
Debuta en San Siro con 17 aí±os y 62 días, dejando atrás el registro de íngel Zubieta en 1936 (17 aí±os y 284 días). Ferran Torres, susto, doblete y MVP
Por: AgenciasEspaí±a.- Al filo de las 23:00 horas, Luis Enrique se dirigía hacia uno de los fondos de San Siro, donde los aficionados espaí±oles celebraban una victoria con un dulce sabor a vendetta. Lo hacía con los puí±os apretados y en alto, tras alcanzar su primera final como seleccionador. Lo hacía, además, con la satisfacción de haberse salido con la suya. Su apuesta, con el estreno para la historia del joven Gavi, que jugó 84 minutos, le salió perfecta.
Eran las 20.51 cuando Pablo Martín Páez Gavira, Gavi, pulverizaba en San Siro un récord de precocidad de otro tiempo. Con 17 aí±os y 62 días, tras soplar las velas el 5 de agosto, el talentoso futbolista sevillano dejaba atrás la marca que íngel Zubieta, futbolista que haría historia defendiendo los colores de San Lorenzo de Almagro, en Argentina, tras escapar de la Guerra Civil. Zubieta tenía 17 aí±os y 284 días cuando vivió su estreno en Praga, frente a Checoslovaquia, aquel 24 de abril de 1936.
âHablamos de un caso nada normal y él está jugando como en el patio de su casa. Es un gusto ver a un jugador con esta calidad y personalidad. Los que le conocemos ya sabemos de qué pie cojea. No es el futuro de la selección, es el presenteâ, proclamaba entusiasmado Luis Enrique, a propósito del chaval, que formó de inicio en la medular junto a Busquets, su capitán en la selección y en el Barcelona, que casi le dobla en edad (33). También estaba Koke. Gavi ocupó el hueco que había dejado vacío por lesión su compaí±ero Pedri. No sólo no le pesó el escenario sino que volvió a lucir su desparpajo habitual. Permaneció 84 minutos sobre el césped.
LA DINAMITA DE FERRAN
No fue la única irrupción de la noche. Yéremi Pino, un chaval de 18 aí±os, se presentó en San Siro como si llevara toda la vida jugando en la selección. âSoy muy afortunado de estar en un país como el nuestro que tiene 40 o 50 jugadores que pueden entrar en la listaâ, reconocía el técnico asturiano. âLa clave ha sido la personalidad de salir a buscar el partido desde el principioâ, aí±adía desde la sala de prensa del Giuseppe Meazza.
Tras aguantar el tirón inicial de Italia, sus chicos fueron empujando hacia la meta rival hasta que Ferran Torres, como es costumbre en la segunda etapa del técnico, zanjó el duelo con goles. Su olfato sigue caminando sobre la senda de los récords. Marcó el primero con el pie, firmó el doblete con la cabeza, cuando el descanso llamaba a una Italia que ya jugaba en inferioridad por la doble amarilla a Bonucci.
Ferran es la dinamita de este combinado nacional. Suma 12 tantos en sus 21 partidos como internacional, seis de ellos en esta Liga de Naciones que le empezó a encumbrar en septiembre de 2020. Eso sí, nada habría sido posible sin las dos asistencias de Oyarzabal, que le entregó con su milimétrica y afilada zurda las llaves del partido.
Pero cuando se relamía pensando en el triplete, Jorginho se lo llevó por delante y su pie derecho acabó envuelto en una bolsa de hielo. âTengo el pie un poco dolorido, pero ya estoy pensando en la final del domingo, tranquilizaba a todos el MVP del partido. âGanar aquí ha sido algo especial, teníamos muchas ganasâ, celebraba.
EL FINAL DE UNA TREMENDA RACHA
La salida de Ferran Torres alumbró a Yeremi Pino, que se hartó de driblar en el área transalpina, ante el sufrimiento de una zaga que lideró en el segundo acto el viejo Chiellini. Otro debutante más, otro rostro nuevo que se suma a la causa. Se llevó la amarilla tras un roce con Locatelli, mientras Gavi, como si fuera uno de los veteranos, lo alejaba de la gresca. âSabemos que Gavi es un gran jugador. Ojalá siga trabajando para crecer y lograr cosas como estasâ, proseguía con los elogios Oyarzabal.
Fue una victoria que ya forma parte del relato de esta joven selección, que ya escribió un bonito relato en la reciente Eurocopa. Entonces, quedó tendida sobre el césped de Wembley, mientras Italia festejaba el infinito. Anoche pusieron fin a una racha de tres aí±os y 37 partidos de los italianos sin conocer la derrota. Y eso no es cualquier cosa.