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¿Cuál es la Guerra de Castas por la que AMLO pidió perdón?

120 años después el Presidente encabezó un acto conmemorativo denominado como “Petición de perdón por agravios al pueblo maya”

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120 aí±os después el Presidente encabezó un acto conmemorativo denominado como “Petición de perdón por agravios al pueblo maya”

Por: El Universal  Ciudad de México.- Esta tarde, el presidente Andrés Manuel López Obrador llevó a cabo la “Petición de perdón por agravios al pueblo Maya”, movimiento social que inició en 1847 y terminó en 1901, y que se dio cuando “decididos a proteger sus tierras y su forma de vida, en 1847 los mayas yucatecos se levantaron en armas contra la llamada población blanca del estado”, seí±aló Jesús Guzmán Urióstegui, de la Facultad de Filosofí­a y Letras de la UNAM. Para que ese levantamiento en armas sucediera hubo diferentes momentos; sin embargo, hubo uno especial: el discurso que Manuel Antonio Ay Tec dijo a su hijo el 25 de julio de 1847 como sus “últimas” palabras, en las que seí±aló que iba a morir por haberse “comprometido incautamente en una gran guerra que pronto deberá estallar contra los blancos, guerra cuyas consecuencias quién sabe hasta dónde llegarán, ni quién sabe hasta cuándo acabarán”. Esas palabras fueron documentadas por Carlos Vadillo Buenfil en su artí­culo “La Guerra de Castas en la rebelión de los Cruzoob, de Miguel íngel Suárez Caamal: De la veracidad histórica a la ficción novelesca”, publicado en la Revista Pení­nsula, en 2017. “El caudillo de Chichimilá, acusado de sublevación, es uno de los primeros mayas represaliados por los yucatecos, y su ejecución desencadenarí­a la rebelión indí­gena conocida por la historiografí­a como Guerra Social Maya o Guerra de Castas. El meollo de este conflicto armado fue, como el de otras contiendas, una guerra de clases entre dominadores y dominados en la que era necesario escarmentar y reprimir a los indios insolentes que se habí­an atrevido a levantar la voz y el puí±o contra la civilización y el progreso, contra la paz social, la seguridad de la propiedad y el orden institucional establecido, vigilado y sancionado por los blancos yucatecos. Dicho de otro modo: por la clase poseedora, representada por latifundistas, industriales y comerciantes”, seí±aló Vadillo Buenfil. Para la investigadora Marí­a del Carmen Valverde Valdés, “esta sublevación” tuvo caracterí­sticas particulares, pues no sólo ha sido el que se ha prolongado por más tiempo sino también, “fue el que logró mantener una amenaza real al orden establecido, e incluso por momentos estuvo cerca de la victoria”. “En primera instancia, mientras que otros alzamientos fueron sofocados relativamente con rapidez o incluso en unos cuantos dí­as, éste duró más de medio siglo, periodo en que los mayas que habitaban la parte oriental de Yucatán resistieron todos los intentos de pacificación; además, sus bases siguen vivas hoy en dí­a. Este hecho lo convierte en uno de los acontecimientos históricos más complejos de su género. Aunado a sus implicaciones polí­ticas, económicas y sociales, a lo largo de los aí±os los elementos religiosos del levantamiento, centrados fundamentalmente en torno al culto de la ‘Cruz Parlante’, se organizaron en una nueva iglesia maya, con su culto y su ritual propios, y a la fecha no se puede separar la importancia religiosa de este culto, de su aspecto combativo y de resistencia”, indicó Valverde Valdés en el artí­culo “La Guerra de Castas. Pení­nsula de Yucatán (1847-1901)”, publicado en la revista Arqueologí­a Mexicana. Sin embargo, Valverde Valdés seí±aló la denominación de “Guerra de Castas” “presenta problemas, ya que reduce el conflicto al enfrentamiento entre dos grupos raciales antagónicos, ‘los indios’ y ‘los blancos’, cuando la realidad, evidentemente mucho más compleja, rebasa con creces esta visión simplista. A lo largo de los aí±os los mayas sublevados, autodenominados macehuales, y conocidos por algunos como cruzoob (por ser ‘los que combaten por la cruz’), no formaron un bloque homogéneo. El movimiento se fraccionó, se reestructuró y se recompuso varias veces, con distintos lí­deres a la cabeza, quienes en ocasiones dieron golpes de Estado para después ser asesinados por los ‘blancos’ o por los cabecillas rebeldes siguientes”. Ahora, 120 aí±os después, luego de ofrecer su conferencia matutina desde Chetumal, Quintana Roo, el Presidente encabezó un acto conmemorativo denominado como “Petición de perdón por agravios al pueblo maya”
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