión física, desde ese 24 de mayo la pequeña vive con el corazón roto y con miedo a que la vuelvan a acosar ahora que ya no está su amiga.
“La hizo sentir segura y y la hacía sentir bien para ir a la escuela (…) Los padres de Amerie hicieron un trabajo increíble criándola tan hermoso. Es muy triste cómo funcionan las cosas en la vida, porque no es justo. No es justo que estos niños perdieran la vida”, confesó Jessica Treviño.
Amerie Jo Garza fue una de las 21 víctimas fatales del tiroteo en Uvalde. La pequeña acababa de recibir un reconocimiento en el salón de clases por ser una alumna destacada y una hora después, estaba muerta por culpa de Salvador Ramos. El joven de 18 años le disparó directo cuando notó que tenía un celular y estaba tratando de llamar al 911 para alertar sobre lo que estaba pasando en la primaria Robb.
“En lugar de agarrarlo y romperlo o quitárselo, le disparó. Estaba sentada justo al lado de su mejor amiga. Su mejor amiga estaba cubierta de sangre (…) Murió como una heroína tratando de conseguir ayuda para ella y sus compañeros de clase”, dijo a medios locales la abuela de la niña.
La pequeña de apenas 10 años fue sepultada el pasado 31 de mayo, una semana después de la masacre. Días después, su mejor amiga Illiana se quebró al ir a su tumba para rendirle tributo.
Información por El Heraldo de México
