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Un médico y su amante enfermera mataban para sentirse “ángeles de la muerte”

Su marido, Massimo Guerra, fue encontrado muerto "en un sofá del salón de la casa". Era una persona con salud, sin patologías.

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Su marido, Massimo Guerra, fue encontrado muerto "en un sofá del salón de la casa". Era una persona con salud, sin patologí­as.

Por: Agencias

Italia.- La realidad supera a la ficción: Un médico y una enfermera, que eran amantes, cuya vocación tendrí­a que haber sido la de salvar a personas, se dedicaban a matar enfermos, incluidos familiares. Leonardo Cazzaniga, 60 aí±os, médico anestesista, y la enfermera Laura Taroni, 40 aí±os, han sido detenidos con la acusación de homicidio voluntario. La investigación policial subraya que al menos se sospecha de cinco casos de muerte a los que se suministraron fármacos letales en el hospital de Saronno, en la provincia de Varese, en la región de Lombardí­a, al norte de Italia. Entre las ví­ctimas, la mayorí­a personas ancianas y enfermas, está también el marido de la enfermera, Massimo Guerra, muerto a los 46 aí±os, y su propia madre, que se oponí­a a la relación con el médico anestesista. Los investigadores sospechan que a la madre le podrí­a haber suministrado fármacos usados como veneno. MENTES HOMICIDAS La operación policial, denominada "íngeles y demonios", ha elaborado un informe de 61 páginas donde se transcriben diálogos horrendos de la diabólica pareja. "Si quieres mato también a mis nií±os. Por ti lo harí­a", le dice la enfermera al doctor amante, quien le responde: "No, los nií±os no". Laura Taroni tiene dos hijos, el mayor de 11 aí±os, a los que llama "el ángel azul" y "el ángel rojo". Soí±aba con llevar a cabo una masacre en la familia y comentaba: Geniales nuestras mentes homicidas. "Genial" define ella misma el haber incinerado los cadáveres de su marido y su madre: "De la incineración no pueden comprender nada". Su marido, Massimo Guerra, fue encontrado muerto "en un sofá del salón de la casa". Era una persona con salud, sin patologí­as. Se fue al otro mundo convencido por su mujer de que tení­a diabetes y problemas cardí­acos, enfermedades inventadas por la enfermera, con la complicidad del amate Cazzaniga que firmaba falsos análisis de sangre. Varias veces fue hospitalizado y los médicos nunca encontraron la causa de su malestar que le entorpecí­a las piernas y le hací­a dormirse al volante de su automóvil. Lo mataron con dosis de insulina que la mujer iba aumentando, una cura que se inició con antidepresivos para obtener la caí­da de la libido. Se sospecha que Laura Taroni pudo matar también al suegro y un tí­o del marido. "De vez en cuando tengo ganas de matar a alguien", dice la enfermera en las conversaciones con el doctor Cazzaniga interceptadas por la policí­a. A su hijo llega a decirle: "Tú te pareces a tu padre y te mataré". SE SENTíA COMO DIOS El doctor Leonardo Cazzaniga decí­a que se sentí­a como "dios" y así­ se hací­a llamar , o "el ángel de la muerte". Un enfermero, Paolo C, ha contado que lo repetí­a a menudo, incluso delante de los enfermos, llegando a decir: "Con este paciente despliego mis alas de ángel de la muerte". Cazzaniga se sentí­a orgulloso de su protocolo y los enfermeros sabí­an que daba fármacos a pacientes con pocas expectativas de vida para que murieran: "A este paciente aplicamos el protocolo, así­ hago el ángel de la muerte", decí­a. En realidad, en el pequeí±o hospital de Saronno el personal médico sabí­a, incluso hay quien lo defiende: "Siempre estaba disponible para quien sufrí­a". En la investigación, que ha durado más de dos aí±os, se implica a otras catorce personas, entre ellas el director sanitario del hospital de Saronno y el director del Servicio de Urgencias. A todos ellos se les acusa por la hipótesis de omisión de denuncia.

Con información de ABC.ES 

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