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Censura a los narcocorridos dispara su comercialización: estudio

El estudio “Censura estatal y controversia en torno al género narcocorrido en México” indica que la prohibición sólo fomentó la popularización del género

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El estudio “Censura estatal y controversia en torno al género narcocorrido en México” indica que la prohibición sólo fomentó la popularización del género

Por: Agencias

Ciudad de México.- Los intentos de censura contra los narcocorridos en México han tenido un efecto contraproducente: en lugar de reducir la producción y difusión de piezas musicales de este género, los han vuelto más atractivos y su comercialización se ha disparado, advierten especialistas.

El estudio “Censura estatal y controversia en torno al género narcocorrido en México” establece que “desde un punto de vista polí­tico, la censura es una medida legí­tima para evitar la circulación de material que se considera daí±ino, objetable o inconveniente. Pero contrariamente al objetivo de su prohibición, la comerciabilidad del narcocorrido sólo aumentó. Por ejemplo, las multas y las cancelaciones de conciertos contribuyeron a la imagen de El Komander como un hombre rebelde y lo convirtieron en un héroe a los ojos de sus principales fanáticos”.

El documento recuerda que este género ha sido regulado por ley en varias entidades de la República Mexicana, debido a que la mayor parte de los narcocorridos glorifican y defienden el estilo de vida y acciones de los narcotraficantes, así­ como de otros actores involucrados en este negocio ilegal, al igual que la violencia relacionada con las drogas, conflictos y disputas territoriales entre los cárteles.

No obstante, advierte que “dado que la interpretación musical es una forma de arte intangible, a menudo escapa al alcance de los censores que intentan reprimirla. De hecho, los esfuerzos legales para restringir la representación y difusión de narcocorridos tuvieron consecuencias paradójicas, ya que en general fomentaron la popularización del género. Además, las polí­ticas de censura mexicanas resultaron ineficaces como medida preventiva para frenar la producción y el tráfico de drogas, o para disminuir la violencia relacionada con las drogas y la ansiedad e inseguridad social. Por tanto, la censura de la música popular no puede ser la respuesta a los enormes problemas sociopolí­ticos de México”.

El análisis, publicado hace unos dí­as por la Asociación Internacional para el Estudio de la Música Popular (IASPM, por sus siglas en inglés), fue realizado por César Jesús Burgos, profesor de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS); David Moreno Candil, académico de la Universidad Autónoma de Occidente (UAdeO), y por Helena Simonett, investigadora de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Artes de Lucerna, quienes se basaron en un trabajo etnográfico realizado en Sinaloa y California.

"Una de las tácticas más exitosas de los artistas para socavar la censura estatal ha sido reconceptualizar continuamente su significado, es decir, utilizarlo para mejorar y posicionar sus productos”, establece el documento.

Cita como ejemplo un álbum lanzado en 1989 por Los Tigres del Norte, en cuya portada los músicos aparecen fotografiados como delincuentes y en la cual se puede leer lo que aparenta ser el titular de un diario con la frase: “Los famosos corridos de Los Tigres del Norte fueron prohibidos porque…”.

Por si fuera poco, la obra se llama Corridos prohibidos, lo que convierte a este producto en una deseable "fruta prohibida", destacan los especialistas en el estudio.

Más tarde siguieron los ‘corridos pesados’ ​​y los ‘corridos perrones’, y finalmente los ‘corridos alterados’ o ‘enfermos’. Todos ellos subvierten el estigma que se les atribuí­a oficialmente al confirmar la ´nocividad’ de esta música. De esta manera, el término censura asume diferentes significados a través de los cuales las personas desestabilizan el discurso polí­tico, permitiendo la apertura de espacios para discursos alternativos. En lugar de impugnar los argumentos que se utilizan en su contra, los censurados emplean los mismos argumentos para resistir, contrarrestar y adquirir fuerza y ​​visibilidad”, afirman Moreno, Burgos y Simonett.

Aunado a ello, actualmente la piraterí­a, internet y, sobre todo, las redes sociales, se han convertido en espacios predilectos para la distribución de productos culturales censurados, como los narcocorridos.

De acuerdo con los autores de este estudio disponible en ResearchGate, plataformas como iTunes, Facebook, Instagram, Twitter, YouTube y Spotify facilitan la producción, difusión, accesibilidad e interacción entre los artistas de este género y su audiencia.

El origen de la censura

De acuerdo con la publicación, debido a que la música popular llega a una audiencia muy grande, se convirtió en objeto de censura estatal desde 1980, cuando las autoridades justificaron sus medidas a causa del aumento en el cultivo y tráfico de drogas, junto con las altas tasas de violencia.

Siendo Sinaloa el centro histórico de producción y comercio ilegal de narcóticos, dicho género fue censurado por primera vez ahí­ en 1987.

Más tarde, entre 2001 y 2003, distintos gobiernos estatales, principalmente del norte del paí­s, firmaron acuerdos para desterrar al narcocorrido, involucrando en esta acción a directores de estaciones de radio y de televisión.

Así­, se llegó al grado de prohibir que ciertos artistas hicieran presentaciones públicas, como en el caso de los propios Tigres del Norte, Los Tucanes de Tijuana, El Komander, Gerardo Ortiz, Calibre 50, Colmillo Norteí±o y Los Buitres de Culiacán.

Cabe destacar que este género ha gozado de una gran aceptación más allá de México, entre las personas de ascendencia mexicana o latina en los Estados Unidos, así­ como de cierta población colombiana. De corridos a narcocorridos

A principios del siglo XX, los corridos eran considerados “el libro de historia” de los analfabetos, al proporcionar un contrapunto folclórico a la historia oficial mexicana. Las baladas eran sobre héroes populares como Heraclio Bernal, “El Rayo de Sinaloa”, quien desconoció el gobierno de Porfirio Dí­az y trató de reivindicar la constitución de 1857.

La investigación “Censura estatal y controversia en torno al género narcocorrido en México”, recuerda que los primeros corridos también hablaban de lí­deres revolucionarios como el general Pancho Villa o hasta de personajes que hoy son venerados como el popular santo de los narcos: Jesús Juárez, mejor conocido como “Malverde”.

Para los autores del estudio, la creciente popularidad del narcocorrido en los últimos aí±os sugiere que la industria musical ha logrado producir música que habla a una audiencia que hasta ahora no estaba estratificada por razón social, regional, nacional o de género.

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