Varios jugadores responsabilizan de sus malos porcentajes de tiro al cambio de pelota, cuyo tacto es distinto y está provocando errores inesperados
Por: EFEEstados Unidos.- Por las manos de Drew Hanlen han pasado algunos de los mejores tiradores de la NBA. El tiro de Bradley Beal, Zach LaVine o Jayson Tatum ha sido moldeado por este entrenador personal que es uno de los más reputados de Estados Unidos. Por eso, su voz a la hora de hablar del lanzamiento a canasta y sus consecuencias tiene mucho peso y sirve para explicar un fenómeno que está golpeando a la liga en este inicio de temporada.
âSe ha hablado mucho del cambio de reglas que ha habido para limitar el número de tiros libres, pero no se ha dicho nada del impacto que el cambio de pelota ha tenido en el juegoâ, explicaba el técnico en un mensaje publicado en sus redes sociales hace días.
Varias de las grandes estrellas de la NBA han comenzado la temporada con números muy bajos. Más de lo esperado, al menos. Se trata, sobre todo, de tiradores que tienen en el triple una de sus armas favoritas. Así, Damian Lillard promedia un 24 por ciento desde el perímetro, cuando en los últimos aí±os superaba incluso el 40 por ciento, y Stephen Curry no supera el 38%, lejos del 42% del aí±o pasado o de su tope de 45% de 2016. Bastan sus ejemplos para evidenciar un problema palpable que ha llevado a los jugadores a encontrar un culpable común en la nueva pelota de la liga.
Ha sido Paul George el primero en hablar alto del nuevo balón de la marca Wilson que ha sustituido al fabricado por Spalding, que durante aí±os fue el elegido para disputar los partidos de la NBA. âNo es una excusa ni nada, pero la pelota es muy diferente. No tiene el mismo tacto que la de Spalding. Lo veréis este aí±o. Ya habéis visto un montón de âairballs'â, explicó el jugador de los Clippers.
Por las manos de Drew Hanlen han pasado algunos de los mejores tiradores de la NBA.
El tiro de Bradley Beal, Zach LaVine o Jayson Tatum ha sido moldeado por este entrenador personal que es uno de los más reputados de Estados Unidos. Por eso, su voz a la hora de hablar del lanzamiento a canasta y sus consecuencias tiene mucho peso y sirve para explicar un fenómeno que está golpeando a la liga en este inicio de temporada. âSe ha hablado mucho del cambio de reglas que ha habido para limitar el número de tiros libres, pero no se ha dicho nada del impacto que el cambio de pelota ha tenido en el juegoâ, explicaba el técnico en un mensaje publicado en sus redes sociales hace días.
Varias de las grandes estrellas de la NBA han comenzado la temporada con números muy bajos. Más de lo esperado, al menos. Se trata, sobre todo, de tiradores que tienen en el triple una de sus armas favoritas. Así, Damian Lillard promedia un 24 por ciento desde el perímetro, cuando en los últimos aí±os superaba incluso el 40 por ciento, y Stephen Curry no supera el 38%, lejos del 42% del aí±o pasado o de su tope de 45% de 2016. Bastan sus ejemplos para evidenciar un problema palpable que ha llevado a los jugadores a encontrar un culpable común en la nueva pelota de la liga.
Ha sido Paul George el primero en hablar alto del nuevo balón de la marca Wilson que ha sustituido al fabricado por Spalding, que durante aí±os fue el elegido para disputar los partidos de la NBA. âNo es una excusa ni nada, pero la pelota es muy diferente. No tiene el mismo tacto que la de Spalding. Lo veréis este aí±o. Ya habéis visto un montón de âairballsââ, explicó el jugador de los Clippers.
Los números confirman esas quejas. El porcentaje de tiros de campo no llega al 45 por ciento (el peor desde 2004) y el de triple está en un 34% (el más bajo desde 1999). A los jugadores no les gustan los cambios. Ya ocurrió en 2006, la última vez que el principal instrumento de este deporte sufrió un cambio en la NBA. Entonces, ya hubo quejas, pero se acabaron acostumbrando. Para limitar esas quejas, Wilson trabajó el último aí±o con algunas estrellas como Trae Young en busca de que la nueva pelota fuera lo más parecida posible a la de Spalding. No lo han conseguido, aunque la NBA no espera hacer nada al respecto.
Los jugadores, tras un primer momento de sorpresa, llevan semanas tratando de adaptarse al nuevo balón. Un proceso lento que ha golpeado los porcentajes de la liga. âNo es un problema del balón, el que falla los tiros soy yo. Es un problema de los tiradoresâ, explicaba CJ McCollum, alero de los Blazers y presidente del sindicato de jugadores. íl ha transmitido a sus compaí±eros la necesidad de adaptarse cuanto antes al balón, para conseguir que vuelva a querer la canasta tanto como lo hacía antes.
