
Aterriza en la salas mexicanas el tan esperado filme del cineasta tapatío.
Por: Grupo ZócaloÂ
Saltillo, Coah.-  Guillermo del Toro ha cautivado al mundo con una filmografía con un sello propio, una factura que se le ha procurado al realizador mexicano un séquito de fan alrededor del mundo. Ahora con un Oscar por Mejor Película en las manos y tras casi dos aí±os de producción, el tapatío  regresa para compartir su peculiar visión con El Callejón de las Almas Perdidas, que refresca el âfilm noirâ que cautivó a Hollywood a mitad del siglo 20.
La tan esperada cinta, estrenada en EU en diciembre pasado llega hoy a las salas mexianas, precedida de críticas mayormente halagadoras.
âEs un género cinematográfico visualmente espectacular. Está, por un lado, emparentado con el cine de horror por el expresionismo alemán pero, por otro lado, exige superficies lujosas y una ambientación delicadísima y detalladísimaâ, comentó el cineasta el mes pasado a Efe.
De hecho, el mismísimo Martin Scorsese elogió el filme y conminó al público a no perdérselo, luego de la tibia respuesta en suelo americano debido a la nueva ola de Covid-19 Â
âEvidentemente estas últimas navidades eran un momento complicado para estrenar cualquier película, pero también me pregunto si habrá una apreciación real de lo que ha logrado Guillermoâ, dijo a Los Angeles Times.
âTodos los personajes de esta película sienten dolor real, una desolación espiritual con raíz en la vida diaria. No es cuestión de âestiloâ o âapartado visualâ, que efectivamente son exquisitos. Es cuestión del compromiso de Guillermo hacia el material, hacia su visión de la vida junto al diseí±o de producción, vestuario, fotografía, y su increíble repartoâ, destacó Scorsese.
La cinta tiene un reparto estelar (encabezado por Bradley Cooper y Cate Blanchett) y el elenco lo completan Rooney Mara, Toni Collette, Willem Dafoe, Richard Jenkins, Tim Blake Nelson y Holt McCallany.
âTe puedes remontar a Los íngeles al Desnudo o Barrio Chino, pero no te puedes remontar a muchas más películas que tengan esta ambición de envergadura visual y narrativaâ, admitió Del Toro.
La cinta estrenada cuenta los vaivenes de Stanton Carlisle (Bradley Cooper), un ambicioso mentalista con gran talento para embaucar que viaja a Chicago dispuesto a vaciar los bolsillos de los más acaudalados.
El argumento adapta la novela homónima publicada en 1946 por William Lindsay Greshan, en la que su protagonista aprende en un circo de la periferia de la ciudad, repleto de personajes en los márgenes sociales, hasta que decide marchar a la capital, donde se rodea de un lujo que encierra otro tipo de brutalidad.
No hay bestias fantásticas ni elementos mágicos como en La Forma del Agua (2017) o El Laberinto del Fauno (2006). La tragedia de El Callejón de las Almas Perdidas es profundamente humana.
âHay empatías con películas anteriores mías. Me encanta la idea de contrastar la familia imperfecta del circo con la perfección del mundo urbano, que es aún más brutal. Porque la imperfección del circo es conmovedora, son gente que sabe que los otros son imperfectosâ, precisa Del Toro.
La trama da un giro cuando una âfemme fataleâ (Blanchett), que trabaja como sicóloga para clientes millonarios, ofrece al mentalista una alianza con la que ambos podrían ganar millones de dólares a costa de sus pacientes.
Desde ese momento una cadena de malas decisiones lleva al protagonista a destinos insospechados hasta que, en palabras del cineasta, âafronta la verdad de lo que es en los dos últimos minutos de la películaâ.
Lo cierto es que la novela ya se adaptó al cine en 1947 bajo la dirección de Edmund Goulding (âGrand Hotelâ), pero resultó en un fracaso comercial para la Fox y cayó en el olvido hasta que el tiempo la recuperó como clásico del género.
âNinguna de las dos cintas abarca la novela en total. Es un universo enorme. Se necesitarían seis horas y mediaâ, aclara el cineasta.
En lo que sí coinciden ambos filmes, como cualquier cinta del ânoirâ, es en presentar una sociedad violenta y corrupta, donde todos los personajes ocultan su pasado y están abocados al fracaso.
âAbarca la demagogia, la idea de que nos urge ser vistos, de que nos mientan y nos digan lo que queremos oír. Es una película profundamente actual en ese sentidoâ, concluye Del Toro, siempre dispuesto a analizar el comportamiento humano en los entornos más insospechados.