
Indultó a âDon Jesúsâ, de la ganadería de Villa Carmela.
Por FRANCISCO VARGAS M.
Aguascalientes.- El joven novillero coahuilense Arturo Gilio, tuvo una triunfal encerrona primera en su carrera, misma que se llevó a cabo en Ciudad Lerdo, Durango; en la cual indultó al bravo âDon Jesúsâ, número 249, con 443 kilos, de la ganadería de Villa Carmela, para recibir los premios simbólicos de dos orejas y rabo, y cortar dos orejas más a un astado de la dehesa de su seí±or padre de mismo nombre; premios que le redituaron salir en hombros al final del festejo.
Ante un lleno en la Plaza âAlberto Balderasâ, se jugaron tres novillos de la dehesa de Villa Carmela (primero, noble con poca fuerza; tercero, con calidad; y cuarto, bravo y con enorme clase que mereció el indulto); y uno de la ganadería de Arturo Gilio (tercero, que no presentó complicaciones, resultando bueno).
El primero del festejo fue â2o Herederoâ, de Villa Carmela, lo recibió de hinojos con una larga cambiada de rodillas y verónicas ya incorporado cerrando con media. Cubrió el segundo tercio con alegría y efectividad; y con muleta realizado su brindis a los integrantes de la âPeí±a Valente Arellanoâ, en los medios inició con dos ajustados péndulos, continuando con una faena entendida y entrega a un astado noble pero que tuvo fuerza medida, cerrando con ajustadas manoletinas. De estocada en buen sitio concluyó para ser ovacionado.
El segundo fue â2 Generacionesâ, de la dehesa de su padre Arturo Gilio, al que bregó de buena manera, quitando de manera lucida por saltilleras. En tablas rodillas en tierra comenzó su artística faena, teniendo enfrente un novillo que tuvo gran transmisión, aprovechando en todo momento Gilio las francas embestidas, trazando tandas por el derecho de buena factura con pases largos y templados, otra por la izquierdo, abrochando con ayudados por alto, dejando en la suerte suprema una estocada hasta la empuí±adura para ser premiado con las dos orejas.
En tercer lugar, salió âLegadoâ de Villa Carmela, mismo que tuvo clase pero poca fuerza, a base de insistir y estar siempre a la distancia correcta le robó muletazos por demás meritorios, mismos que fueron del agrado del respetable siendo los mejores los que trazó en redondo. De media estocada pasaportó al burel para palmas.
El cuarto fue âDon Jesúsâ, número 249, con 443 kilos, al que con capa lo recibió con lances a la verónica jugando los brazos rematando con torería; quitando enseguida por vibrantes zapopinas. A petición del público, cubrió el segundo tercio dejando dos pares de cortas al quiebro. Con muleta desde un inicio puso toda la carne al asador, comenzando rodillas en tierra en el tercio, después un cambiado por la espalda y el de pecho. Viendo la enorme calidad en sus embestidas del burel cuajó una importante faena por ambos lados con series
en redondo, donde destacó en cada una de ellas el temple, la largueza y profundidad; sin faltar los adornos como el pase del desdén de rodillas. Tomó el acero para hacer la suerte, pero el respetable solicitó el indulto mismo que fue concedido por el juez de plaza José Luis Orozco, dando la vuelta al ruedo triunfal Arturo Gilio con las dos orejas y rabo simbólicos, acompaí±ado de los ganaderos de Villa Carmela.
Al final salió en hombros Arturo Gilio, entre un público contento por todo lo que vio en este interesante festejo.