
A pesar de la pandemia, no ha descuidado su preparación.
Por FRANCISCO VARGAS M.
Aguascalientes.- Han transcurrido 120 días que se cerraron las puertas de las plazas de toros en el mundo entero, como acertada medida sanitaria por la pandemia del coronavirus que prácticamente paralizó todos los eventos públicos y actividad.
En lo que toca al mundo taurino, los primeros días y semanas, fueron de mucha incertidumbre para los toreros, que fieles a su vocación siguieron preparándose en sus respectivos hogares y otros en la soledad del campo realizando acondicionamiento físico y toreo de salón.
Pasaron los días que se convirtieron en meses, en la que la desesperación por sentir la embestida de un toro se volvió casi insoportable para muchos de ellos; tal es el caso del joven novillero lagunero Arturo Gilio, quien con una enorme afición que no le cabe en el cuerpo, empezó a ponerse en contacto con ganaderos para que de una manera responsable y acatando todas las medidas sanitarias; lo pudieran invitar a tentar en sus fincas.
La respuesta no se hizo esperar y como hay toros puestos en el campo que no se pudieron lidiar en las plazas este aí±o, empezó a recibir varias invitaciones.
Muchos kilómetros tuvo que recorrer para continuar preparándose y estar a punto para cuando vuelvan a abrir las plazas de toros; ganaderías como La Punta, Pablo Moreno, La Concepción, San Constantino, Arturo Gilio, La Concha; le han abierto las puertas en donde ha tenido en varias ocasiones, la oportunidad de pasaportar toros a puerta cerrada, unificando criterios en que Arturo Gilio es uno de los jóvenes toreros que se tienen cifradas grandes ilusiones en nuestro país y en un futuro sea figura del toreo,
Mientras tanto, Gilio no pierde la oportunidad de poner a prueba todas sus facultades, así como su valor y técnica, estructurando y realizando faenas completas, llenas de entrega, clase y arte, como si estuviera en una plaza de toros llena hasta las banderas; como se espera y así lo deseamos, las pondrá en todo el orbe taurino, si continúa con esa gran vocación que demuestra siempre que se calza el terno de luces; y seguir confirmando en cada una de sus faenas que: âLa grandeza del toreo es la bella creación del arte, en donde se pone en juego la existencia de la vida sobre la muerteâ.