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Enfrenta NL escasez con ‘la boca’ seca

Padece el área metropolitana de Monterrey los estragos de la carencia de agua.. 

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Padece el área metropolitana de Monterrey los estragos de la carencia de agua..

Por: Grupo Zócalo 

Monterrey, NL.- La boca que hidrató a miles durante décadas ha sido cerrada. La prolongada sequí­a que afecta al noreste del paí­s, así­ como también el uso desmedido e incluso, la soberbia, cobraron factura a una de las presas más conocidas.

Un paisaje desértico, apocalí­ptico, ha tomado el lugar de un paisaje cristalino, azul, lleno de vida. Bastaron menos de nueve meses para que el embalse de la presa Rodrigo Gómez, mejor conocida como La Boca, quedara en su mí­nimo histórico de capacidad. Donde abundaba agua, ahora imperan la tierra cuarteada y la incertidumbre.

Al fondo, las compuertas que cientos de veces fueron abiertas para liberar una presa desbordante, ahora intentan mantener el escaso 12% que le queda, cantidad que ya no es posible utilizar para consumo humano y por ello el Gobierno de Nuevo León determinó cerrar la llave de La Boca, lo que queda servirá para intentar preservar la flora y fauna de este punto que nació en 1963 en el municipio de Santiago. 

Hace 59 aí±os el proyecto nació como una solución para el suministro del vital lí­quido a la creciente ciudad de Monterrey, la que con el tiempo se convirtió en un área metropolitana conformada por 11 municipios y más de 5 millones de habitantes. Hidratar a la zona se convirtió en una labor titánica, apoyada por la distribución desde la presa Cerro Prieto, que hoy también luce más como un desierto que como un manto hí­drico. 

También durante décadas La Boca forjó un estilo de vida, una maquinaria económica, una estructura turí­stica que intenta sobrevivir.

Los restaurantes que alimentaban a cientos de paseantes cada fin de semana, lucen ahogados en la desesperación.

Emblemático y ahora irónico es el nombre de El Flotante, lugar que fungí­a como atractivo para acudir a comer al encontrarse a 150 metros de la orilla de la presa, al que solo era posible acceder en bote. Hoy, es posible caminar entre la tierra para acceder a él, incluso, fue recorrido otros 150 metros con tal de ubicarlo lo más cerca del agua posible.

“Han sido meses difí­ciles, cada dí­a veí­amos el agua más lejos, pero tení­amos que seguir trabajando”, comenta Javier Mendoza, jefe de meseros del restaurante. 
“En un buen fin de semana nos encontrábamos entre el 80 y 100% de demanda, pero ahora muy apenas alcanzamos un 20 o 30 por ciento. La gente ya no viene, ya no es atractivo”.

Quienes deciden acudir a la presa Rodrigo Gómez ahora lo hacen por atestiguar lo que aparece en las noticias y para tratar de entender los cortes en el suministro que implementó desde la semana pasada Agua y Drenaje de Monterrey.

El área metropolitana fue dividida en siete sectores, y en cada uno un dí­a a la semana se ve limitado el servicio de 5 a 9 de la maí±ana.

A raí­z de ello se registra la proliferación de venta de botes y tambos de plástico, tanto en comercio formal como en cruceros de la metrópolis. Incluso sobre la Carretera Nacional, de camino a La Boca, donde por tradición se pueden adquirir macetas, muebles, artí­culos para la pesca o deportes acuáticos, así­ como el pan de elote, los turcos y el aguamiel, aparecieron negocios de venta de tinacos.   

Una de las personas que decidió atestiguar de manera directa lo que ocurre en esta crisis hí­drica es Mónico Gómez. Su rostro denota la incredulidad ante la dimensión de la sequí­a en La Boca. 

“He venido toda mi vida y jamás la habí­a visto así­. Esto es culpa de nuestros excesos, de que no entendemos de que hay que cuidar el agua”, expresa con indignación.

Este momento, espera el hombre que recorre a paso lento el nuevo punto donde tuvieron que ser ubicados los embarcaderos de lanchas y catamaranes, debe servir de lección, como un llamado de atención para lo que puede ocurrir si se continúa con un uso desmedido del agua.

Total dependencia

Durante décadas, Nuevo León ha dependido de presas como La Boca, Cerro Prieto y El Cuchillo para las poblaciones más grandes, sumado a los diferentes rí­os, como el Ramos, Pilón, la Silla, San Juan, los que han dado un tono azul a un estado orgulloso de sus afluentes. Hoy, lucen vací­os, secos, explotados al máximo y ansiosos de lluvia, la que, según pronósticos, no llegará pronto.

Agua y Drenaje de Monterrey, para tratar de paliar la situación, trabaja en la perforación de decenas de pozos profundos, incluso en el Centro de Monterrey, justo donde nace el ojo de agua de Santa Lucí­a, así­ como en otro de vital importancia para San Pedro Garza Garcí­a, a unos pasos de la avenida Ignacio Morones Prieto y a metros del rí­o Santa Catarina. La totalidad de pozos estarí­a habilitada al 100% dentro de nueve meses.

Además, trabajan en 119 pozos someros, que logran captar agua con facilidad, pero de poca capacidad. De estos, solo 11 se encuentran operativos.

Ante el desolador panorama, aún existe la esperanza, esa que, de acuerdo con ílvaro Rodrí­guez, asesor ambiental y activista de la región, distingue a los santiaguenses. Un pueblo con fe, un pueblo que confí­a en que esta situación será revertida.

“En Santiago tenemos una cultura hí­drica muy importante, fundamental en el desarrollo de la comunidad y por ello estamos trabajando, con apoyo del Gobierno local, en programas de educación ambiental que fomenten en las nuevas generaciones una conciencia que impulse el cuidado de los recursos naturales”.

Comenta el especialista sobre los recursos y espacios que han hecho emblemático a este denominado Pueblo Mágico, pero de fondo un terreno lleno de arena que las fuertes ráfagas de viento se llevan. Lo que antes era una refrescante brisa en un ambiente lleno de humedad, ahora es una ventisca capaz de cuartear el rostro, dándole la misma fisonomí­a que ostenta el suelo.

Es ahí­, seí±ala, donde impera la fe de quienes habitan en Santiago, acostumbrados a ver siempre “el lado bueno de las cosas”, donde pese a los lúgubres pronósticos meteorológicos, los excesos en el consumo de agua a unos cuantos kilómetros de distancia, tanto en sectores industrial, agrí­cola y de consumo humano, mantienen la esperanza de ver correr el agua de nueva cuenta por sus afluentes.

Esa misma esperanza guarda Mónico Gómez: “ya vendrán las aguas de mayo y ojalá esto mejore, porque si no, no sé qué vaya a pasar”, reflexiona antes de seguir su recorrido entre piedras, botes abandonados y patos ansiosos de poder alimentarse, por la casi extinta presa La Boca.

Inicia desazolve

Autoridades del Gobierno de Nuevo León y del Ayuntamiento de Santiago, dieron ayer el banderazo a los trabajos de desazolve en la presa de la Boca, los cuales se proyecta duren al menos seis meses, con la participación también de algunos particulares.

El gobernador Samuel Garcí­a, seí±aló que ante la crisis por falta de agua, se da el momento óptimo para desazolvar para que, por cada camión de tierra que salga, se pueda captar una mayor cantidad del vital lí­quido.

Hasta 500 camiones

Se informó que habrá actividad en siete diferentes frentes, con maquinaria pesada donde cada participante pudiera sacar entre 400 y 500 camiones de 14 metros cúbicos de material de azolve, para poder almacenar más agua.

Reactivan búsqueda

Con la esperanza de encontrar a sus seres queridos, integrantes de colectivos de búsqueda de personas desaparecidas procedentes de diferentes partes del paí­s, realizaron ayer una jornada de búsqueda en la presa de La Boca.

Cerca de 150 personas se organizaron para implementar las pesquisas en Nuevo León, a donde llegaron el 26 de marzo e indicaron que permanecerán hasta el 9 de abril, como parte de la brigada de la Búsqueda Nacional en Vida.

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